La vida chilanga en Semana Santa no sería la misma sin las curiosidades del viacrucis en Iztapalapa. Independientemente de sus valores religioso y cultural, la representación de la pasión de Cristo permite apreciar situaciones peculiares que convierten al habitante de la CDMX en un ser irrepetible e inigualable.

Las curiosidades del viacrucis en Iztapalapa

Si eres de los que lo ha presenciado en vivo, o bien ha seguido la cobertura informativa de diversos medios televisivos, habrás visto o escuchado detalles que te brincaron de buenas a primeras, detalles que no pensarías pueden observarse en eventos que invocan el respeto solemne. Aquí unos cuantos casos para que te des una idea.

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Y ni te quejes, mijito

Cuando el hambre es canija y el bolsillo es escaso, asistentes que acuden en familia, especialmente con bendiciones, se van bien preparados con un recipiente enorme repleto de hartos huevos cocidos para calmar la tripa. De esta manera no se gasta en antojitos o garnachas que pueden ofertarse. ¡Ah!, el refresco de dos litros tampoco falta.

¿Qué fue lo que dijo?

Fácil es criticar a quien se para en un escenario, tarima o calle para actuar y se equivoca en sus líneas. Y es que los nervios son traicioneros, mayor aun cuando tiene todas las miradas del público encima. Por eso es que sufre lapsus de mala memoria, se le olvida todo y tiene que improvisar sus diálogos. A Jesús le cambian de nombre, a María le inventan chismes con Judas y a Pilatos lo acusan de vender a Judas.

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No, pos mejor me río

Como hilo del punto anterior, nunca falta el soldado romano azotador que se descontrola en sus emociones al golpear a Jesús o a otro personaje. Al percatarse del dolor que provoca en asistentes por pasarse de lanza, recurre al rápido remedio de carcajearse porque siente la mala vibra hacia su persona. Improvisar reacciones también es distintivo de las curiosidades del viacrucis en Iztapalapa.

Cuando pega macizo el sol

La sed es la sed, pero tratándose de la peligrosa solamente una chela bien helada la sacia. La bronca es que no puedes andar por el viacrucis con tu caguama en mano así como así. ¿Qué haces? Ah, pues te las ingenias, salvo que tu cerebro haya sido afectado por el calor y se te ocurra la peor solución que han tenido varios asistentes: vaciarla en un vaso de café con tapa que cargan durante el recorrido con la creencia de que se mantendrá fría.

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Llévelo, llévelo

Con sigilo, de manera discreta, se aparece un vendedor que no quiere dejar pasar la oportunidad de rematarte algún artículo relacionado al evento. Desde una gorra con un logo de corona de espinas hasta Jesucristos de plástico, el comerciante (no precisamente legal) hace su luchita para que le compres.

Seguro que tú tienes un aporte más a la lista de curiosidades del viacrucis en Iztapalapa. Ráscale a tus recuerdos y comparte el que te haya resultado increíble de presenciar durante la representación de la pasión de Cristo.

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