Instituto San Ángel Inn

Desde algunos pasillos del Instituto San Ángel Inn se puede apreciar una excelente vista de la Ciudad de México, lo cual siempre es agradable.



Es pequeña, lo que ayuda a que el ambiente en el que se desenvuelven los niños sea más íntimo y permite que se transmitan de manera más afectiva algunos de los valores que se fomentan en las clases, como el trabajo colaborativo.



A pesar de su tamaño, el Instituto San Ángel Inn tiene canchas, un auditorio en donde se presentan obras de teatro –en las que participan todos los alumnos– y una biblioteca amplia y confortable.



Durante el año se organizan diferentes actividades para toda la comunidad, como el pijama day, o una convivencia a la que los niños invitan a su papá a participar en competencias recreativas.



Un aspecto en el que ponen mucha atención es la seguridad, ya que el ingreso de los niños se realiza en un área en el interior de la escuela y se cuenta con diferentes filtros de acceso, además de que fue una de las primeras instituciones educativas de la ciudad que tuvo su propia alerta sísmica.



Los niños del Instituto San Ángel Inn sólo llevan uniforme para deportes y lucen contentos, además de que, gracias a que las aulas están lejos del ruido de la calle, pueden estar más relajados y concentrados.

Trabajo en equipo en el Instituto San Ángel Inn

«Nuestro modelo educativo marca que los alumnos del Instituto San Ángel Inn vivan los temas, los comprendan y que los temas se repitan las veces que sean necesarias para que los niños los aprendan; no se trata de cumplir con un programa a la fuerza. Además, les enseñamos a trabajar colaborativamente», explicó Mayra Castro, directora técnica.



«Tenemos un programa de reciclaje para el cual los niños traen periódicamente materiales como PET sin aplastar y con tapa, y éste se entrega a una organización que se encarga de reciclarlo».



En cuanto a las obras de teatro en la que actúan los niños, dijo que primero se presentan ante los padres de familia y luego ya frente a sus propios compañeros, que es el público más exigente y que los pone más nerviosos.



«También tenemos un concurso de poesía en español y en inglés, lo cual ayuda a reforzar la parte de memorización de nuestros niños», agregó.



Miranda, una de las alumnas, señaló: «De mi escuela me gusta que mis maestros son divertidos».




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