No sólo es darle amor a las mascotas, también es ser responsable como dueño de Firulais, ya que la orina de animales domésticos contamina y provoca enfermedades

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Es bien sabido que los perros y los gatos orinan prácticamente todo a su paso: árboles, llantas, postes, casas y hasta humanos sentados en la banqueta. Un hábito de lo más común e inofensivo, pero muy grave en términos de salud pública, pues las micciones de estos animales –al igual que las heces– producen gases tóxicos que, al permanecer en el ambiente, generan enfermedades y pestilencias.

Tan solo en la capital se tienen contabilizados cerca de un millón 200 mil animales de compañía, entre perros y gatos, uno por cada siete habitantes, explica Jorge Alfredo Ochoa Moreno, director general de Servicios de Salud Pública de la Ciudad de México.

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“La orina es mucho más difícil de controlar y limpiar de las banquetas. En todas las colonias de la ciudad se da este problema, pero en la Condesa o la Roma, los vecinos se quejan más, no porque se dé más, sino por el mayor grado de cultura, son más participativos”, explica Jorge Ochoa, respecto a la fama que tienen estas colonias por los supuestos olores a orines en sus calles y áreas verdes.

Chilango recorrió estas colonias para comprobar si realmente las micciones de perros y gatos representan un problema para los vecinos, pero la mayoría de los entrevistados, tanto locatarios como transeúntes, coincidieron en que la gente exagera.

Armando García, mejor conocido como “Armando Perros”, se dedica a entrenar y pasear caninos desde hace más de 18 años. Al día llega a pasear hasta 20 perros y comenta que los olores se deben a la mala educación de los dueños o paseadores.

FOTO: ANDRÉS RANGEL

“No es nada difícil limpiar los desechos. La gente no lo hace por holgazanes, muchos descuidan a sus perros y por eso se orinan o defecan en todos lados. El problema no es ese, porque finalmente son animales, sino que no limpian, porque es así es como se genera la pestilencia. Yo trato de que orinen en la tierra, porque absorbe la orina”, aseguró Armando.

En los camellones de Mazatlán y Ámsterdam, así como en los parques España y México, los botes de desechos animales son escasos y la mayor parte del tiempo se encuentran llenos, afirma un policía en bicicleta encargado de la seguridad en estas zonas, quien confiesa que es muy difícil estar detrás de la gente que no levanta las necesidades de sus animales.

Chilango pudo comprobar que sí existe un olor desagradable, pero no es insoportable como muchos afirman. De acuerdo con diversos locatarios, tanto ambulantes como establecidos, en temporada de calor es cuando se intensifica. En temporada de lluvias, estos olores no representan mayor problema para los vecinos, quienes además tratan de mantener las banquetas limpias.

“Nunca he percibido un olor tan penetrante de orina, solo en el espacio para perros, aquí en el Parque México, pero es obvio porque es un parque, ni modo que no hagan del baño aquí, para eso los saca uno a pasear”, comenta Jesús Olvera, vecino de la colonia Hipódromo.

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Enfermedades que provoca la orina de animales domésticos

Las micciones al aire libre de perros y gatos, al igual que el fecalismo, transmiten bacterias que provocan cinco principales padecimientos: parasitosis, giardiasis, salmonelosis, leptospirosis y toxoplasmosis.

“La giardiasis no es mortal, pero causa fuertes diarreas. La salmonelosis es un poco más grave, te ataca los órganos internos y produce una fiebre muy alta. Si la toxoplasmosis ataca a una mujer embarazada, su hijo podría tener enfermedades congénitas, como la microcefalia. Y la más grave es la leptospirosis, porque te provoca una infección que puede causar hasta hemorragias internas”, detalla Alfredo Ochoa, también médico especialista en Epidemiología.

Además, en época de calor, principalmente en el verano, los desechos de los perros pierden humedad, se pulverizan, se esparcen en el medio ambiente y se depositan en los alimentos, explicó Berenice de la Barrera, el pasado 1 de julio, al presentar el Programa Universitario de Alimentos (PUAL), de la UNAM.

FOTO: ANDRÉS RANGEL

De acuerdo con el último padrón del Sistema de Comercio en Vía Pública, en 2017 habían dos millones de puestos ambulantes en la Ciudad de México, de los cuales se desconocía el número de negocios de comida, debido a la informalidad. No obstante, la falta de higiene con la que operan estos negocios genera Enfermedades de Transmisión Alimentaria (ETA), advierte el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE), de la Secretaría de Salud.

Reglamentación

Desde el año 2004, la Ley de Cultura Cívica –en su artículo 26– considera infracción al entorno público “abstenerse de recoger, de vías o lugares públicos, las heces fecales de un animal de su propiedad o bajo su custodia, así como tirar o abandonar dichos desechos fuera de los contenedores”. En caso de infringir esta norma, el dueño se hace acreedor a una multa de 20 días de salario mínimo o 36 horas de arresto.

Sin embargo, dentro de esta ley no están consideradas las micciones, y por lo tanto no hay consecuencias legales contra los dueños que no limpien los orines de animales domésticos. De acuerdo con Alfredo Ochoa, esto se debe a la falta de coordinación entre las alcaldías y el gobierno de la Ciudad de México, pues “son ellos los responsables del cumplimiento adecuado de esta ley”.

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Actualmente no existe un registro o datos oficiales sobre cuántas personas son trasladadas al Ministerio Público por no levantar los desechos de sus animales. Alfredo Ochoa exhorta y hace un llamado a las alcaldías para tomar cartas en el asunto y llevar un control sobre esta situación.

Incluso, la falta de acción por parte de las autoridades ha provocado que los ciudadanos inconformes se desquiten con los perros. Como en septiembre de 2015, cuando vecinos de la colonia Condesa alertaron a las autoridades por el fallecimiento de al menos 18 perros parques México y España, a causa de envenenamiento.

Para saber cómo el gobierno está trabajando en prevenir la proliferación de estos contaminantes, Chilango se puso en contacto con la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México; sin embargo, no cuentan con ningún especialista en cultura ambiental que pudiera brindar información sobre este tema.

FOTO: ANDRÉS RANGEL

¿Qué podemos hacer?

Desde el año pasado, en algunas ciudades de España, como Cartagena, Murcia y Málaga, los gobiernos locales han fomentado el uso de “difusores de orina”, botellas o envases contenedores de agua con jabón o vinagre, de 400 mililitros para que sean fáciles de cargar a la hora de pasear a los animales, con los cuales los dueños puedan rociar el líquido sobre la orina de animales domésticos y evitar que generen olores desagradables y nocivos para el medio ambiente.

“Definitivamente creo que es una buena medida, eliminar los microbios que están en la orina a través de cambiar el ph con botellas de vinagre y agua. Habría que incorporarla a la Ley de Cultura Cívica, y que no nada más se recoja el excremento”, señaló Alfredo Ochoa, quien propone que se implemente esta medida en la Ciudad de México.

“Otras soluciones son las medidas higiénicas, como el lavado de manos, cocinar bien los alimentos, hervir el agua, consumir agua purificada, desparasitar constantemente a los animales. Pero sobre todo, es muy importante que los dueños sean responsables, porque el problema no está en los perros ni los gatos, está en los humanos”, agregó.

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