Desde abril pasado, los estudiantes cambiaron los pupitres por un rincón en la sala. Los maestros fueron remplazados por la computadora o la televisión. Preocupados por la educación de sus hijos, padres y madres han optado por improvisar aulas en casa para que sus hijos tomen clases particulares, pero ¿qué tan buena idea es esta opción?

Previo al ciclo escolar 2020-2021, que inicia con clases a distancia este 24 de agosto, Ruth Pérez mandó a construir un baño en el patio de su casa y habilitó una recamara como salón de clases. Ahí, a partir de este lunes, su hijo y otros tres niños tomarán clases para cursar el quinto grado de primaria.

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Ruth desconoce si las clases particulares son la mejor opción educativa; sin embargo, se organizó con otros padres de familia para que sus hijos puedan tener clases presenciales, pues señala que los niños “están hartos de estar solos en casa, sin moverse y sin hacer actividad física, pero sobre todo, están hartos de no ver a sus amigos”.

Ximena García es otra madre de familia que buscó alternativas educativas para sus dos hijos. Al mayor, de sexto de primaria, lo llevará a la casa de un compañero, donde también habilitaron un espacio en el patio como salón de clases. A su hija de 8 años la llevará a la casa de una familia, donde tomará clases con otros tres niños, de diferentes edades y los menores serán quienes decidan qué quieren aprender cada día, con apoyo de maestros particulares.

Aunque considera que las clases particulares para sus dos hijos serán temporales en lo que los niños pueden regresar a las aulas, Ximena argumenta que la enseñanza en casa ayudará principalmente a que los niños no se retrasen en su desarrollo cognitivo.

“La cuestión está en que no podemos perder tiempo. Tengo la posibilidad de que la educación sea acreditada por una escuela norteamericana, pero, por ahora, solo pienso en el bienestar de ellos, que no estén encerrados frente al televisor, sino con sus amigos”, comenta.

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Pros y contras de las clases particulares

Foto: Cuartoscuro.

No todo es miel sobre hojuelas con este modelo educativo improvisado por los padres, pues tiene sus pros y sus contras. 

Para algunos papás y mamás, la parte positiva es económica. Antes de la pandemia, Ruth gastaba 6 mil pesos mensuales en colegiaturas, mientras que con las clases particulares pagará 4 mil 800 pesos. A cambio, su hijo tomará talleres de música, inglés, dibujo y ju jitsu.

Ximena coincide en que esta alterntativa le permitirá reducir gastos, aún cuando tendrá que desembolsar 16 mil pesos al mes por las clases de sus dos hijos.

Sin embargo, el principal problema de las clases particulares en casa es que no tienen validez o certificación por parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Chilango contactó a personal de la SEP para saber si hay algún acuerdo que valide las clases particulares y respondieron que: “La única validez oficial que se tendrá para el próximo ciclo escolar será el seguimiento de los alumnos del programa Aprende en Casa II (que se transmitirá por canales de televisión), hasta que regresen a clases presenciales”.

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¿Qué opinan los especialistas?

La pedagoga Lucía López Domínguez señala que este modelo es conocido como “escuela sombrilla y consiste en cursar, de forma particular, los planes de estudio, y luego certificarse bajo acuerdo con las instituciones educativas de cada gobierno, en este caso, bajo consenso de la SEP. Si la Secretaría no autoriza la validación de materias, entonces no es conveniente, pero sí se puede acreditar en el extranjero”.

Otro de los problemas de las clases particulares es que no son una opción para todos, debido al costo que representa esa opción educativa. “El ingreso de los mexicanos es menor y eso se ve reflejado en las ofertas educativas que tenemos, donde las escuelas físicas son necesarias. Actualmente este modelo ‘sombrilla’ solo lo usan las familias con altos ingresos y no aquellos con bajos recursos, quienes finalmente son el grueso de la población”, señala la pedagoga.

La psicóloga y psiquiatra Alondra Jiménez Santos está a favor de implementar escuelas en casa por la nueva normalidad y asegura que se trata de una excelente alternativa para reanudar la socialización temprana, es decir, que los menores de 15 años puedan seguir desarrollando habilidades sociales y emocionales, como la empatía por los demás y el trabajo en equipo.

De acuerdo con la especialista, las clases particulares también ayudan a reducir los trastornos mentales, el bullying y situaciones incómodas que padecen los niños en grupos numerosos.

Aunque las clases particulares se han convertido en una alternativa para algunos padres de familia, que cuentan con los recursos suficientes para contratar maestros, esta opción está lejos de resolver el problema al que se enfrentarán la mayoría de alumnos a partir de este lunes 24 de agosto, cuando comiencen a tomar clases a distancia.

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