El cumpleaños número 500 de la Ciudad de México cada vez está más cerca. La Historia sitúa el nacimiento de la capital, tal y como la conocemos ahora, el 13 de agosto de 1521, con la rendición de Cuauhtémoc. Sin embargo, hay quienes no están tan de acuerdo con ello. Una de esas personas es Barbara E. Mundy, profesora de Historia del arte en la Universidad de Fordham, ubicada en Nueva York.

La historiadora publicó a inicios de este año La muerte de Tenochtitlan, la vida de México, volumen en el que, en poco más de 400 páginas, insiste en que la capital azteca no solamente no murió hace 497 años sino que además hay algo de ella todavía latiendo en la CDMX de nuestros días.

Mundy hace mucho énfasis en las obras hidráulicas, un tema que hasta la fecha sigue siendo uno de los grandes problemas de la capital mexicana. De acuerdo con ella, la escasez de agua potable ha sido un problema constante en este territorio, y lo confirma el proyecto para la construcción de un acueducto en 1499, bajo el mandato del tlatoani Ahuízotl, pero la crisis se agravó tras la Conquista.

Además, la historiadora recuerda el fiasco en que acabó el plan para construir un acueducto que llevara agua de Santa Fe y Cuajimalpa hasta Chapultepec. Una obra inútil (la pendiente de la arcada para sostener el canal fue mal calculada y el agua terminaba regresándose) en la que se gastó mucho dinero (“27,855 pesos y cinco gramos de oro en herramientas y materiales”) y que derivó en el encarcelamiento de Miguel Martínez, uno de los encargados de la construcción. Sí, la ineptitud de los encargados de construir obras públicas no es cosa exclusiva de nuestros días, sino que es un mal chilango que se remonta varios años atrás.

A partir de un minucioso análisis de crónicas, códices y mapas, Mundy destaca también la importancia de los mercados como centros de encuentro social y como puntos determinantes para suministrar alimento a los habitantes de la urbe. De acuerdo con la historiadora, la ciudad en la que vivimos hoy nunca hubiese sido posible sin “el conocimiento y las tecnologías indígenas”, las cuales enriquecieron la ideología importada desde Europa por los conquistadores.

En este enlace puedes leer el índice completo y si te interesa leer un fragmento del libro solamente tienes que dar click aquí.

(La muerte de Tenochtitlan, la vida de México, Barbara E. Mundy, Grano de Sal, México, 2018, 470 páginas, $390)

También puedes leer otras columnas de Fernando Hernández Urías: