Durante el verano de 2015, apenas un par de semanas antes de su muerte debido a un cáncer terminal, Oliver Sacks dejó listo un volumen compuesto por una decena de ensayos relativamente breves y de temas diversos, pero todos escritos en torno a una misma cuestión: qué es lo que nos hace humanos y nos diferencia del resto de los seres vivos.

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Algunos de los ensayos están dedicados a repasar la vida y obra de algunos científicos que más admiraba Sacks. El texto que abre El río de la conciencia descubre al lector una pasión no tan conocida de Charles Darwin: la botánica y, en particular, las flores y su relación con los insectos. Mientras que en otro de los textos, el autor de El hombre que confundió a su mujer con un sombrero habla sobre los primeros años de trabajo de Sigmund Freud como neurólogo y describe sus teorías sobre la memoria y su constante transformación y reorganización.

Por otro lado, partiendo de recuerdos y experiencias propias, en otros de los ensayos el científico nacido en Londres vuelve al tema de los recuerdos y señala que, ya que no existe una forma de diferenciar entre un recuerdo inventado y uno real, la única verdad es la que nos contamos a nosotros mismos. En otro de los textos narra cómo enfrentó los primeros meses después de enterarse que sufría una metástasis en el hígado y en el ensayo que da título al libro, Sacks habla sobre la conciencia y dice que somos mucho más que una simple colección de momentos.

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Producto de la curiosidad que caracterizó la vida y el trabajo de Sacks, los diez textos que conforman El río de la conciencia demuestran la soltura con la que el neurólogo inglés era capaz moverse entre diversas disciplinas (lo mismo física, química, filosofía o biología), siempre con claridad y sencillez, pero sin subestimar al lector. Pero además, el volumen nos recuerda la gran pérdida y el vacío en la divulgación científica que supuso la muerte del autor de Un antropólogo en Marte.

(El río de la conciencia,Oliver Sacks, Anagrama, México, 2019, 224 páginas, $245)

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