"No me acaricies, estoy trabajando": así entrenan a usuarios y perros guía para ciegos

En CDMX se encuentra la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía Para Ciegos IAP, primera en su tipo en toda América Latina.

En México, las personas usuarias de perros guía para ciegos no solo enfrentan obstáculos físicos para su movilidad, sino también barreras culturales que pueden dificultarles el acceso a sus derechos.

Prueba de lo anterior son dos casos que se volvieron virales en redes sociales a finales de 2024. El 24 de diciembre, el gerente de un restaurante en Xalapa, Veracruz, negó el servicio a Miguel Ángel Hernández, persona con discapacidad visual que iba acompañada de su perro guía. “Es que no podemos tener ciertas mascotas dentro del establecimiento”, fue el argumento presentado. Tan solo unos días antes, el 16 de diciembre, el Hotel Safi, en Monterrey, intentó impedir el acceso a Sarahí Cruz, una joven ciega que acudía a la posada de su trabajo acompañada por Odín, su perro guía.

“La disciminación existe por falta de información, y lo que hay que hacer es educar y concientizar”, opina al respecto Silvia Lozada, fundadora y presidenta de la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía Para Ciegos IAP.

Inaugurada en 1997, esta escuela ubicada en CDMX ha formado a 146 perros guía, incluido Odín, quien fue discriminado junto con Sarahí en Monterrey. Cada uno de estos animales fueron donados de forma gratuita a personas con discapacidad visual como parte de un programa institucional.

Chilango platicó con Silvia y su equipo sobre el proceso que implica la capacitación tanto de los perros como de sus usuarios.

Silvia Lozada / Foto: Rafael Amed

En esta escuela se gradúan los perros guía para ciegos

Silvia Lozada es un personaje histórico en la formación de perros guía, no solo en México, sino a nivel internacional.

A la edad de apenas tres años, Silvia perdió la vista a causa del sarampión. Por ello, tuvo que aprender a desplazarse con un bastón. Sin embargo, su vida cambió a los 19 años, cuando viajó a Michigan para recibir un perro guía con el apoyo de la organización Leader Dogs for the Blind. Corría el año de 1982, y en aquella época era imposible acceder a un perro guía en México. En nuestro país, ni siquiera existía regulación al respecto.

“No había artículos de leyes que establecieran los derechos de usuarios de perros guía en espacios públicos. Al regresar a México, tuve que ir educando a conductores, a policías, a usuarios de transportes, a los profesores de mis clases… en fin, a todo el mundo, para que me permitieran el acceso a los lugares“, recuerda.

Por lo anterior, Silvia emprendió un proyecto para que otras personas con discapacidad visual pudieran acceder a perros de asistencia. Finalmente, en 1997 nació la Escuela para el Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos IAP, la primera de su tipo, no solo en México, sino en América Latina.

Perros guía para ciegos
Foto: Rafael Amed

“Nuestra institución fue creada para entrenar y donar perros guía, pero también para rehabilitar a las personas ciegas que por accidente o enfermedad adquieren la discapacidad”, detalla la fundadora.

A través de su programa de rehabilitación inclusiva, la escuela imparte terapia psicológica a quienes por alguna u otra razón pierden la vista. También les enseña a moverse con bastón, a leer en braille y a hacer uso de tecnologías inclusivas.

Foto: Edgar Ulises Segura

Por otro lado, está el programa de donación de perros guía para ciegos. La escuela se dedica a la crianza de perros de las razas labrador y golden, que son socializados y reciben un entrenamiento especializado. Al cumplir dos años de edad, los lomitos ya están listos para servir y se les busca un usuario compatible con su talla, condiciones e incluso carácter. Por supuesto, los usuarios también deben capacitarse.

“La capacitación de los usuarios dura 28 días, durante los cuales ellos tienen que vivir aquí en las instalaciones de la escuela. Lo que tratamos de hacer es que el usuario conviva con su perro. Aquí en los dormitorios van a dormir, a desayunar, comer y cenar con su perro. Luego empezamos con rutas muy pequeñas: salir a las esquinas, para sentir el paso del perro con el arnés. Poco a poco vamos haciendo rutas más complejas hasta llegar al centro de la ciudad en transporte público y regresar a la escuela. También ir a restaurantes, ir a lugares públicos para que el usuario vaya conociendo las características de su perro”, explica el entrenador Josué Rivera.

Silvia Lozada, fundadora de la Escuela de Entrenamiento de perros guía para ciegos
Foto: Rafael Amed

Así es la chamba de los perros guía para ciegos

La principal habilidad que debe desarrollar un perro guía es la desobediencia inteligente. “Consiste en que si se le da una orden de avanzar que no puede cumplir porque existe un riesgo para el usuario, el perro va a desobedecer y va a buscar otra alternativa”, explica Silvia. También aclara que “el perro no es un GPS”. Es decir, que la persona ciega tiene que estar capacitada para moverse y orientarse: “saber dónde está, a dónde quiere ir, y darle las indicaciones al perro para girar a la izquierda, a la derecha o seguir de frente”.

Por su parte, Josué, el entrenador de la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos IAP, añade que los lomitos están capacitados para saber cuándo están trabajando y cuándo están descansando. Esto se logra a través del arnés especial que portan.

El perro guía trabaja cuando tiene el arnés, que es cuando está guiando al usuario. Cuando el perro deja de trabajar, por ejemplo, al regresar a casa, se le quita el arnés y se transforma en un perro común y corriente. Cuando le ponemos el arnés, él inmediatamente sabe que está en horario de trabajo y que tiene que tener cierto comportamiento”, comenta Josué.

Por supuesto, para este trabajo, se elige a perros con características específicas. Deben ser de una talla mediana, sociables e interactuar bien con las personas.

La capacitación de los perros guía para ciegos inicia prácticamente al nacer. Durante los primeros meses reciben estimulación temprana.

“Adaptamos al perrito a diferentes situaciones biosensoriales como ruidos, luces y aromas para que se acostumbren a todo lo que los rodea”, explica Josué.

Luego, a los tres meses de edad, inicia la etapa de socialización. Los perros son enviados a hogares de acogida con familias que puedan sacarlos a pasear, llevarlos en carro y enseñarles a convivir con otras personas. Y finalmente, al año de edad, los lomitos regresan a la escuela para realizar un entrenamiento especializado: “Hay que enseñarles a que caminen en línea recta y siempre que haya un obstáculo, ya sea una banqueta, un carro, un hoyo, una rama, una lona, se detengan“.

El último paso es el acoplamiento del perro guía para ciegos con un usuario para conformar un binomio.

Los perros pueden trabajar como guías hasta cumplir ocho años de servicio o 10 años de edad. Luego se jubilan y se les busca un hogar adoptivo. Las familias que los reciben tienen que ser conscientes de que recibirán a un perro de edad avanzada, que requerirá medicamentos, alimentación especial y visitas constantes al veterinario.

Foto: Rafael Rivera

Enfrentan obstáculos culturales

Además de formar lazarillos de su propia crianza, la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía Para Ciegos IAP también ayuda a complementar la formación de lomitos provenientes del extranjero. ¿El motivo? Las calles de CDMX son un laboratorio inigualable de obstáculos físicos para los perros guía. Hay baches, banquetas rotas, aceras invadidas por puestos ambulantes y más barreras para la movilidad. “Cuando los perros extranjeros vienen aquí es como si hicieran un doctorado”, bromea el personal de la escuela.

Sin embargo, las personas usuarias de perros guía para ciegos también enfrentan barreras culturales: “Cuando queremos entrar a un restaurante, a una tienda, plaza comercial, a un hospital, a una escuela, a un museo, teatro, cine, o cualquier espacio, es posible que no nos permitan el acceso argumentando que los perros no pueden entrar”, lamenta Silvia.

Sin embargo, ordenamientos como la Ley Federal de Protección al Consumidor, la Ley de Establecimientos Mercantiles y el Reglamento de la Ley de Movilidad de CDMX establecen que a los perros guía para ciegos no se les puede prohibir el acceso a ningún lugar. Tampoco se pueden cobrar impuestos o cargos extra por ingresar a un lugar o viajar en un transporte con un perro guía.

“Literalmente llevamos en nuestra bolsa Artículo 58 de la Ley de Protección al Consumidor para mostrarlo y poder concientizar a la persona que nos está negando el acceso de que por ley no lo puede hacer”, cuenta Silvia. “No es un favor, es un derecho que ya está establecido en estas leyes”, añade.

Otro obstáculo para el trabajo de los perros guía suelen ser las personas que se acercan a ellos para acariciarlos mientras trabajan. Al respecto, Josué recomienda: “Lo mejor que podemos hacer es ignorar al perro mientras está trabajando. Por querer acariciarlo o darle de comer podemos distraerlo un segundo. Y en su trabajo, un segundo es fundamental en la seguridad del usuario, porque al distraerse puede no detectar un obstáculo que esté al frente”.

Perros guía para ciegos
Foto: Rafael Rivera

Apoya a la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía Para Ciegos IAP

La Escuela para Entrenamiento de Perros Guía Para Ciegos IAP se encarga de la crianza de los lomitos con recursos propios. Luego, cuando los perros están listos para trabajar, los donan a los usuarios sin costo alguno. Además, durante toda su vida laboral, se encargan de cubrir sus gastos veterinarios y de estética canina. Por lo anterior, se estima que financiar cada donación le cuesta a la escuela en promedio $500,000.

Ante esta situación, Silvia y su equipo han tenido que adquirir deudas para continuar con su labor. Así, actualmente corren el riesgo de cerrar la escuela:

“Desde 2015 hemos tenido una disminución de donativos. Luego, derivado de la pandemia esta situación se agravó”, recuerda Silvia.

Foto: Rafael Amed

Para financiar su trabajo filantrópico, la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía Para Ciegos IAP ofrece distintos servicios. Por ejemplo, cuentan con servicios veterinarios como vacunas y cirugías. También imparten cursos de obediencia básica y tienen pensiones. Consumir estos servicios ayuda a la economía de la escuela.

Asimismo, se organizan visitas guiadas y “desayunos a ciegas”. Se trata de una experiencia en la que a los visitantes se les coloca un antifaz que simula la ceguera o unos lentes que permiten percibir igual que una persona con visión baja.

Foto: Rafael Amed

En estas condiciones, el público enfrenta el reto de caminar por un lugar desconocido, tomar un desayuno o servir un vaso de agua. Además, el personal de la escuela enseña nociones básicas sobre cómo moverse con un bastón o cómo leer en braile, entre otras actividades.

Foto: Edgar Ulises Segura

En las visitas también se puede convivir con los perritos que están estudiando para ser guías. Actualmente la escuela cuenta con 15 perros en proceso de capacitación. Se espera que dos de ellos se gradúen en marzo para acompañar en el camino a dos afortunados usuarios.

Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos IAP

Lugar: Av. Canal Nacional 1075, Coapa, Villa Quietud, Coyoacán

Horario: Lunes a domingo, de 8:00 a 20:00 horas

Teléfono: 55 5673 1587

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