Llegó en el momento preciso y con el producto justo, por eso Butcher & Sons se ha vuelto un referente en el mercado de las hamburguesas. Hace seis años que abrió su primer local. Hoy, siete sucursales después y un foodtruck que ha recorrido varios festivales, es un nuevo clásico. Dicen que el que pega primero pega dos veces, quizá por eso este burger joint ha logrado ser una de las cadenas locales de hamburguesas más concurridas y grandes de la Ciudad de México.

Por lo general ha sido constante en su calidad, aunque sí hay variaciones entre sucursales —sobre todo en lo que ofrecen en festivales—, pero siempre me ha gustado su pattie: 120 gramos de carne aproximadamente, bien logrado. Aunque en algunas sucursales me ha tocado pastoso, siempre tiene buen sabor y buena proporción de grasa. Es una receta bien amarrada, se ve que la han mejorado con los años.

La que siempre pido es la Hendrix —aquí todas las burgers tienen nombres de rockeros—. Lleva salsa BBQ y cebolla caramelizada y ninguno de estos complementos mata el sabor de la carne, como debe de ser. El bollo aguanta cabalmente todos los elementos y, en general, cumple con creces.

Entre sus características a favor, destacan las salsas artesanales. Aquí hacen su propia cátsup, medio dulce y un poco más chunky que la tradicional. Yo prefiero la Heinz, pero no le hago el feo a esta.

El punto en contra es que la calidad de sus alimentos varía de sucursal en sucursal. Por ejemplo: la carne de la Roma es más pastosa que la de Polanco. ¡Y ni hablemos de la que sirven en festivales!, a esas sí les huyo.

A pesar de todo, Butcher & Sons es un burger joint que, a través de los años, se ha vuelto un bastión de la cultura hamburguesera de la ciudad. Nunca me falla y, como atestigua su popularidad, al público tampoco.

Dónde: Virgilio 8, local B, Col. Polanco / varias sucursales

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