Seguro te has preguntado ¿por qué febrero tiene 28 días y los demás meses entre 30 y 31? No te preocupes, no eres el único; y para dejar de lado esa duda, en Chilango te explicamos la razón.
Febrero se ha coronado como un mes especial, ya que lleva entre sus días el romántico festejo de San Valentín. Además, es el único mes que dura 28 días y cada cuatro años se modifica, agregando un día extra.
¿Quién decidió que febrero tendría menos días?
Existen diversas explicaciones de por qué este mes es diferente a los demás, pero ambas se remontan a la antigua Roma; y es que antes, los romanos se guiaban mediante el calendario de Romulus, dicho artefacto sólo contemplaba 10 meses de 31 días.
¿La razón? En esos tiempos la agricultura y las actividades en el campo eran el sustento humano más importante. Debido a esto, la estación invernal no era una temporada que valiera la pena, así que simplemente no se llevaba registro de su acontecimiento.
Por lo tanto, los meses de enero y febrero eran invisibles. Aunque está práctica tardó en modificarse, las actividades de organización se veían afectadas por esos días aparentemente invisibles.
La astronomía influye en el calendario
Hoy en día sabemos que la astronomía tiene un fuerte impacto en la vida diaria. La alineación de los planetas, el descubrimiento del cosmos y las fases lunares no solo han funcionado para prácticas esotéricas o de ciencia especializada, sino que también son de gran ayuda en la medición de tiempo.

De manera inicial, se alineó el calendario con las fases lunares, pasando así a repartir el año en 12 meses que dieran en total 355 días, surgiendo así, el mes de enero y febrero. Siguiendo lo marcado por la luna, era necesaria la existencia de un mes con 28 días para evitar sumas impares.
¿Qué tuvo que ver Julio César con los 28 y 29 días de febrero?
En el año 45, el dictador romano Julio César solicitó un nuevo calendario con 365 días y seis horas, correspondiente a los cálculos que ya habían hecho los egipcios respecto al tiempo terrestre.
Al igual que en los inicios, este calendario iniciaba en marzo, por lo que se tuvo que repartir los días restantes entre los meses de 29 y 30 días, para que finalmente quedaran en promedio de 30 o 31.
Pero febrero no tuvo la misma suerte, aunque aún sobraban seis horas y debido a sus pocos días, se eligió al segundo mes del año como el ideal para sumar dichas horas cada cuatro años y llegar a la inclusión de un día extra, a esto se le conoce como año bisiesto.
¿Salto en el tiempo?
A pesar del gran avance de conocimiento en los romanos, sus cálculos no eran correctos, pues la Semana Santa se atrasaba cada vez más. Esta situación tuvo fin gracias al papa Gregorio XIII, quien en 1582 decidió crear el calendario gregoriano, que es el que usamos actualmente.
Ahora existen reglas más especificas en cuanto a la medición del tiempo y los días. Sin embargo, la imposición de un año bisiesto cada cuatro años sigue siendo vigente. ¿Ya conocías la razón?
