El uso de plástico en la contingencia se ha convertido en un aliado no solo del personal médico, también de comerciantes y taxistas.

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La Ciudad de México le declaró la guerra al plástico, principalmente a las bolsas, tras prohibir su fabricación, comercialización y uso; sin embargo, tres meses después de que entró en vigor la medida, la contingencia sanitaria por covid-19 le dio un giro inesperado a la batalla a favor del medio ambiente.

Hospitales, tiendas y los hogares chilangos han visto en ese viejo enemigo (el plástico) a un nuevo aliado para protegerse contra el nuevo virus. Prácticamente todos los materiales de protección sanitaria están elaborados con este material, principalmente cubrebocas, caretas, guantes y trajes lavables que cubren a personal sanitario de la cabeza a los pies.

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En locales y changarros chilangos han optado por colocar películas o micas protectoras para no estar en contacto directo con sus clientes. Tal es el caso de la miscelánea “Elvis”, una tienda de abarrotes al oriente de la ciudad, en el cual colocaron un pedazo de hule cristal, sujetado de las rejillas donde despachan y cobran, como medida de protección ante la pandemia.

Al igual que esa tienda, cientos de negocios en la ciudad están adaptando objetos hechos de plástico para protegerse. Inventos similares se pueden observar tanto en comercios que ofrecen productos de primera necesidad, como en oficinas, bancos, cajas de supermercado, e, incluso, en vehículos de transporte privado y/o taxis.

Debido a sus características, el uso del plástico en la cuarentena ofrece una ventaja en comparación con otros materiales, pues se puede limpiar y desinfectar sin dañar su forma o efectividad, explica Aldimir Torres Arenas, presidente de la Asociación Nacional de Industrias Plásticas (ANIPAC), quien platicó con Chilango.

“El plástico en la contingencia se eleva, no como el cruel enemigo que todos veíamos, sino como el amigo que cumple con las cinco características de la economía circular: reducir, reciclar, reutilizar, rediseñar y repensar. Cuando entendemos que debemos trabajar con responsabilidad compartida, la industria, la sociedad y el gobierno, nos damos cuenta de que el plástico es un excelente aliado”, precisa el también especialista en Química en Plásticos.

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Pese a esto, debido al impacto ambiental negativo de este material, la industria del plástico va en detrimento, pues tan solo en la CDMX representa entre 30% y 35% del total de la basura diaria generada (únicamente empaques y embalajes).

Apenas el pasado 2 de enero se publicó en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México un decreto por el que se modifica el Reglamento de la Ley de Residuos Sólidos del Distrito Federal, que establece sanciones que van de los 42 mil a los 170 mil pesos para quien viole la prohibición de bolsas de plástico.

Sin embargo, la contingencia sanitaria obligó a las autoridades de la ciudad a flexibilizar las medidas del uso de bolsas de plástico, principalmente en el desecho de residuos sanitarios, como papel higiénico y cubrebocas.

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Con el fin de proteger al personal de limpieza, la Secretaría del Medio Ambiente publicó un protocolo para la correcta separación de los residuos, en el que sugiere la utilización de bolsas de este material.

El plástico en los hospitales

Joel Rosas Hernández, infectólogo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), reconoce la importancia del plástico en la contingencia para evitar los contagios en los hospitales: “además de ser lavable y reutilizable, lo podemos desechar sin tanto problema, a diferencia de las telas, los vidrios o los metales”, explica en entrevista con Chilango.

Trajes completos, guantes, caretas, goggles, botas, cubrebocas, mangueras, cables, carcasas, protección de suelos y paredes, platos y cubiertos desechables, batas, camas, cortinas, bolsas de sueros, empaques de medicamentos, jeringas, cápsulas de presión negativa, instrumental electrónico, son solo algunos de los artículos que se utilizan en la primera línea de atención médica contra la covid-19, comenta Joel Rosas, sobre el uso de estos materiales elaborados con plástico que se han vuelto obligatorios durante la contingencia.

Diego Sierra, uno de los médicos del Hospital General de Zona 48, atiende todos los días a pacientes con covid-19. Su uniforme le aporta protección para aminorar el temor a contagiarse, pues sabe que su vida depende del correcto uso de estos equipos elaborados con plástico, los cuales desecha al terminar su guardia, que ha llegado a ser de hasta de 36 horas.

Al igual que él, miles de profesionales de la salud y trabajadores en los hospitales usan equipo nuevo todos los días. Pese a la producción importante de basura, esta medida ayudará a frenar el virus, justifica Aldimir Torres.

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La importancia del plástico en la contingencia

A partir del próximo año, la CDMX ampliará su lista de prohibición de plásticos, sobre todo para aquellos considerados de un solo uso, como los artículos de unicel, cubiertos, popotes, entre otros. Sin embargo, algunos de estos se han convertido en aliados de comercios, principalmente de restaurantes, para ofrecer sus productos solo para llevar o entregarlos a domicilio.

Para estos negocios, la mejor opción es utilizar el plástico mientras siga la contingencia, pues “sus propiedades físicas responden de manera idónea ante las necesidades de los vendedores y consumidores: es impermeable, resistente, flexible, transparente, lavable, liviano y reutilizable”, argumenta el ingeniero industrial Pedro Salas, quien, además de estudiar los componentes e implicaciones económicas de este material, produce plástico biodegradable.

Ernestina Padilla pide comida a domicilio todos los días, pues tiene miedo de salir a la calle y contagiarse de covid-19. Esta joven de 26 años padece asma desde niña y sabe que una crisis respiratoria podría ser fatal.

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“No quiero arriesgarme, por eso cuando recibo mi comida, siempre la desinfecto con jabón o cloro. La mayoría de las veces, diría que un 95% de las ocasiones, viene empaquetada o envuelta con unicel o plástico, y reforzada con bolsas. Rara vez viene en cartón u otros materiales, como el vidrio o aluminio”, comenta.

Impacto ambiental negativo del plástico en la contingencia

Hasta el momento se desconoce cuántas toneladas de basura de plástico se han generado durante la pandemia en la CDMX.

En otras partes del mundo, como en la comunidad autónoma de Asturias, se produjeron tan solo en abril 185 toneladas de basura en los hospitales, compuesta de uniformes y equipo médico.

De acuerdo con el más reciente Inventario de Residuos Sólidos de la Ciudad de México, al día se generan 49.49 toneladas de basura de plástico en la capital, de las cuales solo se aprovecha 76.3%.

No obstante, aunque en México no hay índices de la producción de basura en los hospitales, las toneladas de basura de plástico en la contingencia no se pueden reutilizar de inmediato, sino que deben pasar por un proceso especial de sanitización, explica Joel Rosas, pues el virus puede llegar a vivir hasta 72 horas en este material, de acuerdo con un estudio científico publicado en marzo pasado, por The New England Journal of Medicine.

En un comunicado publicado el pasado 20 de enero, la organización no gubernamental Greenpeace y la Alianza México sin Plástico argumentaron que el impacto ambiental de este material no radica en su uso, sino todo lo contrario: en su poco uso, pues al desechar los paquetes, envolturas o embalajes a la basura tardan en degradarse cientos de años, lo cual no tiene sentido si se utiliza solo 10 minutos:

“No existen culpables únicos. Todos los actores involucrados somos parte de este problema, pero también podemos ser parte de la solución. Es momento de que trabajemos juntos el gobierno, los consumidores, la sociedad civil y la industria para encontrar soluciones y hacer de este cambio una oportunidad de innovación para la Ciudad de México”, concluye el comunicado.

Para la industria del plástico, más que beneficiarse por el uso del plástico en la contingencia, consideran que se están terminando de hundir, en tanto las demás industrias relacionadas y dependientes de este material están completamente paralizadas, como la automotriz, comenta Aldimir Torres. 

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