Los chicos de hoy se preguntarán qué diablos es un Walkman y si no se sentían lo suficientemente viejos, esta semana ese dispositivo celebra 40 años de vida.

Se trata del primer reproductor de música portátil con el que muchos conocimos, por un lado, la verdadera felicidad, al poder llevar nuestros casetes a todos lados, pero también aprendimos a tener paciencia y a hacer brazo, regresando la cinta con la ayuda de algún lápiz “para que no se le acabara la pila”.

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Hablamos de 1979, cuando el primer modelo de Walkman logró vender más de 175 millones de unidades gracias a su calidad estéreo, que en aquel entonces le convirtió en un símbolo de los nuevos tiempos.

En cuestión de años se le sumó un sintonizador de radio y posteriormente los dioses del Olimpo nos escucharon al implementar ese revolucionario sistema de autorreversa.

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Cinco años más tarde, en 1984, Sony volvería a revolucionar el mundo de la música con el lanzamiento de su Discman, el primer reproductor portátil de cds, mismo que, a pesar de no tener tanto éxito en sus inicios por su alto precio, terminó convirtiéndose en uno de los productos que definieron los noventa, hasta que en 1998 nació un nuevo formato que cambiaría la música para siempre, el MP3, sin necesidad de discos, casetes, pero con un reproductor de gran tamaño y poca capacidad de almacenamiento, lo que hizo que la gran mayoría de estos reproductores  pasaran a la historia sin oficio ni beneficio, hasta que llegó el iPod.

Y si son de los que creían que el iPhone fue el primer teléfono capaz de reproducir música, están equivocados, pues cuando los teléfonos móviles solamente servían para llamar personas, Samsung hizo que nos enamoráramos de su SPH-M100, el primer teléfono móvil con MP3 integrado y memoria de 64 Megas, que en el año 2000 era toda una maravilla.

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El resto de la historia, ya lo conocemos: iPod chicos, iPods grandes, teléfonos de todos colores, tamaños y sistemas, tabletas, relojes y hasta audífonos inalámbricos que nos han permitido perdernos en las plataformas de streaming durante horas, y lo cierto es que nada de esto hubiera existido si en 1972, un alemán-brasileño de nombre Andreas Pavel no hubiese tenido la necesidad de crear un artículo que le permitiera llevar su música a todos lados, siendo este el inicio de una nueva era en la forma en la que consumimos y convivimos con la música.

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