Cantina La Cazita-
Ideal para enredarte con la jefiza saliendo de la chamba, o, en tu hora
de comida. El aroma de la cocina inunda el ambiente alborotando el paladar.
Sirven botanas de tres tiempos (una por copa): tostadas de cebiche,
pescadillas, panuchos, birria o cerdo en verdolagas entre otros. A la carta hay
tacos de camarón o arrachera, sopa verde de mariscos, jugo de carne, filete de
pescado en alcaparras o vacio a las brasas. La concurrencia va del ejecutivo al
oficinista sin caer en club de Tobi. Es de las mejores opciones para ver el fut
a lo machín.

El Gran León de Oro– Esta cantina-restorán reúne todas las
virtudes imaginables: botanas como los escamoles a la mantequilla, o los
célebres tacos Villaleón con cecina, longaniza y chicharrón seco. De plato
fuerte: cabrito al horno o costillitas de cerdo a la BBQ; y si traes antojo de
marisco y vas en grupo, la cazuela ibérica con mejillones, camarones y surimi,
es una excelente opción. Eso sí, los precios no son los más generosos, así
echar el drink con la jefiza es lo mejor que puedes hacer…después de unos
tragos no dudes que ellos inviten la borrachera.

Cantina Centenario Vigilado por una enorme cabeza de toro y
ante un viejo cartel de Manuel Rodríguez Manolete, este lugar emana la vibra de
una acogedora taberna de provincia. El staff de meseros bien podría pasar por
un grupo de forcados y algunos comensales te recordarán al desperado del viejo oeste. Pero lo mero bueno son las tortas
(huevo, milanesa, chorizo, jamón, etc.), las tapas, la tortilla española y muy
especialmente la orden de pierna. El punto es que es un spot preferido de
oficinistas que van a levantar el tarro para dejar los problemas laborales
atrás, y darle la bienvenida a la bebedera.

Cervecería de Barrio– Llama la atención en la glorieta de
los Cibles porque está justo en una cuchilla con ventanas hacia todos lados. Se
ve un desbordarse de gente en pleno cheleo; de lejos es atractivo, pero para
entrar hay que llevar tiempo y paciencia para esperar mesa. El ambiente y la
decoración le tira a la condechi aunque está en los linderos de la Roma. Hay
que ir con presupuesto para comer porque de pronto el aroma de las empanadas,
lasagna de mariscos, hamburguesa de atún, abre el apetito.

El Desván– Por que para beber, comer y endulzarle el oído el
jefe, todo se vale. Pero aquí lo que definitivamente vale la pena es la comida.
Tienes 4 tiempos los cuales están muy bien servidos, tiene muy buen sazón y son muy variados. Ya para cuando
llegas al tiempo 3 estás llenísimo. Pero vale la pena hacer el esfuerzo y
llegar al 4to, porque ahí es donde se pone bueno: t-bone, arrachera, camarones,
pescados, mojarra y una variedad como de 20 platillos. Para poder tener acceso a este menú
"gratis" tienes que pedir 4 copas, o
si no quieres beber tanto, el menú cuesta 99 pesos.