¿Qué sucede cuando un grupo de restauranteros e importadores de carne se cansan de Polanco? La respuesta es Gardela. Un espacio desenfadado que rinde culto a la carne y a la cocina casera italo-argentina. Basta mirar su llamativo aparador donde se añejan cortes como rib eye, bife o churrasco, para descubrir el corazón de esta nueva apuesta en la Roma.

Gardela responde a la demanda de lugares amplios en una zona donde abundan las esperas, especialmente en fin de semana. En su interior encontrarás una decoración que fusiona la estética industrial con aires campiranos, que sorprendentemente hacen buena mancuerna. Al abrir el menú verás un infalible listado de platos para todos los gustos: pizza, pasta, ensaladas, pescados y carne. Comienza con una fresca burrata o los espárragos gratinados.

Para picar ordena una pizza al centro –la fugazza (cebolla, parmesano y chile) es la recomendación–. Que no te apene ponerle un toque de chimichurri a tu carne, puede saborearse tanto en su versión añejada como en dry aged, ya dependerá de qué tan intenso te guste el sabor de un corte (y lo holgada que esté tu cartera pues la segunda es un lujo). Acompáñala con una ensalada verde y un puré de camote, es terso y delicioso. Eso sí, para resaltar el sabor del corte hay que ordenarlo término medio o en su punto.

De postre, el flan es imperdible; aunque es el sabor tradicional, su consistencia lo hace especial –la receta proviene de la abuela de uno de los dueños y sabe a apapacho.

El vino es el maridaje recomendado. Su cava cuenta con etiquetas boutique provenientes de Argentina, muy recomendables y difíciles de conseguir, así que aprovecha; así como una buena selección de Francia, Chile y México. Aunque la coctelería no se queda atrás, de su bien surtida barra salen tragos clásicos. Y si lo tuyo es hacer tu propia carne, tienen un salón privado con todo y asador para que demuestres tus habilidades.