Chilango analizó los delitos en las colonias cercanas de todos los centros de educación media superior gratuita y ubicó las preparatorias más peligrosas de la CDMX

Ser estudiante en la Ciudad de México es todo un desafío. No solo basta con sacar buenas calificaciones para aspirar a alcanzar un lugar en las universidades públicas, sino que también hay que esquivar toda clase de peligros al llegar y salir de los centros educativos.

Casos como los de Aideé Mendoza (18 años), Jenifer Sánchez (16) y Miranda Mendoza (18), asesinadas dentro de colegios o en el trayecto de su casa a la escuela o de regreso, encendieron la alerta en los planteles de educación media superior gratuita.

Chilango analizó los crímenes cometidos en las inmediaciones de todos los planteles de bachillerato públicos de la ciudad, es decir, de CCH, preparatorias de la UNAM, CECyT, Bachilleres, Conalep e IEMS, para identificar las preparatorias más peligrosas de la CDMX.

Para determinar cuáles son las preparatorias más peligrosas de la CDMX, se analizaron los datos de las carpetas de investigación de la Procuraduría General de Justicia local, de acuerdo con la plataforma de Datos Abiertos de la Agencia Digital de Innovación Pública, sobre los delitos de alto y bajo impacto que más afectan a los jóvenes, como: robo de vehículo, a transeúnte con violencia, de celular con y sin violencia, en negocios y en los diversos transportes (Metro, Metrobús, Trolebús, microbús y taxi), así como narcomenudeo en posesión simple y con fines de venta.

También se analizaron delitos como: homicidios dolosos, secuestro exprés, violación, abuso sexual, heridas por disparo y arma blanca, portación de arma, robo de objetos y hurto de material de escuelas, que se cometieron en un radio de cuatro kilómetros alrededor de los planteles, es decir, se analizaron las rutas que utilizan los estudiantes para llegar y salir de los planteles.

Las 5 preparatorias más peligrosas de la CDMX

Eran las 20:00 horas cuando dos tipos amagaron a Daniel N. sobre la avenida Morelos, casi esquina con Balderas, en la colonia Centro. El joven venía saliendo de la Vocacional 5, del Instituto Politécnico Nacional. “Sigue caminando, güey, no vayas a hacer una pendejada”, le dijo sonriendo uno de sus agresores, mientras lo abrazó del cuello, como si se conocieran.

Daniel se dirigía a una pizzería ubicada frente a la estación Juárez, de la Línea 3 del Metro, a solo dos cuadras de la escuela, donde lo esperaban sus amigos para cenar, pero en el camino fue víctima de la delincuencia que se vive en la colonia Centro, la más insegura de la ciudad y sede de una de las preparatorias más peligrosas de la CDMX: el Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECyT) No. 5, ubicado en Emilio Dondé 1.

Los asaltantes siguieron al joven desde que salió del plantel y comenzó a caminar por la calle Enrico Martínez. Ambos traían mochila, por lo que Daniel pensó que eran estudiantes y no les prestó mayor importancia, pues a esa hora muchos prefieren caminar por esa vía para llegar al Metro. Aquella noche había salido más tarde que sus amigos debido a un examen, y fue él mismo quien les pidió que se adelantaran.

Aunque apretó el paso para llegar lo más pronto posible a la pizzería, uno de los asaltantes lo alcanzó al llegar a la avenida Morelos y lo abrazó con fuerza del cuello para luego intimidarlo. La gente que pasaba por un lado ni siquiera los volteó a ver. Era como si Daniel estuviera completamente solo. “Sentía como si fuera un sueño. Tenía ganas de gritar, pero no me salían las palabras. Apenas respondía con monosílabos”, recuerda a casi cuatro meses de aquella experiencia que vivió el pasado 20 de febrero.

“Cámara, mijo, sácate todo, en chinga, en chinga”, le ordenó uno de los asaltantes. Al sacar el celular de la bolsa izquierda del pantalón, les dijo “ya es todo”, pero los delincuentes respondieron: “No mames, ahí se te ve la cartera”. Uno de los agresores –enojado– se levantó la sudadera, como si fuera a sacar un arma y gritó: “¿Quieres que te perfore o qué, mijo?”.

Daniel se había negado a dar su cartera porque ahí llevaba todas sus credenciales y el dinero con el que pagaría su parte de las pizzas; sin embargo, por tal acción recibió una cachetada y un golpe en la nuca con un objeto metálico que no alcanzó a distinguir. “Era como un desarmador, pero grueso y muy pesado. Solo sentí cómo escurría mi sangre por el cuello”, recuerda.

“Síguete directito para el Metro y no vayas a platicar con nadie porque nos vamos a dar cuenta. Somos de por aquí cerca, ¡eh! No quieras jugarle al vivo. Ya sabemos que estudias aquí”, le advirtieron para luego escapar hacia la calle Victoria. Fueron los peores cinco minutos en la vida de Daniel, quien no presentó una denuncia por miedo a sufrir represalias. Desde entonces nadie de sus amigos se va solo al Metro.

El CECyT 5 es una de las preparatorias más peligrosas de la CDMX, ya que durante 2018 y hasta abril de 2019 se cometieron 7,592 de los delitos analizados por Chilango en las colonias Centro, Tabacalera, Juárez y Doctores, que rodean a ese plantel educativo.

El delito que más se comete es el robo de celular con y sin violencia, con 2,581 casos, de ellos mil 576 fueron cometidos en el Centro. Sin embargo, también destacan los 597 asaltos a usuarios del Sistema de Transporte Colectivo Metro cometidos en ese lapso en estaciones como Juárez, Balderas, Bellas Artes, San Juan de Letrán, Revolución, Hidalgo, Salto del Agua, Niños Héroes, Cuauhtémoc e Insurgentes.

Además, se abrieron 194 reportes por abuso sexual y 45 por violaciones.

El Oriente, la zona más insegura

Osvaldo se dirigía hacia su casa con varios amigos, cuando de pronto dos jóvenes de aproximadamente 15 años que iban en una motoneta les bloquearon el paso, les apuntaron con una pistola y los despojaron de sus mochilas. Todo ocurrió en menos de 10 segundos, sobre la calle Sur 26, a unos metros del Periférico. Los jóvenes acababan de cruzar el puente peatonal que conecta al CCH Oriente (ubicado en Avenida Canal de San Juan, colonia Tepalcates, en Iztapalapa) con la segunda colonia más peligrosa de la Ciudad de México: la Agrícola Oriental, en Iztacalco.

El asalto sucedió el 1 de febrero pasado, luego de haber salido de clases, a las 19:30 horas. Minutos antes de caminar por las calles de la Agrícola Oriental, los estudiantes pasaron a la tienda que se ubica frente a la escuela, donde vieron a cuatro jóvenes en motoneta que estaban platicando.

Uno de ellos miró de forma lasciva a una de las amigas de Osvaldo y le gritó entre risas “nalgona”. El ambiente se tornó tenso. Osvaldo y sus amigos, enfurecidos, consideraron hacerles frente, pero decidieron ignorarlos para evitarse problemas. Al salir de la tienda ya no estaban los jóvenes ni las motonetas.

“Éramos cuatro hombres, todos sabemos pelear, nos sentíamos seguros y no estábamos tan lejos de la escuela”, recuerda Osvaldo en entrevista con Chilango.

Mientras caminaban por Sur 26, ya del lado de Iztacalco, Osvaldo y sus amigos escucharon a lo lejos el motor de una motoneta y bromearon que eran los tipos que habían visto: “ya vienen por ti”, le dijo uno de ellos a la chica.

La noche delataba el deficiente alumbrado público. Segundos después, dos de los sujetos que minutos antes estaban afuera de la tienda, los interceptaron. Uno descendió de la moto y cortó cartucho: “Órale hijos de su puta madre, métanme en sus mochilas lo que traigan en las bolsas y pásenmelas”, gritó. A pesar de traer un tapabocas puesto, las víctimas del asalto pudieron distinguir la voz, era el mismo tipo que le gritó a la amiga de Osvaldo.

En cuanto los delincuentes se dieron a la fuga, los estudiantes regresaron lo más pronto posible al CCH Oriente para informar sobre lo sucedido al policía que se encontraba en el cruce peatonal. El agente dio parte a las autoridades y a los pocos minutos llegó una patrulla a tomar nota; sin embargo, no quisieron ir a levantar la denuncia por miedo. Osvaldo tuvo que cambiar de medio de transporte y no caminar. Pese a que vive a 15 minutos de la escuela, ahora prefiere tomar taxi.

Luego del asesinato de Aideé Mendoza en el CCH Oriente, donde recibió un balazo mientras tomaba clase el pasado 29 de abril, las autoridades del Colegio de Ciencias y Humanidades publicaron en la gaceta escolar un manual de acciones de seguridad que se aplicará en los cinco Colegios. El documento integra un protocolo de violencia al interior del plantel y explica que si un estudiante es agredido deberá ser acompañado al Ministerio Público para abrir una carpeta de investigación y la escuela deberá dar seguimiento e informar a la Comisión Local de Seguridad (CLS).

Sin embargo, el manual carece de protocolo de acción sobre violencia al exterior e inmediaciones del plantel. En el asalto que sufrieron Osvaldo y sus amigos no se informó a la escuela.

Además, el manual de seguridad del CCH Oriente cuenta con un mapa con los senderos más utilizados por los alumnos, siendo el más riesgoso pero más utilizado el que va desde Tezontle hasta la calzada General Ignacio Zaragoza, pasando por Sur 26 –donde asaltaron a Osvaldo– y llegando a la estación del Metro Canal de San Juan.

Los otros dos senderos más usados por los alumnos es el de Avenida Universidad y avenida Telecomunicaciones hasta Calzada General Ignacio Zaragoza, y el que va de Avenida Universidad hasta Rojo Gómez, sobre Sur 24.

De acuerdo con el CCH, se acordó con las autoridades correspondientes el fortalecimiento de la presencia de elementos de Seguridad Pública en el entorno de las escuelas, especialmente en los horarios de entrada y salida; así como operativos de vigilancia en zonas de riesgo, y el reforzamiento de la seguridad en el trayecto del plantel a los accesos a los diversos medios de transporte.

Durante 2018 y hasta abril de 2019, en la periferia del CCH Oriente ocurrieron 2,552 de los delitos analizados por Chilango en las colonias Tepalcates, Reforma Educativa, Ejército Constitucionalista, Chinampac de Juárez y Leyes de Reforma 3ra sección, en Iztapalapa, así como en la Agrícola Oriental, en Iztacalco. En esta última se llevaron a cabo mil 48 de estos actos delictivos, entre los que destaca: robo de vehículo con 252 carpetas de investigación abiertas; robo de celular y objetos, con 229 y 102 investigaciones, respectivamente; asalto a transeúnte con violencia, con 113 casos, y robo a negocio con 116.

Debido a los altos niveles delictivos de la zona, en el tercer lugar de las preparatorias más peligrosas de la CDMX se encuentran el Conalep Iztacalco I, ubicado en Calzada Ignacio Zaragoza 1060, de la colonia Agrícola Pantitlán, así como el Instituto de Educación Media Superior del Distrito Federal (IEMS) “Felipe Carrillo Puerto”, localizado en la calle Oriente 237, número 39, en la colonia Agrícola Oriental.

Ambos planteles están a cinco cuadras de distancia, separados solamente por la calzada Ignacio Zaragoza y, en medio, la estación Agrícola Oriental del Metro, por lo que empatan en resultados.

“¿Se siente de hule o qué, padre?”, escuchó Alberto cuando pasaba por afuera de las unidades departamentales en la calle Oriente 237, entre Sur 4 e Ignacio Zaragoza, en la colonia Agrícola Oriental, a unos metros de su escuela, el IEMS Iztacalco. “A ver, vente para acá”, le ordenó la misma voz. Se trataba de un joven de aproximadamente 18 años y un 1.60 de estatura, quien arrinconó al joven entre dos automóviles estacionados. “¿Qué te me quedas viendo, puto? Agache la cabeza y saque todo de la mochila, pero a la de ya”.

La mochila de Alberto era nueva, igual que su chamarra, que le había costado 900 pesos y que tuvo que dárselas a aquel joven asaltante, quien de inmediato se las puso. En ellas, el estudiante llevaba su celular, cartera, una tablet, libretas y plumas nuevas. También lo despojaron del reloj y una pulsera de plata.

“Ya ábrete, carnal. Sin voltear porque te pego un tiro. Síguete como ibas”, le dijo el asaltante, señalando en dirección hacia la calle Sur 4. Tan pronto como fue posible, el delincuente se metió a las unidades departamentales. Alberto, de inmediato, corrió a pedir ayuda a los comerciantes de un puesto de comida en la esquina, quienes le ofrecieron llamar desde su teléfono a sus familiares o a la policía. “Si ya sabes cómo está el pedo, para qué te arriesgas pasando por ahí solo”, le dijo uno de los clientes.

El asalto ocurrió el pasado 29 de marzo, a las 10:00 de la mañana. Varios estudiantes de la misma escuela confesaron que –sobre todo– los viernes son los días en que más se sienten inseguros, pues es cuando más gente sale de dichas unidades, donde la policía no entra.

“Solo entras si alguien te invita, si conoces a alguien. Muchos de ahí se dedican a robar autos, y ahí mismo los guardan”, comentó Alejandra Ramírez, estudiante del IEMS, quien dice tener un amigo que vive ahí.

“Les llaman Unidades de la Coca, porque enfrente hay una fábrica de Coca-Cola. Desde hace años es bien sabido que la gente que vive ahí se dedica a robar. Hasta las autoridades lo saben, pero no hacen nada. Hemos pedido seguridad pero solo nos mandan una patrulla de vez en cuando”, expresó Alberto, quien se negó a denunciar por miedo a que lo vuelvan a asaltar. “Siempre están ahí afuera varios tipos, y me gritan mi nombre para intimidarme cuando paso, por eso siempre me voy por la otra banqueta, o por Zaragoza, aunque me aleje de mi casa”.

En las colonias Agrícola Oriental y Agrícola Pantitlán, que rodean a esos dos planteles, se abrieron 2,191 carpetas de investigación por los delitos analizados por Chilango, entre los que destacan 595 hurtos de celular, 175 indagaciones por robo a pasajeros del Metro, 216 asaltos a transeúnte con violencia, 185 robos de objetos, 61 abusos sexuales y 40 carpetas por narcomenudeo en posesión simple.

Los estudiantes del IEMS y del Conalep Iztacalco llegan a sus escuelas por Metro Agrícola Oriental o Canal de San Juan, en camión, combi, en taxi o caminando; sin embargo, consideran que cualquier ruta es insegura.

Después de clases, Joel Sánchez se encontraba platicando en el automóvil de uno de sus amigos con otros compañeros, a escasos 20 metros de la entrada del Conalep Iztacalco I, mientras esperaban a una amiga para irse juntos, cuando de pronto se aproximaron dos tipos robustos con armas de fuego en la mano para quitarles el vehículo.

Su primera reacción fue resistirse y ofrecer sus cosas para evitar que se llevaran el auto, pero fue inútil. “Bájense del carro, hijos de su puta madre, o aquí van a quedar”, advirtió uno de los asaltantes con la mano izquierda intentando abrir la puerta del conductor, mientras la otra la mantenía ocupada apuntándoles con su escuadra.

Se encontraban estacionados sobre la Calle 3, casi esquina con Ignacio Zaragoza. No eran ni las 6 de la tarde, todavía la luz del sol alumbraba las calles, pero para la mala suerte de Joel y sus amigos, no había muchos testigos, situación que aprovecharon los delincuentes para despojarlos fácilmente del vehículo en menos de un minuto. “A quien hable, vamos a venir a partirle su pinche madre”, sentenciaron los hombres de entre 40 y 50 años, quienes vestían chamarras y gorras negras.

Desde enero de 2018 hasta abril de este año, en las “Agrícolas” se han abierto 359 carpetas de investigación por robo de vehículo con y sin violencia; no obstante, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE), del INEGI, publicada en septiembre de 2018, en 93.2% de los delitos cometidos en el país no se inició averiguación previa o bien, ni siquiera fueron denunciados, como el caso del amigo de Joel, que no reportó el asalto.

En la GAM también hay focos rojos

Miguel y su novia Mariana, ambos estudiantes del Bachilleres 2, se dirigían a la escuela como todas las tardes, sobre el Eje Central a la altura de la avenida Margarita Maza de Juárez, cuando de pronto sintieron que los abrazaron por la espalda dos personas.

“Ya, pinche Yahir, otra vez con tus bromas”, dijo Miguel, pensando que era uno de sus amigos. “Cállate la boca, pendejo”, le respondió uno de los asaltantes, al mismo tiempo que le sacaba el celular y el dinero que traía en el pantalón, mientras le presionaba un cuchillo en las costillas. “Vuelve a hablar y te reviento el hocico”.

A Mariana la sometió un segundo tipo, más delgado y de menor estatura, quien no pronunció ni una palabra. Solo la abrazó fuertemente por la espalda y por delante le mostró discretamente una navaja suiza. Mariana entendió rápidamente que se trataba de un asalto, así que no se resistió y levantó los brazos. El asaltante la revisó. Y al final le metió la mano debajo de la falda.

Al ver esto, Miguel se enfureció, pero lo tenían inmovilizado. No dijo nada. El tipo que lo abrazaba soltó una carcajada. “¿Van a querer pellizco o mordida?”, preguntó uno de los asaltantes, luego de haber extraído las pertenencias de los bolsillos de los estudiantes, quienes se voltearon a ver buscando una respuesta. “¿Pellizco o mordida?”, insistió el tipo, con un tono más exigente. Los jóvenes no sabían qué responder.

A lo lejos sonó la sirena de una patrulla. Los asaltantes corrieron sobre el Eje Central y abordaron un camión con dirección al Metro La Raza. La pareja no podía ni hablar. Estaban tan asustados que no pidieron ayuda, siguieron caminando hacia la escuela.

La mayoría de los estudiantes del Bachilleres 2, ubicado en Eje Central Lázaro Cárdenas s/n, entre Avenida de las Torres y Poniente 152, en la Industrial Vallejo, alcaldía Gustavo A Madero, llegan por camión o por Metro, debido a que las calles son muy largas en esa zona y carecen de negocios o actividad comercial.

Sin embargo, que el centro educativo no esté ubicado en una zona industrial tampoco es garantía de seguridad. Del otro lado de la ciudad, en Iztapalapa, se localiza el Colegio de Bachilleres Plantel 6, otra de las preparatorias más peligrosas de la CDMX, a pesar de que está rodeada por casas, negocios, y puestos.

El Bachilleres 6 de Iztapalapa ocupa el cuarto lugar de las preparatorias más peligrosas de la CDMX, al concentrar mil 851 carpetas de investigación abiertas por los delitos analizados. Los crímenes se cometieron en las colonias: Unidad Vicente Guerrero, Constitución de 1917, Ampliación Zona Urbana Ejidal, Santa María Aztahuacan, Santa Cruz Meyehualco y Renovación.

En tanto, el plantel 2 de la Gustavo A Madero, quedó en quinto lugar de las preparatorias más peligrosas de la CDMX, al registrar mil 463 carpetas por delitos cometidos en la Nueva Industrial Vallejo, Industrial, Lindavista, Magdalena de las Salinas, San Bartolo Atepehuacan y Nueva Vallejo.

Otras de las preparatorias más peligrosas de la CDMX son el Conalep Iztapalapa I, ubicado en avenida Yucatán 25, colonia San Sebastián Tecoloxtitlán, donde se abrieron mil 433 carpetas de investigación; el Bachilleres plantel 20, localizado en la calle Matías Romero 422, en colonia Del Valle, en la alcaldía Benito Juárez, con mil 290 investigaciones; y el CECYT 11, ubicado en avenida de los Maestros 217, Casco de Santo Tomás, en Azcapotzalco, con mil 185 casos.

POR CYNTHIA PERALTA Y ANDRÉS RANGEL