En la Chilango de junio lanzamos una convocatoriapara regalar un año de renta gratis en los departamentos de vyve Mítikah que están en Coyoacán, aprovechando que ese número tocaba la intervención de esos espacios por cinco despachos de arquitectos diferentes.

Vivir en este lugar implica tener todo al alcance de tu mano y en el mismo edificio: supermercado, gimnasio, alberca, lavandería, estacionamiento, cuarto de niños, áreas comunes con Internet, un social room para armar fiestas y un coffee lounge, donde hay café las 24 horas del día.

63545El lugar favorito de Julio es el piso 18, desde donde ve toda la ciudad.

El lugar favorito de Julio es el piso 18, desde donde ve toda la ciudad. (Verónica Chávez Aldaco)

El afortunado fue Julio César Romo y a un mes de su mudanza, lo visitamos en su nuevo hogar y literalmente nos metimos hasta su cocina para saber cómo le ha ido y cómo está viviendo esta experiencia.

Cuatro días antes de que cerrara la convocatoria, Julio se inspiró y redactó una cuartilla para entrar al concurso, imaginando cómo sería vivir en Mítikah.

Paradójicamente, tal y como lo describió en su relato, se enteró que había ganado por medio de un correo electrónico, aunque la confirmación fue por teléfono. Una voz le dijo ‘Julio quiero decirte que tú fuiste… muchas felicidades’, mientras iba “en el transporte público hacia la escuela”, porque trabaja y estudia física y matemáticas en la UNAM.

63547Desde la ventana le gusta mirar las estrellas.

Desde la ventana le gusta mirar las estrellas. (Verónica Chávez Aldaco.)

Lo primero que hizo fue “decirle a mi mamá. Luego le hablé a mi novia y a un amigo. Ellos dos me ayudaron a decidir qué texto enviar porque había hecho dos versiones”, y entonces comenzó la asimilación de la mudanza y la nueva vida.

Hasta ese día, Julio vivía con sus papás por los rumbos de Coapa así que el cambio fue drástico: “Implica una transición fuerte, hacerte realmente independiente, hacerte hombre y vivir solo, eso fue duro. La primera noche lloraba porque decía ‘estoy lejos de mi familia’ y les hablaba, pero ya después dije ‘bueno tarde o temprano tenía que llegar este día’ y atrapé el balón como venía”.

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