Escondido en la calle de Tonalá, Artemisia está especializado en la bebida de la absenta. Y no, no se trata de cualquier marca comercial con sabor a loción, estoy hablando del verdadero ajenjo –10 marcas, para ser precisos-, el cual se sirve en cristalería vintage, ya sea con una fuente o con su Da Vinci, un gotero especial con el cual el ritual de la absenta queda completo.

Al entrar, de inmediato te transportarás a la Francia de finales del siglo XIX. Cada uno de los detalles de la decoración resultan exquisitos y te envuelven en un ambiente hipnótico, pero además tienen la virtud de hacerte sentir como en casa. Al principio de los tiempos el encargado de la barra era Khristian de la Torre. Ahora ha pasado por diferentes manos que poco a poco le han cambiado la identidad.

En el primer nivel del Artemisia encontrarás el restaurante, cuyo menú es estilo mediterráneo francés. Ordena la costilla en su jugo; es tan suave que no necesitarás cuchillo para partirla. La atención al detalle, el trato cálido, el ambiente y la experiencia misma de probar cada coctel, no dejan lugar a duda: es un bar que promete convertirse en tu favorito, tal y como le pasó a quien escribe estas líneas.

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