Todo el mundo conoce a El Haragán y Compañía. Guste o no, su música es parte innegable del ADN chilango y de toda una generación que creció cantando sus canciones a gritos, embriagándose con ellas de fondo y llenando sus primeras veces con esa mezcla de mucho rock & roll y blues. Un sonido rasposo y sucio (es cumplido) que describe a la perfección, ambientes y situaciones de la ciudad que nadie había descrito en la música comercial.

Hablamos con el haragán mayor, Luis Álvarez quien nos habló de 32 años de andanzas. Nos dio la mejor imitación de Alex Lora que hemos visto y nos compartió su receta para el éxito: La necedad

#EntrevistaChilango

“Nunca me lo hubiera imaginado”

Chilango: Tu música se consideró marginal por mucho tiempo. ¿Cómo ha cambiado esto ahora que llegas al auditorio nacional?, ¿te lo hubieras imaginado?

El Haragán: Cuando salió El Haragán sucedió una especie de fenómeno popular. De pronto toda la gente nos escuchaba; en Atlacomulco, en Toluca, en Tulancingo, etcétera. No se auto marginó, pero había un estigma y lo sigue habiendo. 

Se cree que el rock urbano -como le dicen- está mal hecho, mal tocado, sin producción. Sin embargo, hemos evolucionado, siempre hemos tratado de salir adelante en todo sentido y por ello pasamos de lo marginal al Auditorio Nacional. Y digo; qué chido haber llegado, nunca me hubiera imaginado estar en el auditorio.

“Es muy chido romper la barrera generacional”

CH: ¿Qué se siente tener fans de distintas generaciones?

El Haragán: Es algo muy padre. Van hijos, abuelos y se juntan generaciones. Me he encontrado con señoras de 65 que me han dicho que tienen su boleto, lo cual es un orgullo. Es muy chido romper la barrera generacional, de gustos musicales, de estratos sociales y llegarle a todo tipo de gente y de edades. 

“Sé que estoy en su mente y en sus experiencias”

CH: ¿Cuál ha sido tu secreto para que todxs conozcan tus canciones?

El Haragán: Llegar a la mente y el corazón de la banda, la gente nos quiere porque hemos sido parte de su vida y de su andar. Mis canciones han estado en funerales, se han ido a la tumba con mis rolas, sé que estoy en su mente y en sus experiencias, sin haber estado en la televisión, ni en la radio comercial.

Es algo bien chido, se han pedido matrimonio en los conciertos. La gente ha fabricado a sus hijos en plena tocada. Una vez llegó un cuate y me dijo; “en una tocada me fui allá atrás con mi chava y mira… Te presento a mi hijo” (ríe). Eso es bien chido, estar en la mente y la vida de la gente.

“Los haraganes más trabajadores del mundo”

CH: ¿Cómo ha sido el recorrido de El Haragán y Compañía?

No hemos dejado de trabajar, somos una banda chambeadora, así se han abierto puertas; así llegamos al auditorio. Nos hemos dado a conocer con todo tipo de público, no ha sido tan difícil. Todo ha sido chambear, hemos sido los haraganes más trabajadores del mundo.

“Hay que estar nervioso siempre”

CH: ¿Aún sientes nervios al subir al escenario?

El Haragán: Ahorita me tienes sudando (ríe). Cuando pierdes el nervio ya perdiste todo, hay que estar nervioso siempre, porque con esa adrenalina llegas y la descargas con la gente. Eso a su vez te da otro golpe de adrenalina: es un intercambio de emociones tan increíble que por eso sigo en esto.

“Me aferré a mi sueño”

CH: Regresando a tus inicios en el transporte público. ¿Qué le dirías a tu yo de esa edad?

El Haragán:  A ese muchacho le diría: superaste tu sueño. Mi sueño era tocar en la esquina de la cuadra, en una kermés. Ser escuchado por la banda para ser querido, aceptado; quería que les gustaran mis canciones. 

Le diría que llegó a un buen lugar y que solo sigue seguir haciendo las cosas igual de bien e ir más pa’rriba. Siempre he sido muy terco, necio, por eso voy a estar en el Auditorio Nacional. Aunque me dijeran que no la iba a hacer, me aferré a mi sueño.

“Que nada ni nadie los desanime”

CH: ¿Qué le dirías a los chavos que andan iniciando en la música y los camiones?

El Haragán: Que no aflojen, que luchen: yo soy la prueba viviente de un sueño hecho realidad. Tenía todo para perder, para no llegar a ningún lado. Tal vez si no me dedicara a esto estaría trabajando en Estados Unidos como mesero, o como chef -me gusta la cocina-, les diría que cuando quieres tirar la toalla. Debes echarle más ganas, cuando digas; “ya no quiero”, “no puedo”, “no hay dinero”, es cuando debes decir “tengo que salir adelante”. No hay que aflojar, que nada ni nadie me los desanime.

“El rock no va a morir”

CH: ¿El rock ha muerto?

El Haragán: No va a morir, más que de moda, está presente todo el tiempo y siempre hay quien lo toque, quien lo escuche y se renueva constantemente.

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