En “Feministlán”, Karen Villeda escribe sobre feminismo. Puedes leer su columna quincenal acá. En esta entrega: De dónde viene “Un violador en tu camino” y su impacto en todo el mundo.

El pasado 25 de noviembre, conmemorando el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en medio de las protestas de Santiago de Chile, el colectivo Lastesis hizo una intervención que ha dado la vuelta al mundo. Más de diez mil mujeres presentaron el performance “Un violador en tu camino” en varios puntos de la capital chilena, como el Ministerio de la Mujer y la Plaza de Armas. “El patriarcado es un juez / que nos juzga por nacer / y nuestro castigo / es la violencia que no ves” es parte de la letra de la canción, que también es una coreografía (aquí los pasos) y una iconografía (la venda negra sobre los ojos, el pañuelo verde en favor del derecho a decidir).

El performance “Un violador en tu camino” está basado en las ideas de la antropóloga Rita Segato, quien afirma que la violación no se fundamenta en “en un deseo sexual”, que “no es la libido de los hombres descontrolada, necesitada. No es eso porque ni siquiera es un acto sexual: es un acto de poder, de dominación, es un acto político”. Esto significa que la violación es para apropiarse de un una mujer, para controlarla y reducirla porque, al ser violada, ya no es una persona sino un simple cuerpo a disposición del violador.

En América Latina, donde se estima que “en 2018 al menos 3.529 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 25 países” (según CEPAL), el performance se ha representado múltiples veces. Las Geochicas elaboraron un mapa mundial en el que se observan todos los lugares donde se ha replicado, desde Ushuaia, en la Tierra del Fuego; pasando por San Salvador, capital del país donde los feminicidios se elevaron en 2019 en más del 12 por ciento en comparación al 2018; hasta llegar a Vancouver, en Canadá, que sufre la desaparición y el asesinato de las mujeres aborígenes desde 1980 –como apenas lo reconoció el primer ministro, Justin Trudeau.

En México, donde según la CEPAL matan a 1.4 mujeres por cada cien mil y donde matan a diez mujeres todos los días, nos topamos con las parodias sobre “Un violador en tu camino” como las de los jugadores de la categoría Sub-17 del Club América. Mientras se burlan de nosotras, DataPop encuentra que: “El peligro de ser mujer empieza en casa. Analizamos los tuits compartidos con la consigna ‘Y la culpa no era mía’ y encontramos que el 31 por ciento de las agresiones sexuales se concentran entre los 4 y 6 años y ocurren en un entorno familiar”.

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Esta canción-protesta se ha convertido en un fenómeno mundial y multitudinario. En Turquía, donde detuvieron a siete activistas por representarla, las diputadas de la Asamblea Nacional –quienes tienen inmunidad por el cargo que ocupan– la cantaron mientras mostraban fotos de mujeres asesinadas por sus propias parejas (el año pasado más de cuatrocientas mujeres turcas fueron víctimas de feminicidio).

En la India, donde la Agencia Nacional de Registro de Delitos contabilizó a casi 34 mil mujeres víctimas de violación en 2017, se escenificó con una variante en la letra: “En nombre de la casta, en nombre de la religión, desaparecemos, somos explotadas, llevamos la peor parte de la violación y la violencia en nuestros cuerpos”. En Brasil, la primera representación fue frente al Supremo Tribunal Federal, donde solamente el 7.5 por ciento de las víctimas de violencia sexual levantan denuncia.

“Un violador en tu camino” se sigue viralizando y este himno feminista es potente. Buscamos reivindicar nuestras demandas, que cesen los feminicidios, que se castigue la violencia, que dejemos de ser ciudadanas de segunda clase y, sobre todo, hacerle entender a este sistema misógino de una vez por todas que: “La culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía…”.

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