El paisaje urbano de la ciudad no sería el mismo sin los pequeños espacios verdes y públicos que hay en cada colonia. Algunos son muy populares, otros muy pocos conocidos, pero todos tienen algo grande que contar. Así que aquí te dejamos algunas historias de parques en CDMX.

Todos disfrutamos de estos lugares, ya sea para llevar a los niños a jugar, a los perrhijos a correr o simplemente para sentarnos en una banca bajo la sombra de un árbol.

Pero poco sabemos de sus orígenes, de sus leyendas o hasta de acontecimientos importantes que han sucedido en sus terruños.

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Leyendas e historias de parques en CDMX

Parque Fuentes Brotantes

Este sitio se ubica en la alcaldía Tlalpan y es famoso porque de aquí brotan algunos manantiales. Sin embargo, los lugareños te dirán que tengas cuidado con “la piedra encantada” o “piedra del diablo”.

Se trata de una enorme piedra, aunque hay quien piensa que podría ser parte de un meteorito, pues no es como las demás rocas del lugar. Pero eso no es lo más curioso, sino que desde hace años hay varias leyendas sobre ella.

Una de ellas se relaciona con la Llorona, pues hay quienes aseguran que por las noches de esta roca sale el fantasma de una mujer que llora por sus hijos, después de un rato regresa hacia la piedra desapareciendo.

Otra leyenda cuenta que esta piedra la utiliza el diablo para atraer a sus víctimas. Supuestamente frente a ella puede aparecer fruta, flores o inclusive cuando pasas frente a ella puedes escuchar una voz dulce que te llama o de algún conocido.

Pero no debes caer, pues supuestamente ese es solo un señuelo para que te acerques y la piedra te termine “tragando”.

Dónde: Av de las Fuentes, Fuentes Brotantes, Tlalpan.

Parque Hundido

Una de las historias de parques de CDMX que todo el mundo debería de saber es la de por qué el Parque Hundido está hundido. ¿No te lo imaginas?

Antes que nada hay que aclarar que el nombre oficial de este lugar es el Parque Arqueológico Luis G. Urbina; sin embargo, desde hace años todos los conocemos como Parque Hundido por  su popular desnivel. 

Originalmente, en 1608, el terreno donde hoy se ubica este parque fue ocupado por el enorme rancho de Tomás de Nápoles. Sin embargo, para el siglo XIX el giro del lugar cambió por completo.

Aquí se levantó la fábrica de ladrillos Noche Buena. Sin embargo, para hacer ese material, necesitaban hacer varios hoyos en el terreno, el cual era abundante en arcilla. Cuando a inicios del siglo XX se trazó la avenida Insurgentes, la fábrica paró labores.

Los dueños entonces decidieron convertir el espacio en un bosque. Y ya desde entonces, lo más característico del lugar eran los pasos a desnivel. Fue en los 30 cuando se transformó en un jardín y lo embellecieron con el enorme reloj.

Dónde: Av. Insurgentes Sur s/n, Benito Juárez.

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Plaza o Glorieta de los Ahuehuetes

¿Sabías que el ahuehuete es considerado como el árbol nacional? No es para menos, pues aparece desde la época prehispánica. En lengua náhuatl significa “árbol viejo de agua” y el más famosos de sus ejemplares es el “árbol del Tule” en Oaxaca.

Sin embargo, uno de los parques de la CDMX es famoso por tener varios de estos ejemplares. Se trata de la Plaza de los Ahuehuetes, que se ubica en San Juan Tlihuaca.

Se dice que cuando los Tepanecas buscaban un lugar donde fundar su ciudad, se encontraron con un ojo de agua y decidieron plantar ahí siete semillas de ahuehuetes. Cada uno de ellos representaba a una de las familias importantes de la población.

Ese terreno donde fueron plateados sobrevive hasta el día de hoy y esta plaza/glorieta. Aunque todavía tiene varios ahuehuetes y solo uno de ellos es de los que plantaron los Tepanecas.

Dónde: San Juan Tlihuaca, Azcapotzalco.

Alameda Central

Aunque recibe miles de visitas de chilangos y turistas cada fin de semana, muy pocos saben que este es el primer parque público de México. Y por eso es que forma parte de estas historias de parques en CDMX.

Fue en 1592 cuando el virrey Luis de Velasco ordenó la construcción de un parque público para el esparcimiento de la población. Se eligió un lugar frente al templo de la Santa Veracruz que estaba rodeado por acequias.

Para su creación, se inspiraron en la Alameda Hércules, que se creó en 1574 en Sevilla, España. Aunque no fue inmediato, en algún punto este espacio se bardeo. Sobre todo para impedir que los animales pastaran aquí.

La emperatriz Carlota amaba este lugar, tanto que ella donó la fuente Venus conducida por Céfiros. También, Porfirio Díaz terminó de embellecer la zona con la construcción del Palacio de Bellas Artes y del Hemiciclo a Juárez, el cual reemplazó al kiosko Morisco que fue trasladado a Santa María la Ribera.

Dónde: Entre Av. Hidalgo y Av. Juárez, Centro Histórico.

Parque Masayoshi Ohira

Este parque de estilo japonés es de los más llamativos que existen en la ciudad. Sin embargo, muy pocos conocen su origen y el porqué de su nombre.

El lugar se ubica en la colonia Country Club Churubusco y su origen data de 1942. En aquel entonces se alzó sobre el terreno una pagoda, un edificio de varios pisos típico de países asiáticos como Japón.

Aunque el lugar no recibió un nombre oficial, rápidamente los habitantes comenzaron a llamarlo el Parque La Pagoda. Sin embargo, en los 60 esta estructura se incendió y lo poco que sobrevivió de ella fue desmontado.

Fue hasta 1980 cuando este lugar sería remodelado, rebautizado y reinaurado. El motivo fue la llegada del primer ministro de Japón, Masayoshi Ohira, a México. Su visita tenía como finalidad mejorar las relaciones entre ambos países.

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Para conmemorar esto, se transformó este terreno en un parque con estilo tradicional japonés y se le decidió darle el nombre del ministro. Aunque por años cayó en el abandono, entre 2014 y 2015 se le dio un nuevo mantenimiento.

Dónde: Corredores, Country Club Churubusco, Coyoacán.

Parque México

Aunque es de las áreas verdes más populares entre los chilangos, pocos saben del origen de este lugar y te lo contamos en estas historias de parques en CDMX.

En el terreno que hoy ocupa este lugar, antes estaba el Hipódromo de la Condesa, el cual fue inaugurado en 1910. Sin embargo, su funcionamiento fue interrumpido cuando inició la Revolución.

En los 20, los desarrolladores inmobiliarios ya le habían puesto el ojo a esta zona. Y en 1924 se demolió el hipódromo para dar paso a la colonia Hipódromo Condesa, que estuvo a cargo del arquitecto José Luis Cuevas.

Él se basó en el concepto de “ciudad jardín” y estableció que al centro de la colonia debía haber un parque. Este fue inaugurado en 1927 bajo el nombre oficial de Parque General San Martín.

Dónde: Av. México s/n, Hipódromo Condesa

Parque Lincoln

Aunque Polanco es un mundo de oficinas y tiendas de marcas de renombre, cuenta con algunos espacios verdes. Ese es el caso del Parque Lincoln, pero ¿te has preguntado porque lleva el nombre de un presidente estadounidense?

Y no solo eso, sino que en él habita una estatua del mismo personaje que llegó a México en 1966. El motivo fue un regalo por la amistad entre Estados Unidos y México.

Como contexto, en aquel entonces fue Gustavo Díaz Ordaz quien recibió al presidente Lyndon B. Johnson, quien entró en el cargo luego del asesinato de John F. Kennedy. 

Originalmente este espacio verde existía desde 1938 y fue inaugurado por Lázaro Cárdenas. Era famoso por sus espejos de agua, su torre del reloj y un palomar. Pero después de la reunión entre ambos mandatarios y la estatua, el parque cambió su nombre.

Dónde: Av. Emilio Castelar 163, Polanco, Miguel Hidalgo

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Parque la Bombilla

A veces las historias de parques en CDMX nos llevan a relatos un poco macabros. Ese es el caso del Parque de la Bombilla.

En realidad se trata de uno de los parques más antiguos, pues se alzó en 1935 en San Ángel. Aunque ha pasado por varias remodelaciones hasta quedar como lo conocemos ahora.

Lo que más destaca de este lugar es el monumento a Álvaro Obregón y es que en este sitio se encontraba el restaurante La Bombilla, donde fue asesinado el expresidente.

Sin embargo, lo más sorprendente es que durante más de 50 años en este monumento se exhibió el brazo que Obregón perdió en una batalla. En 1989 fue retirado y cremado por la familia del general, pero en su lugar se puso una escultura de bronce del mismo brazo.

Dónde: Avenida de la Paz, Chimalistac, Álvaro Obregón

Parque de la China

En la colonia Clavería se encuentra este parque lleno de vegetación, aunque es más conocido por tener una estatua de José José.

Pero antes de pasar a eso, hablemos sobre su origen. Se dice que en este espacio estaba el vivero de la familia Matsumoto, floristas de origen japonés y quienes introdujeron las jacarandas a México

La familia donó el espacio para convertirlo en un bosque, aunque después fue popularmente conocido como un parque. Y fueron ellos mismos quienes le dieron el nombre Parque de la China.

Como ya mencionamos, todo el mundo lo ubica por la estatua del “príncipe de la canción” que aquí habita. Esta se alzó en 2012 por fanáticos y vecinos de la colonia como homenaje a los años que el cantante vivió en la zona.

Dónde: Avenida Clavería, colonia Clavería.

Viveros Coyoacán

Aunque muchos chilangos van aquí a correr o pasar el día con los niños, desconocen el origen del lugar. Esta es de las historias de parques en CDMX que nos llevan varios años atrás.

En 1901, Miguel Ángel de Quevedo donó una hectárea de terreno de su rancho Panzacola para la creación de un Vivero. Con el paso de los años más terrenos fueron donados hasta conseguir las 39 hectáreas que actualmente conforman los Viveros.

Este lugar se convirtió entonces en la primera reserva forestal del país. De aquí salían varios ejemplares que estaban destinados a vivir en jardines públicos y privados en la capital que se extendían incluso a los pedregales de San Ángel y Coyoacán y a las Lomas del poniente. 

Los años de la Revolución fueron muy difíciles para este lugar, pues dejó de recibir el mismo apoyo. Pero en 1917, el gobierno de Venustiano Carranza decretó la existencia oficial del Parque.

Dónde: Progreso esquina Av. Universidad, Del Carmen. 

Pilón: Jardín de Santiago

Foto: Ilse Huesca/Chilango

Un monóptero en el corazón de este parque chilango esconde un secreto. Este pequeño templo circular de estilo clásico tiene una arquitectura espectacular que nos remonta a las edificaciones de los griegos.

Si te das una vuelta por ahí seguro verás personas paradas en el centro cantando o gritando, ¿pero por qué? Spoiler: no es porque la gente esté muy loca.

Esto se debe a que el edificio tiene una acústica muy particular que genera eco que retumba con mucha fuerza y da la impresión de que “regresa” al emisor. ¿Lo has probado?

Así como estas historias ocultas de parques, te invitamos a conocer el lado no tan conocido de las calles más concurridas del Centro Histórico, como es el caso de Donceles. Échale un ojo a sus leyendas en este enlace.

Dónde: Av. Ricardo Flores Magón, Tlatelolco, Cuauhtémoc.

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