¿Quién no ha visto un árbol hecho casita, bolita, cubo o hasta figuras abstractas que rayan en el arte conceptual? O a veces en el “mal gusto”, por decirlo de otra manera. Este estilo se conoce como poda topiaria y la especie más utilizada para hacerla son los ficus.
Nativos de las selvas tropicales del sudeste asiático, los ficus se convirtieron en uno de los árboles más populares en los últimos 40 años debido a su tolerancia a este tipo de podas, pero también por ser árboles inmensos que pueden vivir hasta 80 años, alcanzar alturas de hasta 20 m y diámetros de 1 m de ancho en la ciudad, donde sus copas nos dan una sombra bien rica. En zonas tropicales desarrollan raíces aéreas que aumentan el tamaño del tronco, o incluso que se convierten en nuevos troncos y ayudan a sostener las ramas y la copa. Pero tanta belleza a veces lleva su lado negativo, y en el caso de los ficus esta consta de raíces tan grandes y fuertes que levantan cimientos y tapan tuberías como si de una actitud rebelde se tratara.
Aunque la infraestructura se repara, casi siempre para hacerlo se le cortan raíces al árbol y esto influye en su salud y estabilidad. En situaciones más drásticas, los ficus terminan talados para componer una simple banqueta.
Emparentados con las higueras, los hules y los amates, con flores nunca visibles, únicamente son polinizados por avispas diminutas que se meten a los higos (llamados botánicamente siconos) cuyo ciclo de vida está tan ligado a los árboles, que nacen y se reproducen dentro de los frutos.
Esta simbiosis y tipo de reproducción es tan característica de estos árboles, que ficus en latín significa “higo”. Los ejemplares del árbol en la ciudad suelen estar llenos de aves que se alimentan de sus frutos.
Los ficus son de los árboles más polémicos, poco recomendados por su gran tamaño y la fuerza de sus raíces, pero muy queridos por su sombra y formas curiosas. Han pasado a formar parte de la identidad de la CDMX y, a pesar de todas las recomendaciones, seguirán siendo plantados.
El ficus, extranjero pero chilango, se ha convertido en parte de la historia de CDMX. Lee más sobre el tema en Flora citadina, de @arbolescdmx, en nuestra revista de agosto.
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