“Yo siempre tuve la fantasía de fotografiar Pedro Páramo, pero salió la oportunidad de dirigirla y lo hice. El dilema fue ¿entonces quién la va a fotografiar?”, dice el laureado cinematógrafo Rodrigo Prieto, sentado en un sillón verde con la Ciudad de México al fondo.
La frase “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”, que recita Juan Preciado al inicio de esta novela de Juan Rulfo, ahora resuena en la vida de Prieto, quien con esta película se estrena como director de largometrajes. Después de trabajar con Martin Scorsese, en Los asesinos de la Luna (2023), o Greta Gerwig, en Barbie (2023), es con esta historia con la que vuelve a filmar en su país natal.
Y lo hizo junto a un equipo repleto de rockstars del cine internacional (Eugenio Caballero, Carlos Y. Jacques, Anna Terrazas), la música de Gustavo Santaolalla y un elenco con nombres como Tenoch Huerta, Dolores Heredia, Ilse Salas, Héctor Kotsifakis, Mayra Batalla, Roberto Sosa y Manuel García Rulfo, quien hace de Pedro Páramo y curiosamente es pariente de Juan Rulfo.
La película narra el viaje cargado de ilusiones de Juan Preciado (Huerta) buscando la riqueza de un padre a quien no conoce. Al llegar a Comala, lugar donde le dijeron que vivía, solo encuentra los atroces recuerdos de un pueblo sometido durante décadas por Pedro Páramo (García-Rulfo), un cacique local de quien dependen la vida y la muerte de un lugar invadido de susurros y personajes fantasmales, a través de los cuales conoce sobre la destrucción que trajo tras de sí la convulsa pasión frustrada de Páramo por su amada Susana San Juan.
Este 2024, Rodrigo Prieto trae este clásico de la literatura iberoamericana a la pantalla y nos presenta su propia versión de Comala.
Revivir fantasmas
Es probable que el primer acercamiento que hayas tenido con Pedro Páramo haya sido en la secundaria o en la prepa. Rodrigo Prieto, como la mayoría de lxs mexicanxs, también. Desde entonces había pensado en la posibilidad de algún día filmar su propia versión del libro más icónico de Rulfo, publicado en 1955. Y, con ese talento fotográfico e imaginativo que lo caracteriza, la volvió una película fantasmagórica que se atreve a romper el tiempo, tal como lo hace la novela.
Rodrigo Prieto ya había convivido con esta novela, incluso hizo un guion hace años, pero encontró una gran adaptación en la versión del español Mateo Gil (Tesis, Abre los Ojos, Mar Adentro). “Adaptar la novela fue toda una experiencia. Un trabajo arduo, complicado y complejo. La ventaja de la adaptación de Mateo es que él profundizó muchísimo en el mundo de Rulfo y en esta estructura tan experimental; el reto era cómo contar eso en el cine. El trabajo fue convertirla a mi versión”, asegura el cineasta desde lo alto de la CDMX, en las oficinas de Netflix, productora de la cinta.
Entre los retos de este Pedro Páramo estuvo hacer justicia a la poesía que Rulfo plasma en la novela: “Recuerdo días en que Comala se llenó de adioses”. Y no solo mediante los diálogos que Gil recuperó de la esencia rulfiana, sino en ese trabajo artesanal para contarla con imágenes y crear esa atmósfera mediante imágenes.
“Mateo Gil utilizó los textos de Rulfo, no inventó diálogos, eligió los que quedaban mejor. Mantuvo esos sonidos de los textos rulfianos, que son coloquiales pero poéticos. Después el reto fue que los actores los dijeran de una manera cotidiana, y funcionó bien porque Rulfo se basó en el lenguaje de la gente, pero no dejó de lado su poesía. Él tomaba notas de cómo hablaba la gente en Jalisco, y lo combinaba con esa musicalización de diálogos que suena mexicano, auténtico y muy bello”, dice el director.
En busca de Pedro Páramo
La búsqueda de todos los personajes fue un reto para él y para la producción, pero en especial fue difícil encontrar a un Pedro Páramo: “El que más me sonó a Jalisco y a Rulfo fue Manuel García-Rulfo. Yo lo conocí en Londres, estaba filmando Barbie y me fue a visitar porque estaba en Madrid. Lo que él tiene es esa relación del ‘patrón’, porque ha estado en muchos ranchos. No tuvo nada que ver su apellido”.
Llegar a dirigir Pedro Páramo fue como un llamado de la vida, nada forzado, nada planeado, asegura Prieto. “Me llamó Stacy Perskie, me dijo que con Netflix, que estaban comprando los derechos, que si me interesaba dirigirla y dije ‘va’, no la pensé. En algún momento esta película iba a ocurrir, Mateo tuvo planes de dirigirla, pero no ocurrió. Y acabé haciendo la dirección y la fotografía junto con Nico Aguilar, con quien trabajé en Los Asesinos de la Luna. Fue una colaboración bellísima”.
Prieto ya había sido director en 2013, pero de un cortometraje llamado Likeness, un proyecto muy personal para el cineasta donde dirigió a la actriz Elle Fanning. Es por eso que este filme es su debut en los largos de ficción.
“Rulfo hizo esta novela para reconectar con sus raíces de esa época revolucionaria. Para mí Pedro Páramo es un reconectar con mi país, con mis raíces, las raíces de mi abuelo, que luchó en la Revolución y tratar de entender quién soy yo a partir de los personajes a partir de esta historia de mi tierra”, reconoce el director.
A diferencia de las tres películas previas (1967, 1977 y 1981), si algo distingue al nuevo Pedro Páramo es el uso de la tecnología: “Aquellos intentos reforzaron la idea de que la novela era imposible de adaptar: retratar una Comala abandonada, derruida, pero también poder verla en su apogeo con vegetación, cambiarla a verla desértica; ver a los personajes jóvenes, en edad media, viejos, todo esto apenas pudimos hacerlo con efectos visuales y un gran maquillaje. Fue justo el momento para contar esta historia”.
El Pedro Páramo 2024
Lo que más le gusta a Rodrigo Priet de esta peli es verse reflejado en ella y en los personajes. “Disfruto el resultado de la colaboración de todo el equipo (técnicos, vestuario, actores, artesanos, constructores), me emociona recordar cuando comenzamos a trabajar con los actores, el proceso de imaginación y verlo por fin terminado. También encontrar ese naturalismo con el que Rulfo trata este tema tan surreal. Yo quise respetar eso, pero darle un toque un poco más extremo”.
Y sí, 2024 es un buen momento para hacer una nueva propuesta de Pedro Páramo. Esta película, aclara el director, no pretende sustituir a la novela, “al contrario, lo que espero es que ayude a que la novela tenga mayor exposición, idealmente internacional, para que más gente conozca y lea la obra de Juan Rulfo.
¿Cómo se sintió cambiar de banquillo, a la dirección?
RP. Siempre he observado cómo trabajan los directores con los que he trabajado, veo cómo hablan con los actores, pero sí me hice muy consciente de la dirección. Nunca me había sentido tan enfocado en algo. Como fotógrafo lo estoy y el trabajo se vuelve una obsesión, pero como director sí tenía que estar mirando todo, y sintiendo si conectaba con lo que los actores estaban haciendo, si la actuación me causaba risa, si me emocionaba, de las sensaciones que ocurrían en mi cuerpo y con la esperanza de que eso se transmitiera a quien está viendo.
¿Por qué hay tan buenxs fotógrafxs?
RP. Creo que tiene que ver con la cultura visual. Aquí, a donde vayas hay una ebullición de expresión visual: desde la ropa, la comida, el arte. Somos herederos del trabajo de muralistas, de Gabriel Figueroa pintando en la pantalla de plata y nosostros seguimos esa tradición. Hablando de cómo en Pedro Páramo se hereda esa tradición, también los fotógrafos heredamos esa tradición. Y creo que nos inspiramos entre nosotros: Guillermo Navarro, Angel Goded, Emmanuel Lubezki, y pienso ‘si ellos pudieron hacer esto, yo puedo eso y más. Pasa un poco con los directores, es una sana competencia.
Pedro Páramo tendrá un estreno exclusivo en Cine Tonalá en la Ciudad de México del 12 al 19 de septiembre. Pedro Páramo será parte de la programación del Festival Internacional de Cine de Morelia y estrena el 6 de noviembre de 2024 solo en Netflix.