medicina tradicional

Fotos: María Monroy e Ilse Huesca.

3 de julio 2021
Por: Colaboradora

De curanderas a brujas: breve mirada a la medicina tradicional

Palticamos con personas que se dedican a la medicina tradicional para presentar una mirada a la diversidad que hay en las calles chilangas.

Chilango conversó con tres personas que se dedican a la medicina tradicional con el objetivo de presentar una breve mirada a la diversidad que hay en las calles chilangas.

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Tiene un tumor en el cerebro. Es incurable, dijeron los doctores. El diagnóstico médico era fatídico para Alejandra, una niña de apenas siete años de edad.

Según la medicina alópata, no había más que esperar a que el cáncer consumiera el resto de células.

“Cuando me dan un diagnóstico tan limitado de vida para ella… una como mamá empieza a buscar opciones”, cuenta Lolis Cuevas.

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En esa búsqueda frenética, la mujer encontró una alternativa fuera de los consultorios. La esperanza estaba en conocimientos heredados de generación en generación, en esa energía que Lolis sintió desde que era niña.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la medicina tradicional es la suma de conocimientos, técnicas y prácticas fundamentadas en teorías, creencias y experiencias propias de diferentes culturas.

Este tipo de medicina —también conocida como complementaria, alternativa, popular, blanda, marginal, no oficial, no ortodoxa y no convencional — se utiliza para mantener la salud, tanto física como mental. 

Así pues, la medicina tradicional se nutre de recetas ancestrales. De tradiciones que se heredan de generación en generación, de saberes que provienen del lejano oriente y de otras que nacen de lo profundo de la tierra mexicana y que no visten de bata blanca.

Los chilangos y chilangas tenemos infinidad de recursos para cuidar nuestros cuerpecitos. 

Se estima que 60% de los mexicanos acude a la medicina tradicional para curar sus males, de acuerdo con la Doctora Claudia Alejandra Ponce de León Hill en  Animal Político

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Autoridades de CDMX han declarado la importancia que tienen los conocimientos de medicina ancestral y hasta ha impulsado propuestas para que todo consultorio médico tenga al menos un médico tradicional. 

La OMS también ha impulsado la integración de la medicina no alópata en los sistemas médicos. 

Actualmente, la oferta de medicina alternativa en CDMX es enorme. Hay opciones para todo tipo de necesidades y creencias. 

Chilango  conversó con tres personas que se dedican a la medicina tradicional con el objetivo de presentar una breve mirada a la diversidad que hay en las calles chilangas.

“Llegaste aquí para eso”

Lolis es precavida cuando describe su trabajo y solo dice que es terapeuta, aunque esa descripción se queda corta.

Tiene precaución porque sabe bien que su profesión no siempre es bien recibida.

“Soy mamá de tres hijas, tengo un marido extraordinario que me apoya, me impulsa y cree absolutamente en su mujer, pero mi mayor satisfacción es lo que hago. Eso es lo que llama a mi alma”, dice en entrevista con  Chilango, en su consultorio, en Coyoacán.

Durante 16 años, Lolis se ha dedicado a sanar; sin embargo, ella percibía cosas —energía— que otras personas no, desde que era niña.

En su infancia, su papá la guío a través de esas sensibilidades; lo que veía sí está ahí, solo que la mayoría de la gente no lo percibe, le decía.

Foto: Ilse Huesca.
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Sin saber, Lolis guardó sus dones hasta que la vida de su hija estaba en peligro. En la búsqueda de alternativas para salvar a Alejandra, Lolis encontró a Anita Arreola, quien se convirtió en su maestra.

“Cuando me recibió me dijo ‘sí se puede, hay maneras de trabajar todas las enfermedades, porque tienen un origen emocional’”, recuerda Lolis. 

La sorpresa y la esperanza crecieron más cuando la maestra le explicó que Lolis sería quien salvaría a Alejandra. “‘Llegaste aquí para eso’, me dijo”.

Desde entonces, Lolis se ha entregado a sanar, a continuar aprendiendo técnicas y, más recientemente, a enseñar a otras personas sobre la medicina tradicional. 

Lolis cura de muchas formas. Hace cirugías energéticas, bioenergética, reiki, angeloterapia, armonizaciones, herbolaria, acomodos y activaciones energéticas, entre otras. 

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“Mi obra más importante es trabajar con todas las áreas de tu ser. No solo eres un cuerpo físico. Eres un cuerpo emocional, un cuerpo mental, también eres energía. Mi habilidad más grande es ayudar a mejorar tu calidad energética, a mover tu energía de una manera más armoniosa y así llegar al equilibrio que tu cuerpo físico requiere”, explica la sanadora.

Lolis considera que parte de su éxito se debe a la comunicación que puede entablar con el ser interior de sus pacientes, lo que le permite percibir qué tiene la persona, más allá de los síntomas que le detallan.

Aunque aún hay gente que no entiende ni cree en su trabajo, el consultorio  de medicina tradicional y sus clases siguen recibiendo pacientes y aprendices.

Lolis asegura que la clave para sanar está en la entrega: “En el total y absoluto deseo de que la persona sane, de que la persona encuentre la dirección, cuál es su propósito”.

¿Y Alejandra? Ahora es una joven que ya cumplió 23 años de edad.

Foto: Ilse Huesca.
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‘Tengo que estar bien preparada”

Cuando llegas a la Casa de Medicina Tradicional “Huehueyolotzin”, en Tlalpan, Mariana te recibe en la puerta con un sahumario negro. Sonríe, te da la bienvenida y pide que separes los brazos en cruz. Te limpia el cuerpo mientras murmura, bajito, palabras que bendicen tu llegada. Después te invita a pasar a su consultorio, donde recibe gente desde 2005.

Mariana es curandera en Ciudad de México. Fue certificada por la extinta Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (SEDEREC), pero reconocida ahora por la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes (SEPI).

“Es muy bonita la medicina tradicional. Yo la heredo de mis abuelas, tanto materna como paterna”, cuenta Mariana, quien viste un huipil con flores rojas y con un rebozo que solo se consigue en Tamazulápam del Espíritu Santo, Oaxaca, y que también usa para curar.

Durante la entrevistaMariana se sienta junto a su altar y cuenta que siempre carga con una bolsita con tabaco que quema para proteger y limpiar los espacios.

Comenta que aunque ella nació en CDMX, sus ancestros son de Veracruz y le enseñaron a curar el empacho, el latido y el susto —los males más comunes— y que también heredó las bases de la herbolaria tradicional.

Foto: María Monroy.
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Sus especialidades, dice, son el masaje curativo y el manteo —que se hace con el rebozo—, pero también hace armonizaciones, cuarzoterapia, radiestesia, entre otras.

Aunque da terapias desde hace 16 años, Mariana De Dios sana desde que tenía nueve años. Su papá tenía gota y ella lo curaba. Además, trataba a sus tías durante los embarazos y ayudaba a las amigas de su mamá, cosa que no le gustaba hacer, “pero (ellas) decían que sí les servía”, recuerda Mariana mientras sube los hombros.

Con casi 51 años de edad y con epilepsia, Mariana ya solo atiende a tres personas al día, porque la cantidad de energía que requiere su trabajo es muchísima; sin embargo, asegura que hubo una época en la que tenía entre seis y ocho pacientes diarios.

Sin embargo, ahora prefiere no excederse y dedicarle todo a cada uno de sus pacientes.

“Una vez —cuenta— di un masaje cuatro horas. Fue muy heavy (duro). Hay gente que viene muy mal y los masajes se vuelven casi como un exorcismo”.

Detalla que su trabajo es difícil y demandante físicamente. Cada que termina un masaje, ella acaba empapada en sudor y jadea ligeramente, pero está segura que esa es su misión.

Foto: María Monroy.
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“Cuando una sana, es nada más un medio, pero yo le pido a todos los elementales que hay en ti. Le pido permiso a tu cuerpo y a tu espíritu. Para que yo te cure, es porque quieres verdaderamente sanar”, explica.

Además, Mariana da cursos de medicina tradicional, “porque si tú transmites, tu conocimiento no va a quedar en vano”. 

Por eso, en una de las esquinas de la habitación donde atiende hay una pila de unos 6 centímetros de alto con diplomas que ha obtenido.

“Me gusta aprender. Creo que si una persona viene con la confianza de que va a salir bien… tengo que estar preparada”, asevera. “Los médicos (alópatas) sí tienen chance de equivocarse. Nosotros no tenemos ese privilegio”.

81 cartas de medicina tradicional

La casa de Gloria Leticia —en la colonia San Pedro Mártir, al sur de CDMX— está cubierta de miles de plantas de especies diferentes. Flores naranjas y amarillas recorren de arriba a abajo los tres pisos y ella atiende a sus pacientes en la parte de abajo.

Gloria tiene como especialidad la lectura de Cartas Tonal, que es una interpretación de los Códices Mexicas.

Este arte se ha quedado un poco perdido en la historia. Actualmente es más famosa la lectura del Tarot o de los ángeles; sin embargo, la técnica que emplea Gloria lleva en nuestra tierra miles de años.

Funciona a partir de 81 cartas —hechas a mano— y un tablero de piel y pintado.

Es un método de predicción con el que se interpreta qué sucede en lo más profundo de la persona que lo consulta, partiendo de enseñanzas de la cultura mexica. 

Foto: María Monroy.
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Las cartas representan a deidades como Tlaloc, Huehuecóyotl, Mayáhuel, Cuilicue, Xochipilli, entre muchos otros más.

Al momento de la sesión de medicina tradicional, la lectura se hace con solo 22 cartas que escoge la persona que hace la consulta.

Luego las cartas se acomodan en el tablero y empieza la lectura.

“De la rana parirás y como serpiente nueva serás. Conocedora de mares y de ríos, tu barca no va a parar hasta que no hagas de tu vida una pirámide más grande que la Pirámide de Teotihuacan”, proclama Gloria. 

El sistema, basado en los códices que dejaron inscritos los mexicas, se lee a partir de metáforas, rezos y poemas. 

Foto: María Monroy.
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Gloria cuenta que aprendió esta rama de la medicina tradicional de un maestro que se encontró en un evento celebrado en 1999, luego de que la entonces joven de 21 años  buscaba conocimiento espiritual.

El aprendizaje de las primeras 38 cartas le tomó tres meses. Esas, dice, fueron las más difíciles. El resto, asegura, fue más fluido.

Al hablar sobre la lectura de Cartas Tonal, la mujer explica que quienes la consultan encuentran “una manera de encontrar su camino”.

“Es muy apapachador porque la gente se siente bien con lo que hago. Lo que busco es que la gente se vaya mejor que como llegó”, agrega.

Cuando habla sobre el futuro pero sin consultar las cartas, Gloria confiesa que le preocupa que la tradición de la lectura de las Cartas Tonal se pierda.

El maestro que la enseñó a hacerlo falleció en 2002 y su sobrino no quiere enseñar a otras personas. “Es una responsabilidad enseñar, porque no sé cómo lo van a usar”, admite.

Asegura que esta técnica representa un poder muy grande porque, le dice a la gente qué es lo que debe esperar de su vida.

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