Tal vez recuerdes andar tomadx de la mano de tus papás por un tianguis y de pronto encontrarte con un rosa, un verde fluorescente que jalan tu atención, los cuales resultan ser parte un set plástico “de doctora”, “de té”, “un cochecito”. Quizá recuerdes tener suerte ese día: te lo compraron. Costó menos de ¼ del precio de un juguete importado, pero duró más de 5 años.

Lo que quizá no sepas es que ese juguete no fue solo valioso para ti, también lo fue (y lo es) para las familias mexicanas que se sostienen gracias a él, a pesar de la competencia que enfrentan con productos extranjeros.

Estas monadas incentivan la imaginación y el desarrollo cognitivo, son “made in México” y se ajustan al bolsillo promedio en nuestro país, pero, además, tienen una gracia oculta: están hechos con materiales duraderos, no tóxicos y de “primera calidad”.
Para fabricarlos lo primerito es observar qué es lo que les gusta a las infancias y diseñar un modelo. Después, hay que pintar la materia prima (polietileno de alta densidad) e insertar en una máquina los moldes con la forma de las piezas del juguete en cuestión. Luego este aparato vacía el material en los moldes.

De lo demás se encarga una o un humano: ensamblar las piezas, adherir calcomanías, pintar caras, manos.
Juguetes de familia
La historia de esta pequeña empresa arrancó con un camioncito de redilas de unos 10 cm hecho por Enrique Gutiérrez Macías y Carmen Cadena Calvillo, originarios Jalisco. En 1972 el matrimonio abrió la Maquiladora de Plásticos Gutiérrez. A la fecha emplean alrededor de 37 personas y tienen 3 submarcas: Fantasías Plásticas, Benji Toys y Juguetes Jinedi.

La mininodriza, un camioncito que carga a sus “sus hijitos” (camiones aún más peques) en la cajuela, es el producto favorito de Benjamín Gutiérrez Cadena, actual director de la maquila; y también lo era de su esposa, Gloria Garduño González con quien llevaba la empresa.
Celebrando a las infancias chilangas
Producen juegos (sets) con determinada temática, como playa, pasteles, utensilios de cocina, coches, animales, carritos de supermercado. Casi todo tiene un precio al público de entre $30 y $180 y sus principales puntos de venta son el Centro Histórico y el Mercado de Sonora.

Elizabeth y Benjamín Gutiérrez (hijo) heredaron de sus padres el amor por este oficio.
“Hacer felices a los niños es nuestra fuente de inspiración. Me enorgullece desarrollar la capacidad que tenemos cómo país. Los invito a que consuman productos mexicanos para generar más fuentes de trabajo en México”, expresa Benjamín.
Este 30 de abril nada cómo celebrar a las infancias chilangas con un juguete también chilango.