La memoria puede ser un río subterráneo que, aunque creamos seco, vuelve a brotar con fuerza cuando menos lo esperamos. Bajo esta premisa, llega a Ciudad de México la obra Sedientos, escrita por el multipremiado dramaturgo libanés-canadiense Wajdi Mouawad, en temporada del 5 de junio al 7 de agosto en el íntimo y simbólico Teatro La Capilla.

Con dirección de Enrique Aguilar —ganador del Premio ACPT 2017— y producción de OníricaLab, esta puesta en escena se inscribe como una de las propuestas más conmovedoras del teatro contemporáneo en 2025.

¿De qué trata la obra Sedientos en Teatro La Capilla?

La historia gira en torno a Boon, un antropólogo forense que recibe un caso impactante: dos cuerpos jóvenes aparecen en el fondo de un río, 17 años después de haber muerto. Nadie los reclama, nadie los reconoce. Pero para Boon, hay algo familiar. A medida que profundiza en la investigación, descubre que uno de ellos marcó su pasado, y con ello se desata una serie de recuerdos, pulsiones juveniles, pasiones enterradas y verdades que duelen.

Sedientos habla sobre la intensidad de vivir, de amar y de buscar un propósito cuando todo parece perdido.

Con actuaciones de Antón Araiza, Mel Fuentes y Nabí Garibay, el montaje se sumerge en lo visceral: la rabia, la rebeldía, el deseo de pertenecer y el grito ahogado de una juventud que sigue preguntándose quién es y hacia dónde va.

Mouawad y la juventud como urgencia

Sedientos forma parte de un tríptico de obras que Mouawad escribió pensando en la juventud, al lado de Almas y Cielos. El autor ha dejado huella en la escena mexicana con títulos como Incendios, Litoral, Bosques y Cielos. Su adaptación cinematográfica de Incendios, dirigida por Denis Villeneuve, fue nominada al Oscar en 2011 y consagró su obra como universal y profundamente humana.

¿Por qué verla?

Porque Sedientos es un espejo poético, incómodo y necesario. Una obra que interpela a jóvenes y adultos por igual, que habla de pérdidas no procesadas, decisiones que definen destinos, y sueños que aún podrían estar ahí, esperando ser rescatados.