El rap proviene directamente de las clases marginadas de Nueva York de principios de los años ochenta, pero su explosión en la cultura mainstream lo podría hacer parecer algo directamente relacionado con la opulencia, las joyas y banda que parece presumir más de lo que aporta al género musical.

Pese a esa degeneración del estilo, la pandilla chilanga debe estar orgullosa porque contamos con Eme Malafe, un carnal oriundo de la capirucha que está haciendo valer las raíces de este género urbano. Ya sea a través de la integración de rasgos culturales totalmente mexicanos como los corridos, la representación de su barrio Tepito y la Colonia Morelos, en cada cosa que publica y sobre todo por la humildad.

El pasado 1 de abril, Eme Malafe presentó en el Festival Ceremonia el show más grande de su carrera con más de 138 personas detrás de él y dentro de un cartel de primer nivel junto a grandes estrellas internacionales. Chilango tuvo la oportunidad de platicar con él y nos contó lo que significó representar a su barrio en esa tarima tan importante.

Chilango: ¿Cómo te sientes de representar a tu barrio en la escena capitalina del rap?

Eme Malafe: Sí. Pues yo creo que es mi mayor orgullo. Nunca, nunca, nunca en la vida pensé que fuera a ser así. Que me digan “No, carnal, usted es de ciudad” o “Carnal, usted es el de aquí, es el gallo de acá”. Y primero era así como de: “A huevo, algún día” ¿No? Y ahorita ya me topan artistas de otros lados y es así de “A huevo, el de la ciudad”. Entonces se sintió bien chido, bien chido recibir  ese nombramiento.

Chilango: ¿Nos podrías platicar del camino que has seguido para llegar hasta esta presentación en Ceremonia, que es tan importante para ti?

Eme Malafe: Pues ha sido un camino muy largo. Justo en el ensayo anterior me hicieron la pregunta de “Oye, ¿Te acuerdas cuándo fue la primera presentación? Fui a una tocada con una rola. Con una rola a un lugar bien lejos donde nadie me topaba, nos pagaron con unas caguamas. El camino ha sido bien loco, pero creo que no ha habido un momento, que no he disfrutado. Ha sido un camino de mucho disfrute.

Me considero bendecido o privilegiado. Dios nos dio el chance de poder chambear en lo que nos gusta. Nos hemos aventado jornadas de veintitantas horas chambeando y nunca ha sido con un pesar. Siempre es así como de “¿Falta algo por hacer? Vamos a darle”. Ha sido un camino muy chido y se siente esa responsabilidad y ese compromiso de querer hacer algo más, de no salir nomás con un micro y que la gente escuche la canción. No sólo repetir las canciones que ya escucharon 100 veces en el celular, carnal, sino que vivan una experiencia. Sientes la responsabilidad de darles algo, algo chido.

Chilango: Descríbenos éste show que acabas de dar el primer día del Ceremonia 2023

Eme Malafe: Preparamos un show bien cabrón y somos 138 personas en el show. De hecho, hasta nos costó trabajo que nos autorizaran tantas personas, porque no somos los headliners. Hubo mucha gente y nos faltaron más cosas por poner, pero el show se va desarrollando. Es un show que trata sobre la muerte: Lo primerito es una muerte, luego se lleva a cabo un velorio, llegamos hasta un entierro. Del entierro, se va al novenario. Esta persona que muere llega al infierno y del infierno renace.

Todo esto está plasmado en esa obra que presentamos en Ceremonia. Es un show muy escénico, empezamos con música clásica y terminamos con sinaloense, pasamos por rap, trap, sierreño y culminamos con sinaloense, “la cerecita del pastel” es una salsa. Entonces imagínate el trabajo que hemos llevado durante estos meses.

Chilango: ¿Qué sentiste cuando te invitaron a tocar en Ceremonia?

Eme Malafe: Sientes como cuando te ganas un premio, como que te ganas algo. Una parte de ti te quiere mantener tranquilo y decirte a ti mismo: “No te emociones tanto que estamos trabajando tranqui. Ese es tu camino. No, no, no te salgas de tus cabales”. Pero otra parte de ti dice: “Grita a los cuatro vientos que estás feliz. Hazle saber a todo el mundo”. Quieres presumir, quieres que todos lo sepan.

Está la otra parte de ti que dice: “Cuídate” o “Justo para eso estamos chingando para estar en ese tipo de escenarios, para  compartir ese tipo de tarimas, para darle ese tipo de shows a la gente”. Entonces una parte es esa satisfacción, esa felicidad, esa emoción y otra parte la que te dice: “A huevo. Está valiendo la pena todas las chingas que nos hemos dando”

Me están llamando a un lugar donde están los mejores, que están pisando los mejores del mundo. Algo estamos haciendo bien. Todos sabemos también que el Ceremonia, es una plataforma grandísima, una mezcla de sonidos. No va gente que escuche puro rap, no va gente que escucha puro trap, gente que escuche puro Electro. Tienes todo ese panorama ahí para exponerte, para decir miren lo que soy, miren lo que traigo.

Eme ha sabido lidiar con la fama y sobre todo supo hacia dónde apuntaba desde que empezó su carrera. Una forma de abrazar su ideal de romperla y de estar en el nivel más alto fue abrazar desde sus primeras presentaciones al espíritu de la Maison Hennessy, creadores del cognac más distinguido. Ahora que es uno de los embajadores de la reconocida marca no se olvida de cómo empezó todo y además nos da una mirada muy inspiradora para los que la quieren romper y llegar a lo más alto llegando desde abajo.

Chilango: ¿Cómo fue que tú empezaste a incluir a la marca y a la bebida en tu proceso creativo, en tu imagen? Porque la utilizaste para videos, has salido en conciertos con la botella…

Eme Malafe: Es mucho el concepto que vengo peleando desde siempre. Se tiene el mal concepto, el juicio equivocado de que el cabrón, el carnal de barrio, no le gusta lo bueno. Hennessy siempre se ha distinguido por ser una de las bebidas más prestigiosas y finas. Entonces, a veces la gente cree que porque uno viene de abajo, no le gusta lo bueno, no le gusta probar las cosas buenas.

A pesar de lo que se diga, la neta es que no fue nada más el gusto. Era como que el conjunto de todo: el gusto que teníamos por la bebida que ya habíamos probado y aparte la imagen que estábamos dando. Buscaba mucho esa imagen, que se supiera que estábamos pudiendo escalar esferas, que estábamos haciendo cosas que no se habían podido hacer a pesar de todo el prejuicio.

Chilango: ¿Qué le dirías a otros chilangos que quieren seguir tus pasos?

Eme Malafe: Que estamos bien cabrones. Que estamos bien cabrones, neta. Que la raza chilanga. La raza de ciudad está bien cabrona y no se da cuenta de lo cabrón que está acá.

Tenemos tanto, somos una mezcla de tanto, tanta cultura. Es así como una fuente tan grande de cosas, todo lo tenemos aquí.

Lo hemos desperdiciado un chingo, un chingo, un chingo. A veces pareciera que al chilango le falta identidad de tanto que hay, pero es todo lo contrario. Tenemos la identidad de todos lados, reconocemos la cultura de todos lados y nos salpican de tanto turismo, nos salpican de tantos lugares fuera de la ciudad, de tantos estados que cuando ves aquí no es dónde se mezcla, si no es donde se concentra.

Entonces, la neta, a donde lleguemos nos dicen: “Ese güey es chilango” Por qué no lo puedes esconder. Porque tu cultura ya lo trae, tu manera de caminar, de hablar, de conducirte, a de bailar… La banda luego me decía “Güey, haces corridos, pero se escucha a un güey de allá de la ciudad. Haces un reguetón, pero se escucha a un güey de allá de la ciudad. Es un rap que se escucha a un güey de allá de la ciudad” Entonces eso no lo puedes esconder, creo. Es más rico disfrutarlo que intentar cambiarlo.

Chilango: Si tuvieras que elegir tus cinco lugares favoritos de la capital ¿cuáles serían?

Eme Malafe: La Morelos, primerito. Ciudad Universitaria, seguro. El barrio de Coyoacán. El barrio de Coyoacán, me mama. También la Vasconcelos. Ahí no tanto el barrio, sino la biblioteca, el entrar ahí. Esa gran ballena está bien chingóna. Y últimamente, que ya conozco un poquito más, porque antes todo era barrio, me gusta un chingo caminar con la banda aquí en Álvaro Obregón.

Me gusta machín, es bien chido darte cuenta de que existen otras cosas. La neta nuestro círculo era muy cerradito, no salíamos de nuestro barrio. Entonces, conozco otras cosas y quieres probar, quieres comer de eso que la gente está comiendo, probar eso que la gente está probando. Entonces, la banda a lo mejor diría “Güey, pero es que son lugares bien fresas”. Pues sí, pero son lugares que yo no conocía. Y ahora conocerlos se vuelve algo bien rico.

Chilango: ¿Qué te enorgullece más de tu barrio?

Eme Malafe: Que la gente es bien aferrada. Una vez mi papá me dijo una frase que que se me quedó mucho porque la gente ahí es así. Estábamos viendo un programa y salió un pedo de que esta generación estaba plagada de ansiedad, de depresiones, de padecimientos de este tipo. Y mi jefe me dijo: La ansiedad, la depresión y esas mamadas no se hicieron para nosotros”.

Y le dije “¿Por qué jefe?” El me respondió “Porque nosotros no tenemos tiempo para pensar en esas mamadas. Tú sí hoy te levantas triste, hoy te levantas depresivo, hoy te levantas ansioso, de todos modos tienes que ir a chingarle, güey. Porque aún con toda tu ansiedad; si no le chingas, no comes”. Entonces ni pedo, te levantas con toda la ansiedad que según tú tienes y vas y le chingas.

Para nosotros no está eso, para nosotros el “hoy me siento ansioso, hoy no voy a salir güey, hoy voy a estar aquí en mi casa, hoy no puedo güey, hoy neta me dio un ataque de pánico” eso no existe, no puedes darte ese lujo de decir hoy no lo hago porque si no sales hoy, no comes.

Entonces eso define un chingo al barrio, o sea, eres aferrado “a madres”. Hasta a “la hora de los madrazos” es hasta donde tu cuerpo aguanta. Si te vas a dar “en la madre”, darte “en la madre”. Eso te lo dicen siempre, un ojo morado se quita, pero lo cobarde ya no.

Esos rasgos de identidad que son de ahí del barrio, la neta, es de lo que más me siento orgulloso. La gente es muy chingadora, siempre “padela”. Y por más que llegue una desgracia, que haya una carencia, nunca pierden el ímpetu. Ayer nos fue “de la chingada”, ayer pasó algo malo, ayer detuvieron a mi hermano, ayer mataron a tal. Pero ni pedo, es otro día. Tenemos que salir y chingarle. Ya pasó, tenemos que salir y chingarle. Entonces, eso es muy de ahí y eso intento no perderlo jamás, por más que mi carrera siga avanzando.

CONTENIDO HECHO EN COLABORACIÓN CON HENNESSY