En 1968, al sur de la ciudad se fundó Hip 70, una de las primeras tiendas de discos importados de rock que le dio un espacio de expresión a los rockeros chilangos, impactando en toda una generación de jóvenes que aún recuerdan con nostalgia este icónico establecimiento que transpiraba libertad.

El nombre alude al movimiento hippie y el responsable de esta propuesta fue Armando Blanco, un joven de 19 años que con la iniciativa de promover el rock alternativo realizó distintos viajes (principalmente a Los Ángeles) para traer a la CDMX la música que representó una revolución cultural en aquella época.

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No todo era discos de rock

A finales de los 70´s, el piso arriba de la tienda se convirtió en un pequeño foro de conciertos para 300 personas. Cabe mencionar que en Hip 70, artistas y grupos como el TRI, Cecilia Toussaint y Sombrero Verde (antes de ser Maná) tuvieron algunas de sus primeras tocadas.

Una gran cantidad de grupos pasaron por este lugar, pero sin duda dos de los más destacados fueron Dangerous Rythm y Size, quienes con su sonido new wave y punk dejaron huella en la escena musical capitalina. Estos últimos eran de los que abarrotaban el lugar y tal fue su trascendencia que en 1980 fueron escogidos para abrir el concierto de The Police en la CDMX.

Siguiendo este mismo espíritu rockero, Blanco también comenzó a producir algunos discos de estas bandas. Con el paso del tiempo, el público chilango demandaba más de Hip 70, por lo que llegó a contar con otras sucursales ubicadas en la Zona Rosa, Insurgentes y Satélite.

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La fiesta no paraba

Aquí el ambiente lo era todo y definitivamente se armaban los pachangones desenfrenados al ritmo del punk y rock urbano, en donde las go go girls también se presentaban con sus distintas coreografías. Siendo una época en donde el “desenfado” de la juventud era criticado, estos espacios fueron irrumpidos por las autoridades en distintas ocasiones.

Este concepto que comenzó con un local en el Centro Comercial Minimax fue un espacio que durante 20 años nos regaló anécdotas, nueva música, artistas extraordinarios y una sensación de liberación en una época en la que el rock le daba un sentido de identidad a la juventud chilanga.

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