Tomo un taxi de app de mi casa a la chamba. Ando adormilado. Lunes. Pasé una noche de escaso reposo. En la radio alguien dice sardónicamente que esta semana no podremos comer aguacates por culpa de Ovidio. Con un timing perfecto, el conductor me pregunta si quiero que le cambie de estación. Sí, por favor.

Junta en Santa Fe a la hora de la comida. Working Lunch, le dicen mis clientes a unos emparedados realmente frugales y hasta meados. En el camino rumbo a la uretra de la ciudad, el taxista me pregunta que qué opino de lo de Culiacán. Le comento que me es muy difícil opinar a ese respecto. Entonces el amigo se enfrasca en un monólogo en el que, por lo que alcanzo a entender, él está en desacuerdo con el presidente. Me comenta que debieron de aventarles al ejército, me comenta que a su parecer los militares están mejor entrenados que la Marina. Me comenta que él trabajaba para Bimbo y les llevaba pan a no sé qué centro militar y ahí vio cómo están muy bien entrenados. Muy, muy bien entrenados.

El conductor del taxi que me devuelve a Polanco después de mi junta con sándwiches opina lo contrario. Para qué tanto desfile militar si al final nuestro ejército no es sino una bola de niños que no saben ni saludar a la bandera. Dice que en otros países no hubiera pasado lo mismo, dice que con otros presidentes no hubiera pasado lo mismo. Habla de unos normalistas que consiguieron sus puestos delinquiendo. ¿Qué pasará ahora si agarran al mero narco de Guanajuato? Ya saben que si hacen un desmadre, los sueltan.

Pierdo la tarde redactando cosas tediosas que no me apasionan del todo. Un amigo de la chamba me lee un análisis del rostro de Ovidio Guzmán realizado por un periódico de cierta relevancia. En su peinado podemos ver que toma decisiones rápidas pero no bien pensadas. En sus cejas podemos ver que es una persona que lleva sus proyectos bien planeados y organizados. Tanta contradicción en el espacio de la frente, pienso. En su mandíbula podemos ver que tiene valores y principios dentro de su familia y comunidad. La conclusión del estudio es que es un líder depresivo, dice el tuit y yo no sé si eso es un meme o realmente están queriendo informarnos de algo.

A las nueve de la noche pido otro taxi de app rumbo a casa de un amigo. Jugaremos FIFA y comeremos pizza. Estoy cansado, pero a algo hay que exprimirle vida. El chofer toca el tema. Bajo la ventana para que el viento anestesie tanto coro de ángeles-chofer. Aún así lo escucho de reojo, es el más sensato hasta ahora, a mi parecer. Comenta que AMLO hizo bien, que la vida de los mexicanos está por encima de cualquier cosa, incluso de dejar libre a un hombre peligroso. ¿Si usted hubiera tenido que elegir qué hubiera hecho? Salvar vidas, salvarlas, respondo.

Pierdo por goleadas sendos duelos de futbol electrónico.

En el taxi de app que me lleva a casa ya de madrugada, el chofer me dice que todo se hubiera solucionado muy fácil. ¿Tienen capturado al hijo del chapo? Pues lo matan. Y ya que le devuelvan al narco un cadáver a ver con qué quieren negociar.

Llego a casa. Es tarde, estoy exhausto y mañana tengo junta a las 9 de la mañana. Creo que estoy gastando demasiado dinero en taxis.

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