No existe un perfil único de “gringo” que gentrifica la ciudad. Lo cierto es que su presencia ha crecido de forma visible en los últimos cinco años.
Así como un judío o israelí random no es responsable de la guerra en Gaza, tampoco un gringo en la Roma es culpable del aburguesamiento en la CDMX.
Somos una suerte de nómadas urbanos, pero no por voluntad: cargamos residencias temporales y la certeza de que el estado actual nunca se solidificará.
La CDMX es más que tres barrios. Somos una ciudad inmensa –casi interminable– y hay demasiadas –DEMASIADAS– cosas buenas para comer.