A un costado de la imponente y fría fachada de la Secretaría de Salud, se encuentra Sete Bar, un lugar a media luz y acogedor en la colonia Juárez. Una pared gris obscuro con un discreto número 7 y un par de mesas sobre la calle de Dublín reciben, de martes a sábado, a comensales de varias nacionalidades.

El nombre de Sete Bar es un ingenioso juego de palabras que describe su concepto a la perfección. “Verás, «sete» -sed- y «sette» -siete- son dos palabras que se pronuncian igual en italiano. De ahí nuestro enfoque hacia las bebidas y la idea de ofrecer siete vinos y siete tapas”, dice Raffaele Chinea, encargado del lugar y mixólogo.  

Café Pacífico: buffet de chilaquiles, amor queer y plantitas

En la planta baja se encuentra el wine bar. De fondo, se escucha la música de su colección de vinilos. La luz tenue ilumina una gran barra de mármol verde donde se sirve exclusivamente vino, ya sea por copa, botella o en cuartino -jarras de 250 ml-. Siete botellas son seleccionadas cada semana para acompañar las siete tapas de su menú. Uno de los bocadillos favoritos es el proscuitto; sin duda, un imperdible. Si el vino y la versatilidad es lo tuyo, entonces este es el sitio ideal para una cita romántica o disfrutar de una cata guiada entre amigos.

Detrás de la barra se disimula una puerta que te conduce, a través de velas y angostos escalones, al secreto mejor guardado de Sete: el estudio del reconocido arquitecto mexicano José Villagrán, que por las noches se transforma en uno de los speakeasy más privados de la ciudad. Los libros y reconocimientos originales del arquitecto se entremezclan con las botellas y shakers en un espacio donde no caben más de diez personas. “Queríamos crear una burbuja que te transportara a otro lado, un rincón con mixología de calidad, en el que la cercanía de unos con otros promoviera la conversación entre nuestros visitantes”, comenta Raffaele.  

Aquí se sirven todo tipo de bebidas preparadas con una gran variedad de destilados que van desde un delicado mezcal de Guerrero o Gin mexicano con un toque de tuna, hasta un single malt de Islay. Y aunque el negroni es uno de los preferidos, cada uno de sus cocteles son estilizados y balanceados. Nuestra mejor recomendación es acercarte al mixólogo, hablarle un poco sobre tus gustos y atreverte a probar el trago que prepare especialmente para ti. El techo alto, las paredes oscuras, la baja luz, la música italiana y el ventanal de esta habitación son para no querer irse nunca. 

Para hablar de este lugar no basta con decir que es un wine bar, un local de tapas o un speakeasy. Porque en realidad, es el conjunto de todo lo que hace que la atmósfera de Sete se sienta tan llena de magia.

Dónde: Dublín 7, Juárez
Horarios: mar-sáb 19:00-tarde
Cuánto: $$ ($500), formas de pago: efectivo, todas las tarjetas de crédito y débito
Pet-friendly: sí, únicamente el área exterior
Reservaciones: no