Tras crear el primer taller automotriz con una plantilla 90% femenina, Ingeniería Rosa rompió un nuevo techo de cristal al crear la primera escudería de carreras integrada 100% por mujeres. Además, lo hizo con un auto rosa armado en su totalidad por mujeres.
“No sabemos si vamos a llegar al podio. Pero lo que sí sabemos es que estamos haciendo historia”, cuenta en entrevista con Chilango Beatriz Jiménez, quien encabeza el equipo de Ingeniería Rosa Racing, integrado por dos ingenieras, dos mecánicas y dos pilotas.
El camino de esta escudería hasta las pistas ha sido largo. Inició cuando la propia Beatriz decidió convertir su taller mecánico en el Ajusco, al sur de CDMX, en un taller rosa, con una plantilla integrada principalmente por mujeres.
Administradora de formación, Jiménez se encargaba del control de gastos, la gestión de personal, los reclutamientos, la adquisición de materiales y la optimización de los procesos en el taller del que es socia, ESFE Centro Automotriz. Poco a poco se fue involucrando tanto en el tema que decidió estudiar ingeniería automotriz.
Pronto, el taller de Beatriz se convirtió en mucho más que un centro automotriz. Se volvió un proyecto social donde mujeres encontraban un espacio para romper estereotipos de género, capacitarse de forma gratuita e ingresar a un campo laboral incluyente y libre de discriminación.
Ahora Ingeniería Rosa sigue creciendo. Ya cuenta con su propia escudería que participa en la Copa Notiauto, el mayor serial de automovilismo del país. Además, diseñó su propio auto, que ha llegado a competir en circuitos como el del mismísimo Autódromo Hermanos Rodríguez.
Chilango se lanzó a conocer al equipo que integra esta escudería y al auto que pinta de rosa los circuitos del automovilismo en México.

La escudería rosa del automovilismo mexicano
Quizá la cara más visible de la escudería Ingeniería Rosa Racing es la de Stephanie Schinkel, experimentada pilota de autos y motos con más de 8 años de trayectoria.Sin embargo, Stephanie enfatiza:
“No solo somos mujeres piloto. También quienes preparan el coche y todas las involucradas son mujeres. Entonces, es muy bonito formar parte de este equipo”.

A diferencia de Schinkel, cuyo padre y hermano eran pilotos, mientras que su madre era comentarista de carreras, quienes participan como ingenieras en Ingeniería Rosa Racing están viviendo su primera experiencia en carreras de automovilismo.
Beatriz cuenta que las ingenieras de la escudería llegaron a capacitarse en su taller, que cuenta con la primera academia gratuita para mujeres mecánicas en México. Tras aprender el oficio en su taller en el Ajusco, las chicas dieron el salto a los pits.
“Las mecánicas que pasaron a pits vinieron sin saber nada [de carreras], pero con ese gusto de que toda la vida quisieron estar debajo de un coche. Empezaron en el taller haciendo servicios preventivos. Pero les vimos talento y empezamos prepararlas más en cuestión de conocimiento, de habilidad”, recuerda Beatriz mientras la escudería se prepara para que su auto rosa corra por primera vez en la Meca del automovilismo mexicano: el Autódromo Hermanos Rodríguez.
Además de las mecánicas formadas por Jiménez, en el equipo hay dos ingenieras. “Ellas tienen todo el conocimiento del agarre del auto, la estabilidad, el motor y la alineación”, comenta Beatriz.
Finalmente, el equipo lo completan dos mujeres pilotas: Ariana Guzmán y Stephanie Schinkel.

Deporte de adrenalina
Con la escudería Ingeniería Rosa Racing, Stephanie Schinkel regresa a las pistas este 2025 tras sufrir un accidente corriendo carreras de motocicletas.
“Caí con la rodilla y se me movió todo por adentro. Hasta mi intestino se empezó a ir para atrás”, recuerda, enfundada en su traje que hace alusión a la muñeca Barbie.
Su caso es muestra de que los deportes de velocidad son de alto riesgo. Pero a pesar de ello, Stephanie define las pistas como su “lugar seguro” en el mundo.
“Básicamente nací en una cuna de gasolina”, dice al recordar que toda su familia está ligada al automovilismo. “Todos mis fines de semana eran de ir a una carrera”, agrega.
“Cuando tuve mi accidente me dijeron que me bajara de toda esta adrenalina y me pusiera a bailar. Intenté bailar, pero no di una. Y para mí, esto es un baile. Es mi lugar seguro, donde me siento feliz”.
Schinkel explica que, además de la preparación física que se requiere para manejar a altas velocidades, soportar la presión y aguantar las altas temperaturas que se generan dentro de un auto, los pilotos y las pilotas deben tener como principal habilidad en manejo de la adrenalina:
“Más que la cuestión física, es más bien saber controlar tu adrenalina. Todo mundo dice que los pilotos nada más van sentados. Pero también es importante la resistencia mental. Tienes que tomar tantas decisiones en tan poco tiempo que tu mente forma tantas conexiones y gasta mucha energía. Eso también es presión”.
A ello se suma el tener que desempeñarse en un ambiente estereotípicamente masculinizado:
“Generalmente llegas y te sientes como extraña, en un mundo netamente de hombres”, cuenta Ariana Guzmán, otra pilota de la escudería. Como ejemplo, relata que los autos no están diseñados para cuerpos como el suyo:
“Soy de estatura bajita y siempre parece que el mundo es de hombres. El asiento, por ejemplo, está hasta atrás y a mí me queda muy grande. Entonces, hay que adaptarlo con cojines para que yo pueda alcanzar los pedales”.
No obstante, agrega que Ingeniería Rosa está cambiando ese panorama:
“Verlas aquí a las chicas es una experiencia increíble. Betty ha sido muy ambiciosa con este proyecto, que es único a nivel nacional”.

Armado desde cero: así es el auto rosa
Ingeniería Rosa Racing corre en la categoría Superturismos Light de la Copa Notiauto.
Para poder participar, las reglas de la competencia exigen a la escudería armar un auto prácticamente desde cero.
“Tuvimos que desmantelar el auto. Solamente se quedó el asiento del piloto”, recuerda Beatriz. Luego, el proceso de armado tardó cuatro meses. Por supuesto, se requirieron todas las especificidades propias de un auto de la categoría:
“Estos tubos alrededor del asiento son el seguro de vida de nuestro piloto. Esto es muy importante porque en caso de cualquier eventualidad, se tiene el espacio y la protección suficiente para la vida del piloto”, explica Jiménez.

Aunado a ello, la carrocería del auto rosa cuenta con un diseño aerodinámico y se colocó un tubo que va desde el motor hasta el toldo para que, en caso de presentarse una fuga de aceite, se genere un humo que alerte desde lejos sobre el problema.

Beatriz asegura que con su debut en la Copa Notiautos, “Ingeniería Rosa ya rompió el techo de cristal”.
“Estamos haciendo historia. Ese es el objetivo y se está cumpliendo”, añade. Ahora, la intención es seguir avanzando poco a poco hacia el podio:
“En nuestra primera carrera: empezamos lento. Pero poco a poco se fueron subiendo cinco lugares y nuestra piloto, que fue Stephy, tuvo el mejor tiempo. No logró el mejor lugar, pero sí el mejor tiempo, y también eso se califica”, cuenta Jiménez.

Por lo pronto, a la par de las batallas que da en las pistas, Ingeniería Rosa continúa con su taller en el Ajusco y con su academia para mujeres mecánicas, donde todas son bienvenidas a aprender el oficio.



Pero no solo eso. Beatriz no se limita a preparar mujeres mecánicas, sino que también se asegura de que, al salir al campo laboral, encuentren espacios dignos. Por eso, también ofrece un curso de certificación para talleres incluyentes, en el que capacita a empresas del ramo automotriz en materia de combate a la discriminación y el acoso laboral.
