La primera edición del Festival Radiobosque podrá ser recordada como un evento que no solamente se dedicó a cumplir las expectativas musicales con un gran cartel, sino que también se consagró como una propuesta para deleitar cada uno de los sentidos. ¡Ya estamos esperando la próxima edición!

Así se puso la primera edición del Festival Radiobosque

El que vaya a tocar tal o cual banda, ya no es motivo suficiente para que uno decida gastar su dinero en cualquier festival. La propuesta debe incluir cada vez más alternativas para desquitar el costo de los boletos cada vez más caros. Instalaciones audiovisuales interactivas, escenarios espectaculares, locaciones mágicas y hasta baños dignos, fueron algunos de los aspectos con los que la primera edición del Festival Radiobosque cumplio sobradamente y elevó la vara para la organización de otros proyectos similares.

primera edición del Festival Radiobosque

A eso de las dos de la tarde la gente arribaba a la locación del festival en Tepotzotlán, Estado de México. La lluvia comenzaba a caer y pintaba para continuar durante todo el día. Un escenario principal y tres alternativos entre ellos el Mayan Warrior, (el carro creado por por mexicanos para el Burning Man) se fragmentaron el ecléctico cartel.

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Y la Bamba, la banda de Portland, Oregon, abrió el escenario Radiobosque con media hora de retraso pero con un buen repertorio que convocó a la gente que se encontraba reconociendo las instalaciones.

Mild Orange llegó desde Nueva Zelanda con canciones de su primer y único disco con una presentación prometiendo regresar pronto al igual que Mr. Twin Sister quienes pusieron el baile descontrolado pero cuya presentación fue recortada alrededor de media hora para darle paso a la primera banda estelar de la noche.

Tras un largo check sound, la banda de R & B, Rhye subió al escenario, con las canciones Open, Last dance, Major Minor Love y otras tantas del álbum Woman, en una mágica presentación perfecta para romancear mientras caía la noche.

Al término, los melómanos tuvieron algo de baile intenso con Lower Dens y el dj set de The Blaze, y los integrantes de Hot Chip subieron al escenario con ropa y maquillaje alusivo al Día de Muertos quienes pusieron en éxtasis nostálgico al mayor con las últimas tres canciones de su repertorio: Over and Over, Ready for the Floor y I Feel Better.

La primera edición del Festival Radiobosque cerró con la increíble presentación del dueto británico, Underworld. Karl Hyde nos hipnotizó con su voz y pasos de baile mientras el espectáculo de luces se proyectaba sobre las caras de la multitud apretadísima.

Memoria y misticismoen La primera edición del Festival Radiobosque

Sí algo hay que destacar de la primera edición del Festival Radiobosque son sus instalaciones artísticas interactivas a las que había asistir sacrificando tiempo de alguna banda. La primera se trataba de un espacio para recordar a los que ya no están. Se trataba de un panteón fictício al que se accedía a través de un camino de flores de Cempasúchil. A su costado, un camino de árboles sobre los que se proyectaban luces acompañados de música mística.

La otra instalación era un laberinto de árboles con series de luces programadas que cambiaban de color y que incluso se apagaban para dejarte en tu camino en la oscuridad total. Una experiencia multimedia entre aterradora y mágica de la serie Naturaleza Aumentada a cargo del proyecto Cocolab.

Lo que hay que decir de la primera edición del Festival Radiobosque

La lluvia es todo un tema. Llueva mucho o poco el pasto tiende a convertirse en un lodo chicloso difícil de andar. Por fortuna Tláloc hizo una aparición ligera que no nos hizo pasar un mal rato como en el Festival Hipnosis.

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El área de comida contaba con opciones variadas para satisfacer el hambre como Cancino, Butchers & Sons, Don Vergas, Marquesitas, entre otras otras. Las zonas cashless se encontraban bastante desahogadas y no era necesario hacer filas de media hora para comprarse una chela. Se agradece.

Otro tema relevante es el baño, tema que todo mundo dentro del festival traía de boca en boca. Bonitos, limpios y espaciosos, así fueron y esperamos que otros festivales lo emulen. Por lo pronto le deseamos larga vida a Radiobosque.