Coaching, brujas, agua bendita, planteles de primer nivel, mudanza de estadio, mantas con leyendas de protesta. Club y aficionados han recurrido a cualquier tipo de solución para poner fin a una historia capitalina enmarcada por la costumbre de la derrota. Tristeza y llanto lidian temporada tras temporada contra la resignación; se vuelve a perder con la convicción de que el siguiente año es el bueno. Así, el fracaso del Cruz Azul se ha instalado entre los chilangos como un tema obligado para hablar sobre la desgracia y la ilusión.

Una triste historia: el fracaso del Cruz Azul

Fue en 1980 cuando la Máquina dio la vuelta olímpica por última vez en la Ciudad de México tras ganarle la final a Tigres con global de 4-3. Desde entonces no ha vuelto a celebrar un título de liga como local en alguno de los dos escenarios capitalinos que han sido su casa (Estadio Azteca y Estadio Azul). El equipo cumple 39 años sin alzar el trofeo de campeón liguero en territorio chilango.

Ya lo hizo fuera de su hogar, aunque solamente una vez, y eso ocurrió en 1997 frente al León en el Nou Camp. Son casi 22 años sin darle la alegría de otra coronación a su afición en patio propio o ajeno en torneos cortos, modalidad de competencia que le ha dado seis subcampeonatos como premio de consolación.

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A diferencia de América y Pumas, clubes que sí han podido ser monarcas de torneos cortos en Santa Úrsula y el Pedregal respectivamente, Cruz Azul se estanca como el representante futbolero de la ciudad que no sabe lo que es ser campeón en CDMX. Pero sus aficionados siguen de pie a su lado con la esperanza de que algún día sentirán lo mismo que han sentido los que ganan partidos decisivos.

Han aguantado todo, absolutamente todo con el fracaso del Cruz Azul. A tal grado ha llegado su amor celeste que les ha costado lágrimas por las caídas, depresiones por ser el ya merito y burlas que los han hecho inmunes al agravio. Si el dolor es parámetro de lealtad, los cruzazulinos son demasiado leales. No claudican ni renuncian a sus colores, así se vean castigados para cantar victoria.

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Con un solo campeonato de liga desde 1980, mientras se prepara otra vez para afrontar su historia, la Máquina se erige como un personaje deportivo chilango que se cuenta con la tristeza del resultado en la cancha, no así en las tribunas, cuyo valor es la preservación de la ilusión de que el próximo año es el bueno.

¿A qué se deberá el fracaso del Cruz Azul? Grandes planteles ha tenido, buenos entrenadores han pasado por su banquillo y posee afición fiel. ¿Acaso será psicológico lo que bloquea a quien se viste de celeste en el campo?

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