Alguna vez, mientras te estas echando tu arroz con plátano en la fondita, te has preguntado… ¿por qué le decimos comida corrida? Sabemos que es una tradición muy mexicana a la que acudimos cuando queremos comer algo con las tres B, pero ¿de dónde viene esa tradición?
Pues hoy estás de suerte porque acá te contaremos cuál es el origen de esta forma de alimentarnos, una joyita culinaria que sigue vivita y coleando en las mesas de todo México.
¿Qué es la comida corrida?
Si has comido alguna vez en una fondita, seguro sabes que una comida corrida va de: sopa, arroz o pasta, un guisado a elegir, agua del día y a veces hasta postre. Todo a un precio accesible y servido velozmente.

Sin embargo, la comida corrida no es solo sinónimo de rapidez y ahorro, también es de tradición popular, sazón casero y soluciones prácticas para millones de trabajadores, estudiantes y familias mexicanas.
Tradición, sabor y mucha historia
El origen de la comida corrida se remonta al siglo XIX, durante el Porfiriato, cuando México experimentaba una fuerte influencia europea, especialmente francesa. En ese contexto, comenzaron a aparecer en la capital los primeros restaurantes de menú fijo, inspirados en los table d’hôte franceses, donde se servían varios tiempos por un solo precio.
Dichos espacios ofrecían un menú predeterminado del día, pensado para quienes tenían poco tiempo o dinero, pero no querían sacrificar la calidad ni el valor alimenticio.
No obstante, fue en las fondas populares donde esta idea encontró su verdadera alma. Mujeres cocineras comenzaron a adaptar la estructura de tiempos al sazón tradicional: caldos, sopas aguadas, guisados, aguas frescas y frijoles refritos, dando paso a la versión mexicana de esta comida de menú fijo.
¿Por qué se llama comida corrida?
El término “comida corrida” viene de la idea de que todo el menú “corría” junto, es decir, que los tiempos venían uno tras otro sin pausa para facilitar el servicio y permitir que los comensales comieran rápido, especialmente en horarios laborales.
Como verás no se refiere a que la comida se coma “corriendo” -sabemos que lo pensaste-, sino a su secuencia corrida de tiempos. Aunque, si lo pensamos bien, hay veces que sí aplica eso de comer a las prisas.

Una tradición que sigue viva
Hoy, la comida corrida sigue siendo una de las formas más populares de alimentarse fuera de casa. Y lejos de desaparecer, ha evolucionado, pues ahora hay opciones vegetarianas, menús gourmet, fusiones culturales y hasta entrega a domicilio.
Lo que no cambia es la esencia: comida rica, completa y accesible, servida con ese sazón que siempre nos recuerda a casa. ¿Te sabías esta historia?