Cada persona tiene su manera de recordar a sus amigos peludos que ya se fueron.Tras convivir con su mascota por 12 años, Norma faltó a su trabajo el día que su perro murió. “Fue mi compañero, lo cremé y aquí tengo su cajita conmigo”, dice.

Alejandra, quien ha tenido gatos, perros, pollos, pericos, peces y hasta iguanas, prefiere sepultarlos en su casa.“Mi mamá pensaba que solo eran animales. Si se morían, solo había que tirar el cuerpo. Yo no pienso así, prefiero enterrarlos en casa”, explica.

El papá de Luisa todavía no supera el duelo por su gato. “Aún no puede hablar del tema. Decidimos cremarlo y mi papá lo conserva en un altar. Todas las mañanas lo saluda”, dice.

“Mis perros y gatos fueron cremados. Sus urnas están en mi casa y tienen un lugar de honor en la ofrenda de cada año”, asegura Tania, quien se ha despedido de perros y gatos.

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Cuando Leo, el gato de Julieta, falleció, ella tuvo una crisis de ansiedad. Estuvo en cama durante una semana e inició un tratamiento para lidiar con la pérdida.

Pese a que decidió conservar las cenizas, Julieta considera que los restos de su mascota deberían descansar en otra parte. “He pensado que tenga un lugar propio y trasladar sus cenizas a un espacio donde crezca un árbol o planta”, relata.

A diferencia de otros países, donde se trata de un tema sanitario, en México la decisión de conservar los restos de las mascotas muertas depende de cada dueño. Sin embargo, una funeraria y una organización ecológica crearon un panteón para mascotas en CDMX.

Dar vida después de la muerte

Dependiendo de factores como raza, cuidados y estado de salud, un perro vive entre 10 y 13 años, mientras que un gato tiene una vida de entre dos y 16 años, por lo que muchos de sus dueños sufrirán, inevitablemente, la muerte de un animal de compañía.

Cuando una mascota es cremada, sus cenizas pueden nutrir la tierra y hasta ayudar a reforestar las áreas verdes.

Esa es la propuesta de una iniciativa entre la funeraria especializada en mascotas, Funeral Pet, y la organización ecológica Ectágono.

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“Todas esas mascotas que eran sepultadas en jardines o en lugares que no son adecuados, como parques públicos, ahora tendrán un espacio y un lugar para que las familias puedan recordarlas después de que hayan fallecido”, explica Alejandro García, CEO de Funeral Pet, al hablar sobre el panteón para mascotas en CDMX.

De acuerdo con la propuesta de la funeraria fundada en 1998 y de Ectágono, los dueños de las mascotas pueden elegir una urna ecológica y una semilla frutal o maderable, para que los restos sean sepultados en una zona reforestada.

Érica Valencia, directora general de Ectágono —empresa enfocada en promover la convivencia en armonía con la naturaleza mediante la regeneración socioambiental de lugares de la Ciudad de México— dice que esta colaboración demuestra que puede haber vida después de la muerte, siguiendo el proceso circular de la naturaleza.

“Queremos demostrar que podemos darle una nueva vida a nuestras mascotas a través de los árboles, que puedan restaurar la naturaleza”, explica.

Así, se creará Bosque Alma, un panteón para mascotas en CDMX en la zona del Ajusco, donde se creará un espacio que crecerá a partir de las cenizas de nuestros amigos peludos.

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“De esta manera, los dueños podrán aprender a desprenderse después de un proceso de duelo, sabiendo que con sus cenizas están también generando vida”, describe Alejandro.

Érica dice que ahora que se habla de temas como el cambio climático, esta es una oportunidad de cooperar con los ciclos de la naturaleza. “Ese ser ya transmutó a algo más y ahora viene a darle vida a un árbol, eso es darle una continuidad a la vida y seguir con estos procesos circulares que los ecosistemas nos enseñan y que nosotros hemos vuelto lineales, desentendiéndonos de los procesos que tiene la naturaleza”, expone.

La reforestación se hace con especies nativas de cada zona, lo cual ayuda a generar cuerpos de agua o bosques urbanos que, a su vez, atraen a distintas especies, como los polinizadores, regresando los ecosistemas a la ciudad, explica.

Los creadores del panteón para mascotas en CDMX también ofrecen la opción de adoptar un árbol para un lomito o un michi mientras está con vida o participar en reforestaciones pet-friendly.

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Panteón para mascotas en CDMX: qué hacer con los animalitos muertos

Foto: Especial.

Qué hacer con los animales de compañía que mueren es un asunto pendiente en el país y en la Ciudad de México. Iniciativas como el Registro Único de Animales de Compañía (RUAC) –que pretendía que los dueños registraran a sus mascotas–  del gobierno capitalino no han funcionado como se esperaba.

México es uno de los países con más animales de compañía. En 57 de cada 100 hogares vive al menos una mascota, indican cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

El perro es el favorito de los mexicanos. El estudio “México un País Pet Friendly”, de Consulta Mitofsky, establece que ocho de cada 10 mexicanos (79% ) tiene un perro, mientras que tres de cada 10 (29%) tiene un gato. 

Las cifras indican que una de cada 10 personas tiene aves. Solo 6% de mexicanos tiene una tortuga, 3%, peces; 0.5%, víboras o reptiles, y 0.1% roedores.

En el caso de los hogares chilangos, se estima que existen dos millones 393 mil 959 mascotas, de las cuales 87% son perros.

¿Pero qué hacen los dueños cuando alguna de esas mascotas muere? El estudio “Mascotas ¿compañero de vida, acción responsable o capricho?”, elaborado por el Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México, señala que la mayoría prefiere que los restos de sus mascotas reposen en su jardín.

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El estudio señala que tres de cada 10 (36%) sepultaron los restos de su mascota en su jardín, dos de cada 10 (24%) cremaron a su animal de compañía y 20% la enterró en un sitio especial.

Además de esas opciones 8% dejó a su mascota con el veterinario, 6% pidió que alguien más se ocupara de los restos, 3% la enterró en un parque o camellón y 2% de plano la tiró a la basura o, incluso, al escusado.

El precio de cremar una mascota en la CDMX mediante un servicio privado va de los mil 500 hasta los tres mil 500 pesos o más, dependiendo de si el dueño desea recolección a domicilio, el tamaño de la urna, entre otros factores.

También existen opciones más económicas, como el recién inaugurado crematorio público para animales, ubicado en el Panteón Dolores, o la Facultad de Veterinaria de la UNAM, donde las tarifas de incineración están entre 360 y mil 800 pesos.

Para aquellos que buscan un panteón para mascotas en CDMX, también existen la posibilidad de enterrarlos en el Cementerio Ameyalco, en el pueblo de San Andrés, Tlalpan, a las orillas del Ajusco, donde también se suele sembrar una planta o una flor sobre la tumba para reforestar la zona.

Hay que ser conscientes de que la muerte de las mascotas es inevitable, por lo que es recomendable pensar desde ahora cuál es la mejor forma de recordar a esos amados amigos: en una cajita en casa o regresándole la vida a las áreas verdes.