Este dueto lleva años trabajando, pero no fue sino hasta su álbum anterior (Attack and Release, 2008) que dieron el brinco hacia música mucho más compleja. El combo guitarra-batería tiene un sonido limitado, en el camino del blues y el rock and roll puro y crudo. Grababan sus discos en cuestión de horas, por lo que su ritmo de producción llegó a ser de hasta dos discos por año (como Led Zeppelin en sus buenas épocas). Patrick Carney y Dan Auerbach sonaban como un lado B de los White Stripes, y cuando conocieron al icónico productor Danger Mouse integraron sintetizadores y nuevas técnicas de grabación. Hoy son parte fundamental del crisol de bandas que siguen manteniendo verdadero el significado del rock.
¿Han venido al DF?
Desafortunadamente, no.
¿Qué les hace falta para dar el brinco?
Casi nada. Tal vez sea el tiempo lo que les hará justicia (llevan 9 años tocando juntos), una vez que termine de pasar la moda de las bandas para bailar. Es música que se pasa de boca en boca, y eso los ha llevado a aumentar la tipografía en los carteles de los festivales más importantes del mundo… cada vez más alto.
Si pasan al olvido, ¿cómo los recordaremos?
Será (y para muchos ya es) una banda de culto, que siempre tienen una canción para cambiar de estado de ánimo.