Cuando Ian Curtis se colgó en la cocina de su casa en Macclesfield el 18 de mayo de 1980, días antes de su primera gira fuera de Europa con Joy Division, sabía que su música daría la vuelta al mundo. Incluso a pesar de él.

Peter Hook, exbajista de Joy Division y New Order –banda formada tras la muerte del cantante–, asegura que pesar los problemas a los que se enfrentaba cuando decidió cometer suicidio como su divorcio, su adicción a las drogas y su salud mental afectada por la epilepsia, Ian Curtis era optimista sobre el futuro de Joy Division.

Foto: Jon Crabb

“Ian era un gran gran fanático de Joy Division y solía decirme: ‘Le daremos la vuelta al mundo con esta música, todos nos van a amar’”; no obstante, el suicidio de Curtis, días antes del inicio de su primera gira por Estados Unidos, frustró la materialización de ese sueño. “Nosotros estábamos escépticos pero él (Curtis) tenía razón”, insiste Hook.

Ahora, 40 años después de la muerte de su compañero, Peter Hook considera que el vocalista estaría orgulloso de sus excompañeros y sus logros. Incluso a pesar de la disputa legal que surgió entre ellos en 2015 –en la que Hook reclamaba pérdidas por dos millones de libras después de que el resto de la banda saliera de gira sin él en 2007–.

“Estaría muy orgulloso. Quizá no de nuestro comportamiento, pero estaría muy orgulloso de que nuestra música ha sido apreciada y aún lo es”, comenta el músico.

En 2010, tres años después de su salida de New Order, el bajista formó Peter Hook and The Light –junto con Paul Kehoe, Nat Watson, Andy Poole y Jack Bates, su hijo–, conjunto con el que ha interpretado en vivo los álbumes de sus bandas anteriores.

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“Mi mayor logro –asegura en entrevista telefónica antes de su séptima visita a México– es llevar a Joy Division a todo el mundo, lograr esa ambición me hace muy, muy feliz. Él estaba absolutamente en lo correcto: en todo el mundo la gente ama a Joy Division y estoy orgulloso de ser su abanderado”, apunta.

Este movimiento no agradó mucho a sus excompañeros de banda, Bernard Sumner, Stephen Morris y Gillian Gilbert, quienes calificaron el regreso de Hook a los escenarios como una maniobra netamente comercial.

El rey ha muerto, viva el rey

Creador de un sinfín de líneas de bajo, que caracterizaron el sonido de ambas bandas, Peter Hook formó parte de dos de las bandas británicas más influyentes del siglo XX en la industria del rock: Joy División y New Order.

En mayo 1980, después del suicidio del ‘frontman’, durante una reunión con Bernard y Stephen, Hook lanzó la pregunta que inició la conversación sobre el futuro de la banda. La respuesta, obvia en apariencia, tuvo sus claroscuros.

“La decisión más difícil fue dejar Joy Division atrás. Enterramos a la banda y ese fue el fin”, relata el bajista de 63 años.

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En cambio, mantenerse unidos como grupo fue fácil: “habían cambiado nuestras vidas, nos habíamos convertido en músicos y éramos buenos como músicos. Además ni Bernard ni Stephen ni yo queríamos regresar a trabajar. Queríamos continuar, seguir siendo nuestros propios jefes y hacer música porque éramos felices y estábamos muy satisfechos con eso, así que fue una decisión fácil (…), mantenernos juntos fue una decisión fácil y fuimos felices con eso pero también un poco difícil porque teníamos que escribir las canciones”.

Casi ocho meses después, en enero del 81, New Order debutó con el sencillo “Ceremony”, una de las últimas canciones compuestas por Ian Curtis y que grabó apenas cuatro días antes de morir.

“Para mí “Ceremony” fue un regalo que Ian nos dejó en un lugar solitario, de manera que pudiéramos comenzar de nuevo y que al final, fueron dos canciones (una versión de Joy Division y otra de New Order). Ya sabes, ambas son diferentes pero cada una es poderosa en su propia forma”, explica.

Que la última canción de una banda –que fue enterrada junto con su vocalista y compositor– sea, al mismo tiempo, la primera de una nueva banda tiene algo de poético. O por lo menos romántico. Sin embargo no es así.

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“Hay muchas cosas que son muy románticas y poéticas sobre Joy Division y New Order y la única cosa que las echa a perder es nuestra conducta que arruinó absolutamente todo al final”, señala. De nuevo, Hook hace un guiño a sus excompañeros y añade: “ya sabes, los hombres gordos y malcriados discutiendo sobre dinero siempre arruinan todo y eso está mal”.

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El capítulo final entre New Order y Peter Hook se cerró en 2017. Tras seis años de proceso legal, ambas partes lograron un acuerdo económico –del cual se desconocen detalles– y desde entonces no se han contactado, a pesar de vivir en el mismo pueblo apenas a un par de kilómetros de distancia.

Las malas decisiones de New Order

El deterioro de la relación con sus compañeros inició casi una década después del lanzamiento de “Ceremony”, durante la producción de Technique (1989) y Republic (1993). Ambos álbumes, recuerda Hook, fueron muy difíciles para New Order; durante la grabación del primero la relación no era muy buena y para el segundo, la situación era “absolutamente horrible”.

–¿Qué significan para ti estos discos?

–Mi disco favorito de todos es Technique y el menos favorito es Republic. Sin embargo y como suele pasar –ríe Hook–, ahora que los he tocado en este gira descubrí que ambos me gustan mucho. El problema con Republic –vuelve al tono serio– era nuestra relación más que el disco en sí.

Este, dice, fue un disco creado para salvar de la bancarrota a Factory Records –la disquera independiente que los producía– y The Haçienda –el club nocturno financiado por la disquera–, que se mantenían de las ganancias de la banda. Esto fue un error.

“No debíamos estar juntos cuando no queríamos hacer un disco y eso estaba completamente en contra de todo lo que habíamos hecho antes como Joy Division o New Order”, añade sobre la grabación del quinto LP de su exbanda.

Irónicamente, este disco –que “suena mucho a los Pet Shop Boys” bromea Hook–, es uno de los discos favoritos de sus fanáticos americanos e incluye “Regret”, sencillo que se ubicó en los primeros lugares de popularidad en Europa y el 28 en la lista de los Billboard Hot 100 de Estados Unidos.

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“Debo admitir que Republic no era un disco tan bueno. En Europa la gente lo amó pero la respuesta no fue la esperada; en México y Estados Unidos fue nuestro disco más vendido por mucho”, agrega el también exlíder de Monaco, uno de sus proyectos alternos.

Todos somos Joy Division…

Esta no es la primera vez que Peter Hook & The Light deja Manchester para presentar las versiones en vivo de los discos de Joy Division y New Order. Regresar tantas veces a los mismos temas una y otra vez podría restar valor a los recuerdos, pero Hook lo niega.

–¿Las canciones que tocabas con Ian y Bernard tienen la misma carga emocional incluso después de tantos años de interpretarlas?

–Para mí tiene más porque para ser honesto contigo, la forma en que terminó New Order aún es, hasta ahora, tan trágica como cuando nos separamos en 2007. Todas las veces que tengamos que tocarlas estarán cargadas de emociones porque la relación aún es muy mala.

Sin embargo, algo que acordaron los músicos incluso antes de formar New Order, fue no pelear por la propiedad emocional de la música.

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“Joy Division estaba fuera de nuestro control cuando Ian decidió tomar su propia vida, y cuando lo hizo, Joy Division había terminado, así que fue nuestro problema. Entonces lo acordamos todos y decidimos que la única cosa por la que no pelearíamos es por la propiedad emocional de la música”, cuenta.

Por eso lamenta que a Bernard, Stephen y Gillian no les guste interpretar canciones de Joy Division cuando se presentan como New Order aunque ahora lo hacen, asegura, porque él las toca. “Se ha convertido en una competencia entre nosotros”, dice entre risas al otro lado de la línea.

En este estire y afloje entre los músicos, ninguna de las partes puede bajar la guardia: “Ni el autoproclamado New Order ni yo nos podemos relajar porque aún discutimos por todo, todo el tiempo. Hemos decidido no relajarnos en nuestra vejez; tal vez eso es lo que nos detiene y no nos deja continuar: los malos sentimientos”.

Por su parte, Hook continúa con las giras con versiones en vivo de la discografía de ambas bandas y otros proyectos como Joy Division Orchestrated –versiones de canciones de la banda con orquesta en vivo–.

“Tocar todas las canciones de Joy Division ha sido catártico. Me ha hecho muy feliz y orgulloso tocar las canciones que nunca toqué con Bernard o Stephen.” Y con voz amable confiesa: “con gusto podría cambiar todo el mal comportamiento por eso. Vale la pena”.