La ortografía es una de las áreas de la gramática más discutidas, más controversiales y de las que más nos hace sufrir en los exámenes de secundaria. Te contamos cómo escribir correctamente dos voces muy utilizadas por los chilangos para que no te agarren en curva.

Buena ortografía = éxito comunicativo

La manera correcta de escribir ciertas palabras siempre es un tema escabroso cuando hacemos nuestros pininos en la escritura, pues a esas alturas de nuestra tierna infancia escribimos “de oído”, es decir, escribimos todo “como suena”. Luego, de forma paulatina, vamos aprendiendo reglas que nos ayudan a saber qué letras debemos usar para conformar cada palabra.

El asunto es que este problemita de no saber o de dudar sobre cómo se escribe una expresión nos persigue hasta la edad adulta. Se nos confunde la s con la z o la b con la v y qué decir de cuando aprendemos una palabra nueva o cuando queremos plasmar en papel una voz que sólo hemos oído pero que nunca hemos visto escrita.

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La buena ortografía se aprende en los salones de clases pero se desarrolla y se afina a lo largo de toda la vida, y no sólo a través de diccionarios, sino también con ayuda de medios escritos como periódicos, revistas, libros; o de herramientas digitales como el corrector de nuestro celular.

La ortografía es el conjunto de reglas o convenciones que rigen la escritura con el fin de tener éxito comunicativo, es decir, la humanidad se ha puesto de acuerdo sobre cómo escribir las palabras para que todos podamos reconocerlas y asegurarnos de que al usarlas nuestro interlocutor entienda lo que queremos decir, ya sea cuando le enviamos un correo electrónico o un mensaje de texto.

La importancia de la ortografía radica en “darnos a entender”. No es lo mismo escribir Voy a coser mis calcetines, es decir, voy a zurcirlos con hilo y aguja, a Voy a cocer mis calcetines, es decir, los voy a hervir (¿tan sucios están?).

¿Vato o bato?

Las palabras coloquiales tienen la particularidad de que en varias ocasiones no poseen una manera fija o estándar de escribirse, este es el caso de bato y vato. Según la Academia Mexicana de la Lengua (AML), estas voces son propias del español de México y ambas son correctas, es decir, pueden escribirse con b o con v, según se elija, dado que ninguna de las dos grafías se ha impuesto por encima de la otra.

De acuerdo con el Diccionario de mexicanismos (AML, 2010), las palabras bato, bata significan “persona”, ya sea en género masculino o en femenino: Ese bato me rompió el corazón; Esa bata iba conmigo en la escuela. El mismo diccionario señala que bato también significa “muchacho, joven”: Pregúntale a ese bato en qué calle estamos; El vato del cumpleaños llegó en moto.

Es interesante notar la definición de bato que nos ofrece el Diccionario de la lengua española, el cual registra el español hablado en toda Iberoamérica, pues es diferente al uso mexicano que vimos más arriba. Este diccionario define la palabra como una voz de género masculino que significa: “Hombre tonto, o rústico y de pocos alcances”.

Para los chilangos un vato/bato es una persona común y corriente, cualquier fulano, como también diríamos los chilangos. Un vato sería para los mexicanos lo mismo que un tío para los españoles: Me encontré a un vato muy raro en el metro; Me encontré a un tío muy raro en el metro.

El origen de las expresiones vato y bato sigue investigándose, algunas fuentes señalan que vato, por ejemplo, se vincula con la palabra chivato que se utiliza en algunos países de América Latina y significa “Dicho de un niño: Vivaz y atrevido, que mezcla ingenio y descaro”; aunque no hay registros contundentes sobre este supuesto origen.

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En México, los primeros registros de vato/bato son de la década de los 80, por ejemplo, en la novela Por vivir en quinto patio de Sealtiel Alatriste de 1985: “Váyase a tomar unos tacos de caguama,bato-garabateó una dirección en una tarjeta y me la entregó-.Aquí va a saber lo que es bueno, ya verá”.

En el ámbito de la música, esta palabra aparece por primera vezen la canción de música ranchera “El bato gacho”, del dueto Las Jilguerillas en 1983, cuya letra dice:

“No te pasees por mi casa ni creas que eres mi querido
Que todos los hocicones aquí se atrancan conmigo
No me presumas tostones ni tampoco de muchacho
Lástima de pantalones, tú eres puro bato gacho”

Esta canción se volvería a lanzar en 1999 en voz de Jenny Rivera, cantante estadounidense de origen mexicano. Y es justo en la frontera donde se registran usos de vato/bato en décadas pasadas para referirse al cholo, es decir, a la “persona de origen mexicano a la que se discrimina por su apariencia, que reside en Estados Unidos o en los estados mexicanos de la frontera norte” (Diccionario del español de México, Colmex, 2010) y quienes se caracterizan por su vestimenta llamativa, como pantalones y camisas muy holgadas.

¿Varo o baro?

Otro par de palabras que suele ponernos en aprietos cuando queremos escribirlo es varo y baro. Al igual que vato/bato, se trata de voces coloquiales, de uso popular en ámbitos no formales: la calle, el patio de la prepa, en los taquitos de canasta de afuerita de la oficina; pero ¿cuál es la buena? ¿Cuál debemos utilizar?

Ambas formas, tanto varo como baro, son correctas según la Academia Mexicana de la Lengua, pues al ser palabras coloquiales no siguen todavía una forma de escritura fija. La AML también señala que baro es la preferida de los hablantes, ya que se utiliza con más frecuencia.

Varo y baro se usan con el significado de “peso, unidad monetaria”: Vi una pantalla de plasma de 30 mil baros, pues ¿qué hace o qué?; y también con el sentido de “dinero”: Quería ir a la playa por mi cumpleaños, pero no hay varo.

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De acuerdo con el lingüista Luis Fernando Lara, el origen de baro se encuentra en el caló, en la lengua que hablan los gitanos de España, Francia, Portugal. Baro en caló gitano significa lo mismo que en el español de México: “dinero”.

De hecho, en español existe una frase en la que se utiliza un derivado de baro, baril, con el sentido de “dinero” y es la frase del caló mexicano: apañar jando baril, que significa “robar mucho dinero”.

Luis Fernando Lara señala que la palabra baro es tan antigua como el caló mismo, lo cual significa que esta voz ha estado viva desde el siglo XVII, cuando los gitanos llegaron de la India a Europa. Una vez ahí, debido a que eran una comunidad marginada y perseguida tuvieron que acomodarse en zonas periféricas de las ciudades, donde empezaron a convivir con malandrines y ladrones. De la convivencia de estos grupos surgió la germanía.

La germanía era la lengua que hablaban aquellos ladrones o rufianes españoles de las clases bajas, la cual estaba formada por palabras del español pero con otros significados. Está germanía también se nutrió de voces del caló, según lo explica Lara. Ese fue el puente de conexión entre el caló y el español, la germanía, y de ahí llegó hasta el español la palabra baro/varo.

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Aprender ortografía es fundamental para lograr éxito comunicativo, pero también para reconocer la riqueza y la profundidad de nuestra lengua, para conocer sus matices con el fin de apropiarnos de ellos y expresar de mejor manera lo que pensamos y sentimos.