Más allá de la transición energética

La Ciudad de México ha transitado en las últimas tres décadas de políticas ambientales a cambios y leyes que buscan garantizar recursos para las generaciones futuras, pero aún encara desafíos.

Por: Bianca Carretto 

“En la antigua Grecia, la ciudad-estado revolucionó la gobernanza y trajo la democracia a Europa. Hoy, las ciudades y las autoridades locales están a la vanguardia de otra revolución profunda, la transición energética”.

Es el texto inicial del estudio “Solar Cities” realizado en junio de 2023 por la organización Solar Power Europe, conformada por empresarios del sector fotovoltaico europeo. Se trata de un documento que analiza las soluciones implementadas en 21 ciudades europeas para la implementación de la energía solar.

Porque aunque parece que la transición energética se limita a la instalación de paneles en los techos de los hogares, diversos estudios hacen referencia a los cambios en materia de planeación, normatividad y en el diseño arquitectónico como consecuencia de la adopción de energías renovables.

Algunos de los ejemplos que menciona el texto son los de Berlín, Alemania, donde se estableció un estándar acorde al número de apartamentos por edificio, además de un mandato a construcciones nuevas para destinar el 30% de sus techos a la instalación de paneles solares. En la ciudad de Oslo, en Noruega, se implementó un proyecto de integración de techos verdes con paneles solares a dos caras, con resultados exitosos.

En la Ciudad de Rennes, en Francia, para mantener la apariencia estética del lugar y la protección del patrimonio cultural, las autoridades han optado por esquemas en los que los paneles solares se integran directamente a su infraestructura.

En la Ciudad de México ese proceso inició hace seis años, a través de la puesta en marcha de “Ciudad Solar”, programa que forma parte de los siete ejes que conforman el Programa Ambiental de Cambio Climático. Este inició operaciones con la instalación de los primeros paneles solares en edificios de la Secretaría de Desarrollo Económico.

Tres años después, en mayo de 2022, se anunció la puesta en marcha de un megaproyecto fotovoltaico en la Central de Abasto de Iztapalapa, con la instalación de paneles solares en las 20 hectáreas que ocupan sus bodegas. Y si bien ya está en marcha, es un programa que hasta ahora no ha mostrado cambios significativos, de acuerdo con un informe presentado en agosto de 2024 por el Consejo de Evaluación de la Ciudad de México (Evalúa).

¿Qué ha hecho falta? ¿A dónde hay que voltear a garantizar que la adopción de la energía solar en la capital logre los objetivos propuestos de disminuir hasta 2 mil 360 toneladas de emisiones contaminantes? ¿Cómo impactará en el diseño de la Ciudad y su planeación? ¿Es posible lograr su integración al paisaje urbano?

Si bien hay estudios en los que ya se delinean respuestas sobre los impactos del diseño urbano en la eficiencia energética tras la adopción de energías solares –uno de ellos publicado en la revista Science Direct sobre el caso específico de la Ciudad de Oeiras, en Portugal, en la Ciudad de México aún está pendiente su medición.

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