El léxico chilango es muy rico y abundante en expresiones chuscas e ingeniosas. Muchas de ellas nacen a partir de otras ya establecidas, gracias a la destreza verbal de los hablantes para modificarlas. Conoce aquí algunas frases clásicas chilangas.

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¿De dónde vienen algunas frases clásicas chilangas?

Las frases de origen popular están presentes todo el tiempo en nuestra vida cotidiana, ya que son muy útiles para establecer un canal comunicativo con nuestros interlocutores desde un ámbito cómodo y familiar.

Muchas veces, estas expresiones coloquiales nacen a partir de otras formas ya conocidas y establecidas, a las cuales se les da un giro léxico para dar lugar a nuevas frases llenas de expresividad, de dicharachería.

A partir de juegos de palabras que se centran en los sonidos de ciertas palabras en estas frases ya instauradas, es que surgen nuevas expresiones que buscan comunicar el mismo mensaje de la frase madre pero de manera más cercana, más chistosa y divertida ¡Por su pollo!

Es así como el español de México se ha visto inundado de frases coloquiales que denotan el ingenio y la destreza de sus hablantes y cuyos significados son fáciles de interpretar debido a la correspondencia tan clara en sonido que tienen con frases formales de uso común, por ejemplo: ¿Qué pasión? (¿qué pasó?), Ya te la sándwich (Ya te la sabes) y ¡Clarines! (¡Claro!).

Por otra parte, hay frases que además de la sustitución de palabras por otras que se le parezcan, agregan más elementos que funcionan como un remate, para hacer aún más ingenioso el resultado, como en: ¿Qué Pachuca por Toluca? (¿Qué pasó?), Simona la mona (Sí, afirmación), ¿Qué transita por tus venas? (¿Qué transa?).

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Otro tipo de estas clásicas frases chilangas son aquellas cuya gracia recae en hacer referencia a personajes o elementos de la cultura popular, por ejemplo: ¡Yesenia la Gitana! (Afirmación, de yes, sí, en inglés), frase que se originó a partir del nombre de la protagonista de la telenovela mexicana Yesenia de 1970; ¡Bambi es un venado… y Tambor su valedor! (Para aceptar algo, sinónimo de ¡va!), a partir del personaje de Disney; y Nelson Mandela (Negación, de nel) a partir del nombre del líder político sudafricano.

El habla popular en los medios de comunicación

Para que una expresión verbal se popularice, se reconozca y comience a utilizarse de manera generalizada debe contar con una amplia difusión durante un tiempo considerable, es aquí donde los medios de comunicación han jugado siempre un papel crucial: ¡Simón!

Se ha planteado que los primeros registros de representaciones del habla popular que se difundieron de manera masiva se encuentran en el cine mexicano de la época de oro, principalmente en cuatro películas que se centran en las clases bajas de la sociedad mexicana de la época.

Estos filmes son: Nosotros los pobres (1948), Ustedes los ricos (1948) y Pepe el Toro (1952) de Ismael Rodríguez junto con Los olvidados (1950) de Luis Buñuel; las cuatro ambientadas en la Ciudad de México.

Los personajes principales de estas películas se volvieron entrañables por sus historias, por su simpatía y carisma pero también por su lenguaje: con el tono cantadito del español chilango, ¡voy, voy!, y con un vocabulario que reborboteaba expresividad: “¡Cómo se conoce que andaba yo encajonado!” (por encarcelado), dice El Jaibo a sus amigos en Los olvidados, además de que se despiden entre ellos con un ¡Ahi nos vicenteamos!

El vocabulario de los personajes de Rodríguez y Buñuel fue el germen de las futuras representaciones del lenguaje popular mexicano. Años después llegarían a la pantalla películas como Lagunilla mi barrio (1980), El mil usos (1981) y El mil usos II (1984), las cuales representaban igualmente a familias chilangas de clase obrera caracterizadas por su lenguaje popular, pícaro y cargado de mucho ingenio.

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La televisión mexicana también se ocupó de llevar a la pantalla personajes que popularizaron el lenguaje coloquial chilango debido a los grandes éxitos de audiencia de telenovelas como: Los ricos también lloran (1979) y Rosa salvaje (1987), ambas protagonizadas por Verónica Castro, quien interpretaba en ambos casos a mujeres provenientes de barrios populares que por azares de la vida llegaban a ambientes de clase alta.

Al retratar los contrastes entre personas de clases altas y de clases bajas, estos melodramas buscaban exagerar los rasgos tanto de un grupo como del otro, llegando a crear estereotipos de ambos, lo cual evidentemente también repercutió en su forma de hablar. Esto llega a su máxima expresión en tres novelas icónicas de los años 90: María Mercedes (1992), Marimar (1994) y María la del Barrio (1996) las tres protagonizadas por Thalía.

María Mercedes conoce a Jorge Luis mientras le limpia el parabrisas en una avenida del D.F., después de que él le regala dinero, ella se despide diciendo: ¡Ahi nos vidrios! Pese al acento costeño de Marimar, su lenguaje es muy parecido al utilizado en el extinto D.F. y qué decir de su perro, Pulgoso, quien le hablaba al espectador y siempre decía: ¡Pa’ su mecha! Por último, no era raro escuchar a María la del Barrio defendiéndose de quienes se burlaban de ella, incluido el propio Luis Fernando, con frases como: ¡Te reirás de ti, pero de mí, naranjas!

Los programas de comedia también han explotado los personajes de origen popular. Durante años, La hora pico (2000-2007) logró que su sketch más famoso fuera estelarizado por dos mujeres con un lenguaje coloquial: Nacaranda y Nacasia. Y más recientemente, los personajes escritos por la comediante Mara Escalante tales como María de Todos los Ángeles, Albertano y Rosa Aurora Santacruz han permeado de manera destacada en la cultura popular mexicana: ¡Pongan música moderna!

En la actualidad, el lenguaje coloquial está presente no solo en los medios de comunicación sino también en las redes sociales pues abundan las imitaciones, parodias o videos chistosos en los que este tipo de lenguaje fluye a borbotones.

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Breve glosario de frases clásicas

Si no conoces varias de estas frases o quieres enriquecer tu repertorio, aquí te presentamos un breve glosario de frases clásicas chilangas que está ¡a todas margaritas!

Para saludar

  • ¿Qué hongo?
  • ¿Qué Pedro Pablo?
  • ¿Quiúbole?
  • ¡Qué milanesas que no bisteces!
  • Pensaba que ya morongas pero todavía víboras

Para despedirse

  • Parto sin dolor
  • Ahi la bestia
  • Luego te viceroy
  • Si tienen tele ahí se ven y si no me ven pues no me extrañen
  • Los deja el barrio fino tururú

Para afirmar

  • Yesenia la gitana
  • Abue…lita mi nescafé sin tanta azúcar porque me pega la diabólica
  • Simona la cacariza / Simona la mona
  • Clarín corneta
  • Clara de huevo
  • Hojas petras
  • Aquí con queso las quesadillas
  • A Willy Wonka, mi bro
  • Agüita de Batman
  • Arre con la que barre
  • Que se arme la rumba
  • ¡Vámonos a Iztapalapa que ahí sí se arma el trompo!
  • Camarón, pulpo y ostión
  • Cámara, pivote y llanta
  • Cámara, rin y pivote, pero si es llanta que rebote
  • ¡Pos pápalo pa’l taco!
  • Ya rugiste
  • Ya estás peinado pa’trás

Para negar

  • Nanai
  • Nel pastel
  • Tejones porque las ardillas ya se acabaron
  • Zacatito pa’l conejo
  • Naranjas chinas

Circunstanciales

  • Pero sin Yolanda, Carmen, que aquí no ha pasado Nancy
  • Felipe y con tenis  
  • Me dio abrigo / Lo voy a abrigar
  • Vaya, vaya, Tacubaya, si no conoce mejor ni vaya
  • Es con Tokio, Honda y Kawasaki
  • Ya te la sábanas paquetes de hilo 
  • Te la sabritas, mi barcel
  • Ando bien Erickson / Ando bien erizo
  • Calmantes montes dijo el saltamontes, mi pequeño Padawan
  • Allá por Bellavista pura gente lista y uno que otro carterista
  • Mochilas para los cuadernos
  • ¿Vas a Querétaro? Porque ya se va el caballo
  • A ver si muy chicles bomba
  • Verdad del osito bimbo
  • Aquí merengues
  • Mejor ábranse como pollos

Temporales y meteorológicas

  • Al ratón vaquero
  • Al ratón le gusta el queso y al perro su hueso
  • Ya estufas por hoy
  • Hace frijol

La construcción de frases es constante y sonante. El español chilango se modifica, nutre y enriquece en cada conversación. Al igual que la Ciudad de México, fluye en un inacabable cambio.

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