¿Qué le pasa al ahuehuete? ¿Es verdad que se está secando? ¿Hay manera de salvarlo? Platicamos con un experto en árboles y esto fue lo que nos contó.

Desde el pasado 5 de junio, un árbol originario de México que se caracteriza por ser muy longevo y puede llegar a medir hasta 40 metros de altura, llegó a la ex Glorieta de La Palma.

Sin embargo, desde hace unos días la ciudadanía ha notado que el árbol cambió el color de su follaje.

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“Es una reacción bioquímica, es una adaptación al estrés fisiológico que tiene el árbol por la deshidratación. Fue fuerte por el viaje, a pesar de que estuvo unos días en el Vivero de la CDMX, pues de todos modos las hojas se dañaron. Entonces, el árbol genera hojas nuevas porque las otras ya no le van a funcionar”, explicó a Chilango el arborista Edgar Ojeda.

De acuerdo con el especialista, este cambio de coloración sí tiene que ver con la adaptación del ejemplar de 20 años, sin embargo, esto va demasiado rápido.

En un periodo normal, este proceso de cambio de color sería progresivo y tardaría entre un mes o dos meses, debido a que se trata de un árbol que creció en un vivero y no fue un trasplante.

Cuando un árbol se encuentra en un desequilibrio hídrico, se desprende de las hojas para no tener problemas en otros tejidos, como ramas, tronco o raíz, es decir, su prioridad es no deshidratarse más.

“El árbol está sano en términos de que no tiene plagas o enfermedades, pero pues sí está débil por esta pérdida de agua que ha tenido”, señaló.

El también fundador del Instituto Latinoamericano de Arboricultura, indicó que aunque se riega cada 24 horas si es necesario, la forma de hidratarlo no es la correcta.

“El riego con la pipa lo que hace es aventar el chorro de agua y casi inmediatamente comienza a escurrir. No entra al cepellón a todo lo que es el volumen de raíces. Regar con pipas no es lo adecuado. Regar con pipas es muy superficial”, indicó.

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Al dar más detalles sobre lo qué le pasa al ahuehuete, Ojeda refirió que el sistema de riego ideal para este árbol es por goteo, tal cual lo tenía en el vivero donde se desarrolló.

Se trata de una pequeña bomba que coloca y envía el agua por mangueras y tienen unas estructuras por las que salen las gotitas reguladas por el tiempo que determines.

De esta manera se riega toda la zona y no forma charcos superficiales.

El sistema por gota, tendría que aplicarse por un periodo de por lo menos uno o dos años, mientras se evalúa cómo va el crecimiento de las raíces hacía los lados.

Después se recorrería el sistema para motivar el incremento de raíces a lo largo de todo el perímetro del follaje.

Ya sabemos qué le pasa al ahuehuete, pero ¿cómo podemos ayudarle?

El especialista en árboles explica que para echarle la mano al ahuehuete en este periodo de “shock” en el que se encuentra, es importante aplicar el sistema de riego adecuado de manera urgente.

También, aplicarle unas dosis de aminoácidos agrícolas que lo ayuden a romper la conmoción y así pueda volver a construir tejidos sin necesidad de que pierda energía.

De tomar en cuenta estas recomendaciones, las mejoras en el ahuehuete podrían notarse en un mes o máximo dos meses.

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“La época de lluvias lo va a ayudar mucho. El agua de lluvia es distinta a la de riego. El agua de lluvia extrae mucho nitrógeno, esa agua es muy buena y además la húmedad atmosférica. Si hay alta humedad atmosférica, no pierde tanta húmedad el árbol”, aseguró Ojeda.

Otro aspecto que se debe tener es que las personas no suban a la glorieta.

Al pisar la zona, la tierra se compacta y rompe las raíces absorbentes que son muy finas.

“He visto que mucha gente sube y lo abraza y todo eso, y pues realmente sí lo daña. Se puede poner una tarima que esté suspendida sobre el cepellón en una sola dirección para que por ahí pueda subir a abrazarlo o tener contacto con él, que también es importante para crear los vínculos de la ciudadanía con el árbol”, finalizó su explicación sobre lo qué le pasa al ahuehuete.

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