Por: Bianca Carretto
Una escena de la película WALL-E de Disney de apenas 46 segundos es suficiente para ilustrar la importancia del suelo cuando hablamos de sostenibilidad. En ella observamos al pequeño robot deambular por un planeta Tierra devastado en un ambiente abrasador como consecuencia de la alta radiación solar. En un momento, encuentra una planta dentro de un zapato como una señal de vida.
Aunque parece poco probable, sí es posible que una planta nazca a partir de los desechos. Los tecnosuelos desarrollados desde 2018 en la Ciudad de México así lo demuestran.
Esta solución está contemplada en la Ley Ambiental de la Ciudad de México que busca aprovechar residuos de construcción y demolición al mismo tiempo que reduce la explotación ilegal y la degradación de suelos en la capital. Esto es a partir de la sustitución de los suelos naturales, para la creación de áreas verdes.
“Es un proyecto que podría tener un beneficio ambiental inmenso porque le podría quitar el daño ambiental que se ocasiona en los cerros, pues los están despojando de la tierra para vender la tierra en los viveros”, explica Lilu, abogada ambiental.
Formar un centímetro de suelo fértil puede tomar entre 100 y 400 años, de acuerdo con el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN. En contraste, el ritmo de degradación avanza a un ritmo tal que se estima que hacia el 2030 el promedio anual de pérdida de tierras será de 219 hectáreas, según datos de la UNAM.
Desde 2018 en esta Casa de Estudios, en conjunto con la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México se puso en marcha un programa de investigación orientado al diseño y mejora de tecnosuelos.
En una ciudad donde diariamente se generan casi 14 mil toneladas de residuos de construcción y demolición, provenientes en su mayoría de obras públicas, su aprovechamiento abre oportunidades que van más allá de la regeneración de espacios verdes.
De acuerdo con información de la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México este tipo de suelos también conocidos como “tecnosoles” o “suelos a la medida” podrían cumplir funciones como almacenar agua, regular la temperatura urbana o la recarga de mantos acuíferos.
Aunque los tecnosuelos ofrecen una alternativa de sostenibilidad para recuperar áreas verdes en la Ciudad de México, para la ingeniera Gabriela Salido hay un paso previo que se debe dar para avanzar hacia la sostenibilidad: el ordenamiento territorial para garantizar que en el futuro no haya una mayor pérdida de áreas verdes.
“Debemos tener reglas claras. La ciudad no puede perder un metro cuadrado más de áreas verdes. En tu diseño en el espacio público tienes que tener la garantía de que todo lo que se haga a partir de ahora tiene que avanzar en esa ruta”, dice en entrevista para Chilango.