Cuando se trata de remodelaciones, hay accidentes que no tienen la menor importancia, pero también hay otros que se convierten en la mayor torpeza de la historia, más cuando no se actúa en consecuencia.

Algo así sucedió en las instalaciones de la Secretaría de Educación Pública (SEP), que albergan alguna de las obras más preciadas de nuestro país y donde, según reportó el fin de semana el periódico Milenio, cuatro murales de Diego Rivera, creados hace casi 100 años, fueron estropeados al quedar salpicados por pintura, durante una serie de obras de remodelación.

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Las piezas, que reposan en la planta baja del edificio histórico, han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y forman parte del trabajo más destacado del muralista mexicano. En ellas hace alegoría al período de la Revolución, pero ahora, expertos curadores temen que el descuido cometido durante los trabajos de remodelación pueda provocar un daño irreversible en cada una de ellas.

Se trata del mural La danza de los listones, finalizado entre 1923 y 1924, en el que se muestra a niños y jóvenes haciendo un ritual relacionado con la agricultura en un fresco de más de cuatro metros, el cual ahora tiene unos toques de impresionismo gracias a las vastas líneas de pintura que escurren sobre él, siendo la obra más dañada por los estragos de los pintores de interiores.

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Otro de los murales que datan del movimiento artístico del siglo XX y que quedó con amplias salpicaduras es el icónico mural titulado La fundición, donde se representa a varios hombres trabajando y el cual, para el muralista mexicano, simbolizó la estática social fracturada por la Revolución. Las gamas de cafés y grises ahora contrastan con hilos blancos de pintura.

Por si no fuera suficiente, si una obra representa la corriente de Diego Rivera es el mural de Los tejedores, finalizado en 1923 y el cual muestra un telar de pedal donde tres hombres con el torso desnudo tejen con destreza fibras o lanas multicolores. Pero, a partir de ahora, nos tendremos que acostumbrar a apreciarlo con algunos destellos blancos en forma de confeti.

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En los trabajos, tampoco se fijaron que los excesos de pintura destiñeron algunas partes del fresco La Zandunga, elaborado en 1924, donde se muestra una exhibición de indígenas bailando para algunos españoles burgueses.

Por ahora, la SEP ha señalado que los daños que muestran los murales no fueron provocados por pintura, sino por “el guano de palomas que se posan cerca de las obras”, por lo que habremos de ver cuánto tiempo tardarán en atender estas obras y evitar que se ponga en riesgo su integridad.

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