El pasado 7 de mayo, el Liverpool FC recibió en Anfield, su estadio, al poderoso Barcelona. Se jugaba una de las semifinales de la Champions League, el torneo más prestigioso del futbol europeo. Tras más de 90 minutos de mucha intensidad, los locales consiguieron algo que se estimaba imposible: remontar el marcador desfavorable del partido de ida (un 3 a 0, que superaron metiendo cuatro goles en la portería de los catalanes sin recibir ninguno en la suya), para poder meterse a la final, que se juega este sábado en Madrid.

Tengo la sensación de que la debacle de Messi y compañía comenzó cuando todos los aficionados de los Reds se unieron en una sola voz para cantar a todo volumen el himno del Liverpool, “You’ll Never Walk Alone”.  Debe haber sido apabullante. Este ritual que ocurre sin falta minutos antes del arranque de cada partido no solo es un espectáculo único y conmovedor para los aficionados, sino que además funciona para advertir a los rivales que la tribuna de Anfield también juega. El viejo lugar común del jugador número 12 en esa cancha sí es una realidad.

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La canción “You’ll Never Walk Alone” pertenece a una obra de teatro musical de 1945 llamada Carousel escrita por el legendario combo de Rodgers & Hammerstein. Aparece en una escena en la que uno de los personajes intenta consolar a otro que recién enviudó.

Sin embargo, llegó al estadio del Liverpool tras un cover que hizo un grupo local llamado Gerry and the Pacemakers en 1963. En aquellos tiempos, el dj del estadio, antes de que arrancara el juego, solía entretener a la afición sonando las primeras diez de las listas de popularidad inglesas. Cada semana había movimientos de canciones. Sin embargo, la de Gerry y sus marcapasos, que fue número uno durante cuatro semanas, se instaló en el corazón del club. Según la leyenda, el vocalista y líder de la banda, Gerry Marsden, le mostró la grabación, antes de ser publicada, al entrenador Bill Shankly, quien quedó gratamente sorprendido. Posteriormente, conjunto y equipo la interpretaron juntos en el legendario programa de televisión de Ed Sullivan —el mismo que mostró por primera vez a EUA a otro grupo de Liverpool, The Beatles—. Los medios de comunicación de inmediato se empezaron a referir a la pieza como el himno oficial del Liverpool.

Sus lazos con la afición del equipo se volvieron aún más estrechos en 1989, tras la tragedia de Hillsborough, una estampida humana en el estadio de Sheffield en la que fallecieron 96 seguidores del Liverpool, y que además dejó heridas a 700 personas más. En los eventos para recordar a las víctimas, la canción gozó de notable presencia. Recordemos que fue escrita para reconfortar a alguien que ha perdido a un ser querido.

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La canción ha sido interpretada por artistas mucho más notables que Gerry and the Pacemakers. Hay versiones de auténticas leyendas como Aretha Franklin, Johnny Cash, Elvis Presley y Frank Sinatra, entre muchos otros. Y, sin embargo, la que pasa a la historia es a la que le hemos dedicado esta columna. La notoriedad que ha conquistado gracias a sus vínculos con el club, no tiene comparación.

Me resultaba curioso que una canción de The Beatles, el grupo local más querido e importante, no hubiera sido adoptaba por el equipo y sus seguidores, pero luego de una breve investigación me quedó clara la razón: ninguno de sus integrantes era aficionado de este club. Se cree que Lennon y Harrison no tenían ningún interés en el juego. Se sabe que Ringo siente simpatía por un equipo de Londres, el Arsenal. Y lo más dramático: se supone que McCartney es seguidor del acérrimo rival, el Everton.

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Vamos a ver cómo suena este himno el sábado en Madrid, minutos antes de que el Liverpool enfrente en el estadio del Atlético de Madrid a otro club inglés, el Tottenham Hotspur, que, por cierto, tiene himnos, pero no tan contundentes ni conocidos. No será necesario que el dj del estadio la ponga a sonar para que la gente la cante. Aunque eso sí, no retumbará como en casa, pues el estadio estará dividido entre las aficiones de ambos equipos. ¿Le ayudará al Liverpool a alcanzar el título? ¿O de poco le servirá? En caso de que no lo consiga, al menos servirá de consuelo para su afición, de eso estoy seguro.

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