Con frases provocadoras como “Hay que empoderar a la gente de su propia muerte” y una filosofía transgresora que afirma que la muerte puede ser “exquisita”, el documental El último viaje recorrerá salas de cine de 20 estados del país, incluida la Ciudad de México.
La cinta del cineasta Rodolfo Santa María Troncoso retrata desde su entorno más íntimo el trabajo del tanatólogo Federico Rebolledo, a quien el director define como “un luchador en contra del sufrimiento de los pacientes terminales”.
A lo largo de 40 años, el doctor Rebolledo ayudó a más de 2,000 pacientes a morir de forma digna. Además, dio acompañamiento a los familiares de cada uno de ellos. Pero, ¿qué pasa cuando el paciente es un familiar o un ser querido? ¿Qué ocurre cuando es el propio tanatólogo el que tiene que hablar sobre su muerte con sus familiares? ¿Cómo aceptar que un ser querido ha decidido partir? ¿Cómo aceptar con naturalidad el fin de la vida y romper los tabúes de una “cultura negadora de la muerte”? Estas son las reflexiones que El último viaje pone frente al público.
El último viaje, un retrato íntimo de la tanatología
De acuerdo con el Instituto Mexicano de Tanatología, el objetivo de un tanatólogo es “proporcionar ayuda profesional al paciente con una enfermedad en etapa terminal y a sus familias, o bien a una persona que esté viviendo algún tipo de pérdida”.
A lo largo del documental, el director, Rodolfo Santa María, siguió los diálogos de Rebolledo con sus pacientes y familiares para tratar de crear lo que denominaba “una revolución de la muerte“: “Yo lo que estoy tratando de transmitir es empoderar a la gente de su propia muerte“, afirma el tanatólogo.
“El problema es desmitificar la idea de la muerte como algo malo, como algo feo, que no debe pasar”, agrega Rebolledo. Por el contrario, en una de las frases más provocadoras del filme, el médico asegura: “Los últimos pacientes que he atendido han tenido una muerte de lo más exquisita; han muerto como a mí me gustaría morirme”.
En El último viaje, el público puede ver al tanatólogo acompañar a pacientes y a sus propios familiares y amigos, como su hermano Salvador, diagnosticado con Parkinson; Agustín, con la enfermedad de Alzheimer, y con su tía Luz María, que enfrenta dolores insoportables. Luego, la historia da un giro cuando debe tratar con su familia el tema de su propia muerte: decidir el momento para irse, lograr que sus seres queridos lo acepten, lidiar con el tema de los cuidados y cómo despedirse.
“Uno al morir no dejar de ser, solo deja de estar”, opina Rebolledo. Agrega que el momento de la partida de un ser querido no es la ocasión para llorar su muerte, sino para celebrar la vida que tuvo. Y así lo ejemplifica con la decisión sui generis de tener un tanato shower.
Abriendo la discusión sobre la muerte digna
En la conferencia de prensa para el lanzamiento del documental en México, el director Rodolfo Santa María explicó que su cinta busca que el público tenga un acercamiento a un tema polémico, pero que “nos atraviesa a todos”: el de la muerte digna.
“Es un problema que el Estado no te permita decidir”, comenta al explicar que “en México no están aprobadas prácticas como la eutanasia o el suicidio asistido.
“Lo que sí está permitido es la sedación terminal. Es un proceso en el que un enfermo terminal, que ya está en un proceso de muerte, pero se mantiene vivo por algún aparato o por medicinas. Decide dejar de recibir ese tratamiento que prolonga su vida, porque en realidad lo que está prolongando es el sufrimiento. Entonces, le empiezan a dar medicamentos para el dolor. Ciertos tranquilizantes que hacen que tenga una buena vida el resto del tiempo, hasta que el cuerpo decide morir”, detalla el director.
En opinión del cineasta, el acompañamiento a los pacientes en estos procesos convierte al personaje del doctor Federico Rebolledo en “un luchador contra el sufrimiento de los pacientes terminales”.
Durante la conferencia también estuvo presente Valeria Rebolledo, hija del doctor Federico Rebolledo. En entrevista con Chilango, contó que su padre realizaba un acompañamiento integral que abarcaba no solo a los pacientes, sino también a sus familias. Al respecto, también comentó que poco a poco se observa un cambio cultural tendiente a aceptar la idea de la muerte digna:
“Lo que yo puedo percibir a lo largo de esta historia es un cambio en las personas sobre cómo miramos la muerte. Al principiom cuando mi papá empezó a hacer su trabajo con pacientes terminales, era como mucho más difícil. Pero mi papá atendió a más de 2,000 pacientes terminales a lo largo de su trayectoria médica”.
Valeria considera que el tema de la muerte digna es complejo porque obliga a la gente a enfrentar sus propias contradicciones:
“Cuando tú ves sufrir a una persona que es tu amigo, tu padre, tu madre, tus hermanos, hijos, el sufrimiento del otro te lleva a esta contradicción de querer que se muera para que deje de sufrir. Pero al mismo tiempo, no quieres que se muera”.
Además, de acuerdo con Valeria, una revolución como la que proponía su padre, en la que se transforme la manera en que concebimos la muerte, sí es posible:
“Yo creo que si visibilizamos que la muerte es parte de la vida y es normal, es natural, porque todos nos vamos a morir un día, y pensamos en cómo queremos que sea ese día, entre más se vaya como socializando, va a haber una transformación. Además, uno tiene que escuchar al otro y respetar al otro en términos de qué es lo que él quiere hacer con su vida”.
Finalmente, Valeria Rebolledo explicó que la discusión sobre la muerte digna también debe abarcar a las personas cuidadoras de los pacientes terminales, procurando su atención psicológica. E incluso se deben pensar opciones para que esta práctica sea accesible:
“El acceso a la muerte digna es desigual. Es muy caro, el tratamiento es económico. Hay que pagar medicamentos como fentanilo y morfina para controlar el dolor. Pero es muy curioso que en zonas rurales la muerte es muy cercana y muy cotdiana, porque muchas veces las personas ni siquiera tienen acceso a la salud. Pero en las áreas donde el sistema de salud interviene, y sobre todo donde es privado, venden medicamentos para prolongar la vida. Entonces, se hace un tema insostenible económicamente, emocionalmente y físicamente. Es una cosa terrible”.
¿Cuándo se estrena el documental El último viaje y dónde verlo?
El último viaje se estrenará el jueves 25 de septiembre de 2025.
De acuerdo con la productora Artegios, encargada de su distribución, la cinta podrá verse en salas de cine independiente de 20 estados de la República.
En el caso de CDMX, estará en la cartelera de los siguientes espacios:
- Cine Tonalá
- Museo de las Constituciones de la UNAM
- Cinema Underground Paradise
- Cineteca Nacional de Xoco
- Cineteca Nacional de Chapultepec
- Cinemanía
- La casa del Cine
- La Sábana Filmes
- FES Aragón
- Cineclub Identidad
- FARO Tecómitl
Para conocer los horarios de las funciones, se recomienda consultar las carteleras de cada uno de estos cines y las redes sociales de Artegios.
