La mañana del 5 de mayo de 1862 inició con el disparo de un cañón; El General Ignacio Zaragoza, enfrentó al  ejército francés, considerado en ese entonces el más poderoso del mundo. A pesar de la superioridad en número de soldados y armamento, las tropas nacionales lucharon hasta lograr la retirada de los invasores. Por lo que se considera como uno de los episodios más gloriosos de la historia de México.

El resto de la historia la sabemos; Zaragoza engalanó los billetes de quinientos varos, el día es festivo –que no feriado— y los gringos celebran con más entusiasmo que cualquier mexicano el Cincou di mayou. 

Lo que mucha gente aún desconoce, es que la celebración del 5 de mayo en territorio norteamericano también inició como un acto de resistencia.

Un acto político y de identidad

La celebración es todo menos nueva, de hecho, inició el mismo año en el que se logró la victoria. Los primeros en hacerlo eran parte de la red de grupos latinos llamados “juntas patrióticas mejicanas”, sí, con jota. Las juntas tuvieron sede en Arizona, California, Oregón y Nevada llegaron a contar con 14 mil miembros.

Según el doctor David Hayes-Bautista; en 1863, un empresario mexicano-americano promovió el primer festejo del Cinco de Mayo con la esperanza de que un espectáculo de danza mexicana y española se convirtiera en una tradición cultural… Con ganancias monetarias de por medio, obvio.

De ese momento, brincamos hasta 1930, tiempos de la Gran depresión; esta época vio nacer clubes sociales y grupos eclesiásticos mexicoamericanos para promover y mantener el sentido de comunidad.

5 de mayo

The Battle of Puebla

A finales de la década de 1960 lxs activistas chicanos por los derechos civiles en los campus universitarios adoptaron la Batalla de Puebla y el 5 de mayo como un día para recordar la victoria del ejército mexicano; así como dar mayor visibilidad a su identidad.

De acuerdo con Antonio Sánchez, doctor en filosofía por la Universidad de Washington explica en The Real Meaning of 5 de Mayo que los primeros gritos de “¡Viva la raza” y “viva el Cinco de Mayo!”. Los dieron activistas, pero, rápidamente la celebración se esparció entre la comunidad mexicoamericana que deseaba reafirmar su identidad y mostrar un orgullo social y cultural a través de imágenes de protagonistas de la revolución mexicana como; Pancho Villa, Emiliano Zapata y Las Adelitas. También de quienes encabezaban la lucha de los trabajadores agrícolas, como César Chávez. 

Una población muchas veces menospreciada y marginada que se reivindicó  al asumir esa “improbable” victoria mexicana”, como suya.

Entre promos de chupe y orgullo mexicano

En 1980 los activistas dejaron la celebración a un lado y los gringos se la apropiaron, dándole ese toque lleno de clichés que conocemos hoy; sombreros, piñatas y maracas (?) más promos de margaritas y taquitos. Lo cierto es que según un sondeo de NationalToday.com 90% de la población estadounidense no tiene idea de qué se festeja.

Además, 39% de las personas encuestadas aseguró que esa era la fecha de la independencia de México; 26%  dijo que el Cinco de Mayo es una celebración de la cultura mexicoamericana, y para rematar, 13% piensa que es sólo una excusa para beber.

Sin embargo, también permanece como una de las fiestas más importantes para la comunidad mexicoamericana, especialmente en Los Ángeles y en Chicago. Pero tiene presencia en prácticamente toda la unión americana. Incluso en Nueva York se realiza un desfile temático al respecto, también hay baile y otras expresiones culturales mexas. Así que, pese a todo, aún tiene un fuerte significado de orgullo, identidad y conexión con las raíces que unen a la población mexicoamericana con este país.

Emblema: un festival para todos los gustos y generaciones