Xin Xin es una panda un poco nerviosa. Aunque ha pasado toda su vida bajo los reflectores del Zoológico de Chapultepec, la pandita de 35 años prefiere mantenerse lejos de los visitantes. Come su bambú de espaldas a los curiosos, duerme siestas en zonas poco visibles y pasa la mayor parte del tiempo fuera de las miradas ajenas.
Tal vez el único que la entiende es Elías García Ramírez, el guardián que la ha acompañado por más de 15 años y que sabe, casi a la perfección, cuándo tiene hambre, está estresada o simplemente quiere descansar.
Cada mañana, Elías llega al hábitat de la panda gigante para hacerle una revisión ocular. Verifica que esté en condiciones adecuadas, ya sea para un chequeo médico, para darle su alimento preparado por los nutriólogos o una de las cuatro o cinco raciones de bambú que consume al día.
“Cada observación que realizas, si ves que requiere algo en especial, se le va ajustando de acuerdo con sus necesidades”, explica el cuidador en entrevista con Chilango.

Panda Xin Xin llegó como un “castigo”
Elías García no esperaba convertirse en el cuidador de Xin Xin. Cuando le dieron la noticia, sus compañeros del Zoológico de Chapultepec le jugaron una broma: le dijeron que, como castigo, lo cambiarían de área. La sorpresa fue encontrarse con Xin Xin y convertirse en una de las pocas personas en el mundo que puede convivir con pandas fuera de China.
Desde entonces han pasado más de 15 años, y Elías parece conocer de pies a cabeza a la querida pandita mexicana. Incluso asegura que la misma Xin Xin le ha enseñado cosas que no aprendió con otros animales.
“Me ha brindado mucha satisfacción porque me ha enseñado tantas cosas que, la verdad, no vi con los otros especímenes. Todos tenían habilidades distintas, pero en especial ella fue más habilidosa”, cuenta.
Recuerda que, desde que recibió la custodia de Xin Xin, la panda ya era considerada geriátrica. Pese a ello, consiguió aprender varios comportamientos que hoy le siguen ayudando en su vida diaria.
“Todo eso fue una experiencia increíble, porque aprendió tantos ejercicios, ¡más de 20! Ahora dices: ‘¡Wow!, cómo ha sido importante para esta etapa de su vida’”, menciona.

Un antes y un después
En el pasado, los zoológicos utilizaban distintas técnicas para tratar a los animales bajo su custodia. Para hacer algunas revisiones, en muchas ocasiones los contenían en jaulas o los sedaban para poder realizar los procedimientos.
Sin embargo, desde hace más de 20 años, en el ahora Centro de Conservación de la Vida Silvestre de Chapultepec, el cuidado de los animales se basa en el condicionamiento operante. Este método ha permitido realizar cualquier procedimiento clínico de acuerdo con la condición del ejemplar en ese momento.
“Si anteriormente se tenía que anestesiar para poder tomar una radiografía, hoy ya no se utiliza eso”, explica Elías García.
“Ahora todo se hace por vía voluntaria, con el condicionamiento operante, sin estresar ni someter al ejemplar a una contención física”, agrega.
Bajo ese esquema, los médicos, nutriólogos y el cuidador de Xin Xin tienen marcadas las fechas en las que le corresponde el muestreo de sangre, el frotis vaginal, la revisión de la abertura oral, el chequeo de la frecuencia cardíaca, el cepillado del pelaje, la revisión de garras y ojos, e incluso la evaluación de la dureza del bambú que puede comer.
“El observar te ayuda a saber cómo debes colocar los sustratos, a qué altura, a qué distancia… Todo está perfectamente calculado de acuerdo con su comportamiento”, detalla.

El adiós a la panda Xin Xin
El 1 de julio, Xin Xin, cuyo nombre significa “esperanza”, cumplió 35 años, lo que la convierte en una de las pandas más longevas del mundo. La vida de un panda en libertad puede alcanzar entre 15 y 20 años, según la Secretaría del Medio Ambiente de la CDMX (Sedema).
En cautiverio pueden vivir más tiempo y Xin Xin ha superado la edad de sus padres, tíos y abuelos, que también habitaron el Zoológico de Chapultepec: Xiu Hua llegó a los 27 años y Shuan Shuan, a los 35.
Por ello, los cuidados que recibe Xin Xin son fundamentales para mantener con vida y en buena salud al último ejemplar que existe en Latinoamérica.
“El trabajo que se ha realizado en conjunto —de médicos, veterinarios, biólogos y cuidadoras— ha sido fundamental para que hoy en día tengamos a este espécimen en condiciones adecuadas”, expresa Elías García.
¿Qué pasará cuando la panda Xin Xin muera?
El futuro de esta especie en México es incierto. Cuando Xin Xin ya no esté, podría pasar mucho tiempo antes de que el país vuelva a tener un panda.
Mantener a un panda gigante fuera de China representa actualmente un costo anual cercano a un millón de dólares, además de la firma de contratos de al menos diez años. Estas condiciones hacen poco probable que México vuelva a albergar a un oso blanco y negro en el corto plazo.
Por ahora, Elías prefiere pensar en el presente y seguir con su trabajo como guardián de Xin Xin. Eso sí, invita a los mexicanos y turistas extranjeros a visitar a la panda originaria de la Ciudad de México.
“Que nos dure 100 años y que todo el mundo siga viniendo a conocer a este ejemplar tan longevo que está fuera de China y que no lo van a encontrar muy fácil en otra institución”, finaliza.
El futuro de Xin Xin es incierto, pero su historia sigue escribiéndose cada día en el Zoológico de Chapultepec. Ahí estará Elías, su guardián, atento a cada gesto y cada respiración, acompañando a la última panda de Latinoamérica y la más longeva fuera de China, la panda que, sin saberlo, se convirtió en símbolo de toda una época.
