El pasado 3 de mayo de 2021, la Ciudad de México presenció una de las peores tragedias de sus últimos años: Una trabe de la Línea 12 del Metro colapsó a la altura de la estación Olivos, mientras los trenes circulaban sobre ella. Como consecuencia del incidente, 26 personas murieron y varias decenas más resultaron heridas.

Ese accidente cambió la vida de cientos de familias que han tenido que lidiar con dificultades para transportarse, un problema que repercute en su calidad de vida y en su economía. Aquí te compartimos algunos testimonios al respecto.

Así ha sido el oriente chilango sin la Línea 12 del Metro

Yunuen ha vivido en Tláhuac toda su vida. Desde hace varios años, se traslada de la zona de Tulyehualco hasta la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM, donde actualmente cursa la licenciatura. “Esto nos cambió la vida por completo”, asegura. “Ya nos habíamos acostumbrado a movernos en el Metro; era muy sencillo, rápido y seguro. Ahora ha sido todo muy difícil”.

Tal como nos comparte la joven estudiante, al principio no resintió el cierre de la ‘línea dorada’, ya que el confinamiento por la pandemia trasladó todas sus actividades académicas a la virtualidad. Sin embargo, ante el regreso paulatino a las aulas, ha visto cómo sus tiempos de traslado se han duplicado, así como los costos del pasaje.

“Yo usaba el Metro para ir a la escuela, me hacía hora y media hasta la FES Iztacala. Ahora nada más voy un par de días, pero la verdad es muchísimo más tardado y más costoso. De ida salgo a las 4:30 de la mañana y me hago dos horas y media; pero de regreso siempre me hago tres o cuatro horas, dependiendo del tráfico”.

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Así como Yunuen, cientos de personas al oriente de la CDMX han tenido que adaptarse a los nuevos tiempos de traslado para llegar a sus centros de trabajo o escuelas. Y al igual que se han disparado las horas de traslado, también incrementó la inversión económica para el transporte.

“Para ir a la universidad tomaba unas combis a la estación Tláhuac y desde ahí me trasladaba en Metro. Ahora esas mismas combis llegan a Taxqueña y cobran 18 pesos; así que si antes me gastaba de pasaje como 40 pesos a lo mucho, hoy en día tengo que invertir como 70 pesos al día”, señala la joven.

Rutas emergentes para cubrir la Línea 12

Como respuesta al cierre total de la línea dorada, las autoridades implementaron el servicio emergente de RTP para cubrir la ruta de las estaciones. Tiene un costo de 5 pesos y pasa con bastante frecuencia, según nos comparten habitantes de la zona; sin embargo, el tráfico en la Avenida Tláhuac impide que esta ruta pueda igualar los tiempos del Metro.

“En función de la demanda están muy bien, puedes encontrar uno cada cinco minutos; pero eso también es contraproducente, porque la Avenida Tláhuac está muy saturada y ya no hay buena fluidez.

Antes me hacía como 30 minutos desde mi casa hasta Zapata, pero ahora siempre hago más de una hora y veinte. Y a eso todavía le tengo que sumar otra hora para llegar a mi trabajo”, cuenta Miguel.

Desde Nopalera se traslada todos los días hasta la Magdalena Contreras, donde trabaja como profesor de Matemáticas.

Para disminuir sus tiempos de traslado creó un grupo de WhatsApp con vecinxs de la zona, donde comparten la llegada de los RTP que cubren la ruta a Metro Universidad. “Pasan con muy poca frecuencia, así que escribimos si alguien ve alguna unidad para que ya sepamos cuándo y dónde esperarlo”.

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Además del servicio de RTP, hace algunos meses se implementó el servicio de Metrobús, cuyas rutas a Atlalilco y Coyuya trabajan de forma gratuita. Asimismo, la Línea 7 del Trolebús amplió su servicio de Ciudad Universitaria a Tláhuac para subsanar el cierre del Metro.

A pesar de que existen muchas opciones para moverse por el oriente chilango, todavía resultan insuficientes para disminuir los tiempos de traslado. “Me paro a las 4 am para llegar al trabajo a las 7, pero cada vez empieza más temprano el tráfico. Cuando voy de regreso, no importa la ruta, siempre hago mínimo tres horas”, asevera Miguel.

Renunciar o mudarse: Las opciones sin la “línea dorada”  

Ante este escenario, las personas con posibilidades de mudarse han decidido salir de su domicilio para comenzar a rentar en viviendas más cercanas a sus lugares de trabajo.

“Esto afecta a casi a todas las personas que conozco”, señala Angélica, quien atiende una tienda de abarrotes cerca de Tláhuac. “Tengo amistades que se fueron a vivir cerca de Ciudad Universitaria, porque ya les costaba mucho trabajo llegar allá. Me da mucha pena que se vayan, pero la gente ya llega acá muy cansada”.

Los problemas de movilidad se vuelven cada día más graves con el regreso a la actividad presencial en trabajos y escuelas.

“Yo preferiría que todo siguiera en línea. Cuando voy a la escuela, a veces solo duermo dos horas; además, regreso muy cansada, adolorida, fastidiada, sintiéndome muy mal. Se supone que pronto empezaré mi servicio social y, cuando eso pase, tendré que mudarme más cerca de allá”, agrega Yunuen.

Algunos habitantes han tenido que renunciar a su trabajo, o bien, están en búsqueda de un empleo más cercano a sus domicilios.

“En la noche llego a mi casa y todavía tengo que terminar mis pendientes del trabajo, así que debo elegir entre llegar temprano al día siguiente o estar descansado. Por eso he pensado mucho en mudarme de casa, o ya de plano, cambiarme de trabajo”, señala Miguel.

¿Cuándo reabrirá la Línea 12?

En octubre pasado, autoridades llegaron al acuerdo de rehabilitar la Línea 12 del Metro. El secretario de Obras de la CDMX, Jesús Esteva, señaló que los trabajos de reparación ya comenzaron y que la línea volverá a dar servicio para finales de 2022.

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