El lenguaje es expresividad pura, a través de él podemos compartir las más bellas experiencias, emociones y sensaciones; pero también describir las situaciones más desagradables y grotescas. Hoy te contamos el origen de la palabra guácala y otras expresiones de disgusto.

En español abundan las palabras, frases o exclamaciones para denotar incomodidad ante algo que nos provoca náuseas, asco, o malestares en el estómago y la garganta, como cuando pasamos junto a una coladera abierta, ¡puaj!, o cuando se mezclan los humores en el metro.

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¡Qué asquito!

La palabra asco, según el Diccionario de la lengua española, se define como una “alteración del estómago causada por la repugnancia que se tiene a algo que incita al vómito” y, asimismo, como una “impresión desagradable causada por algo que repugna”.

El origen de esta voz se encuentra en el adjetivo asqueroso, utilizado para designar algo “que causa asco, repulsión moral o física”. Curiosamente, asqueroso proviene del latín tardío eschara, y este del griego eschára, que significa “costra”, como esas que nos salían en las rodillas luego de caernos jugando en el recreo.

Otra acepción interesante y muy utilizada de la palabra asqueroso es para referirnos a alguien que es muy propenso a sentir asco: Juan es muy asqueroso con la carne cruda, no puede ni verla. En este sentido también puede utilizarse la voz asqueable: Ay no, yo no como chapulines, soy muy asqueable con los insectos.

Hablando en términos biológicos, la sensación de asco o de náuseas se presenta en el cuerpo frente a sustancias o alimentos que pudieran representar un peligro de ingestión por estar en malas condiciones o por ser de naturaleza no comestible.

Esta reacción natural se ha abordado en el lenguaje popular en aras de describirla de manera clara y precisa, y como resultado contamos con expresiones muy realistas que realmente despiertan repulsión con tan sólo escucharlas.

Origen de expresiones de disgusto

A lo largo del tiempo, la lengua se ha encargado de dotarnos de cuanta expresión necesitamos para externar que algo nos repugna a tal grado que nos provoca arcadas (“movimiento violento del estómago, anterior o simultáneo al vómito”). Aquí va un breve recuento de algunas de estas expresiones:

1Guácala

Se trata de una interjección que denota desagrado, asco o rechazo: Mamá, no me gusta el brócoli, ¡guácala! El origen de la palabra guácala proviene del quechua, la lengua amerindia que se habla en Perú, Bolivia, Colombia, Argentina y otras zonas del Sudamérica; y significa “asqueroso”.

De acuerdo con algunos registros, guácala se popularizó en el español de México gracias a la Chilindrina, en el programa de televisión El Chavo del Ocho, pues era una palabra que el personaje repetía de manera constante.

Esta voz se ha desdoblado en diversas formas, todas ellas llenas de expresividad, las cuales denotan la intensidad en que algo produce desagrado, por ejemplo, tenemos con guácatela o guácatelas: ¡Me salió una cucaracha en la cocina, ¡guácatelas!.

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Y qué decir de las frases guácatela de pollo o guácatela de perro, las cuales agregan un referente que en ciertas condiciones tiene olores no muy agradables para afianzar la idea de que en verdad se trata de algo muy asqueable o nauseabundo: Encontré una mosca en mi sopa, ¡guácatela de pollo!

Otro desdoblamiento interesante de guácala es aquel en que se logran unir dos ideas prototípicamente opuestas para denotar que dentro del desagrado algo puede llegar a ser atrayente como en: ¿Huevito con catsup? ¡Guácala, qué rico!, tal como se titula una canción del 2007 del grupo de rock mexicano Molotov.

Hablando de “asquerosidades” en los medios de comunicación, también los niños tienen la opción de escuchar un tema sobre el asco y las náuseas, con la pieza titulada “Carmencita Guácala” salida del programa de televisión chileno 31 minutos.

Este tema, que salió al aire en el año 2015, cuenta la historia de una niña a quien no le gusta casi ningún tipo de comida. Por más de un minuto, escucharemos a la pequeña decir una y otra vez: ¡guácalaaaa!

Finalmente, esta palabra también se utiliza en El Salvador, Honduras, Chile y República Dominicana con el mismo sentido que tiene aquí en México.

2Guácara

Esta voz se utiliza como sinónimo de vómito, de náusea, o para designar la acción de vomitar utilizando la frase cantar la guácara: Mi compadre cantó la guácara después de esa última cerveza, ¡qué bárbaro!

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Es interesante notar que, de manera más reciente, se ha incorporado al español de México la frase cantar Oaxaca para referirnos a la misma acción: Víctor cantó Oaxaca en plena boda del jefe, qué pena. Esta frase también es equivalente a otra de corte muy popular como lo es salírsele (o sacarle) la fruta a la piñata, la cual podemos aplicar cuando veamos un familiar haciendo lo propio en la posada navideña. ¡Iugh, iugh!

3Guacarear

Este verbo de corte popular es un mexicanismo cuyo uso no puede faltar en cualquier reunión tranqui con las amigas o los amigos cuando a alguien le empieza a dar la pálida: Ya, María, deja de beber así, no vayas a guacarear. Se utiliza con el sentido de vomitar y también se registra escrito con h: huacarear, según la Academia Mexicana de la Lengua.

La plena adaptación y aceptación de las voces guácala, guácara, guacarear y cantar Oaxaca para expresar asco o la acción de “volver el estómago” está muy relacionada con su carácteronomatopéyico, es decir, con el hecho de que se parecen en sonido a aquello que designan, en este caso al sonido de las arcadas al vomitar, el cual es un sonido gutural, producido con la garganta.

4Fuchi

Al igual que las voces anteriores, esta interjección se emplea para expresar asco, desagrado o rechazo: Este vaso no está bien lavado, ¡fuchi! Si bien el origen de esta palabra no es del todo claro, su uso como adjetivo en países de Centroamérica, sobre todo en El Salvador, atribuye la descalificación a un objeto que es feo o de mala calidad.

En nuestro país fuchi comenzó a utilizarse con más frecuencia en los años ochenta; su incorporación en diálogos de programas de televisión, radio y comerciales propiciaron la difusión y extensión de su uso en diversos registros.

De fuchi se han derivado algunas otras expresiones con ligeros cambios, las cuales denotan aún más disgusto como ¡fúchila! e incluso ¡fúchile! Fuchi también se utiliza en Honduras con este mismo significado.

Además, en español de México también contamos con la frase hacer el fuchi para referirnos a la acción de rechazar o desdeñar a alguien o a algo: Anita le hizo el fuchi a su regalo de cumpleaños, no era lo que ella quería.

Breve glosario de olores

En nuestra cotidianidad estamos expuestos a varios olores que nos generan repulsión y, así mismo, contamos con varias palabras para designarlos, ¿cuántas de ellas conoces?

  • choquiya: el mal olor que despiden los trastes o cubiertos que están mal lavados. Proviene del náhuatl xoquializtli, que significa “apestoso”, “mal oloroso”.
  • chillar la ardilla: para designar el olor desagradable que proviene de las axilas: Hazte para allá, te chilla la ardilla.
  • halitosis: mal aliento de una persona o de un animal.
  • rugir: para designar mal olor corporal en general, es sinónimo de apestar: ¡Te rugen los pies!
  • tufo: olor desagradable que se esparce por el aire o el ambiente: Al caminar por la calle, se siente el tufo de las coladeras destapadas.

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Como hemos visto, no todo son bellas y sublimes palabras o imágenes cuando se trata del lenguaje. Las palabras son tan generosas que nacen y se adaptan para que podamos externar nuestras más íntimas emociones y sensaciones, aunque estas sean de repulsión o de asco o de sentir que algo está “pa’l perro”.