Las fiestas por Zoom son una alternativa para que los niños y adultos salgan de la rutina de la pandemia y una oportunidad para los salones de fiesta que llevan más de seis meses sin actividades.

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Por primera vez en seis meses, Jimena está jugando con todos sus amigos de la primaria. Son las 12:30 horas del viernes 25 de septiembre y están en una fiesta de cumpleaños, pero ninguno está junto al otro. Cada uno de los niños está en su casa, atento a las instrucciones que da el animador.

“Los Alegrines piden… ¡un cubrebocas!”, dice el animador. Jimena salta. Corre. Busca. Pide ayuda a sus papás. Entre más rápido encuentre un tapabocas, mejor. 

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En la pantalla de la computadora se observa a los demás niños haciendo lo mismo. Todos tienen prisa por encontrar el objeto y presentarlo ante la cámara para ganar el juego.

Los gritos y las risas se calman. Un niño ya se llevó el premio y es hora de cambiar de juego. Ahora hay que escuchar una canción infantil durante unos segundos y adivinar el nombre de la rola.

El último juego de la tarde es imitar lo mejor posible el grito de “fieeerro viejo que veeendan”. Jimena no participa en esta ocasión. Es tímida y prefiere reírse cada que escucha a sus amigos imitando el popular grito.

Tras 20 minutos de actividades, risas, gritos y diversión la fiesta se acabo. A Jimena ya le cantaron ‘Las mañanitas’ y le entregaron sus regalos. Además de las felicitaciones, algunos de sus amigos le hicieron dibujos y se los mostraron a través de la pantalla.

El cumpleaños siete de Jimena será recordado como una de las fiestas por Zoom que se hicieron durante la pandemia por covid-19, que lleva casi ocho meses en México.

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Sandra, madre de Jimena, explica que su hija solo tenía un deseo para su cumpleaños: que le llevaran un pastel a su escuela y así festejar con todos sus amigos, pero la pandemia no permitió que la niña celebrara como quería. Sin embargo, su mamá no se conformó y decidió organizarle una fiesta virtual.

“Su cumpleaños no pasó desapercibido. No fue de ‘chin, ya no se pudo tu pastel en tu salón, ya ni modo’, sino que hubo algo. Estuvo padre”, dice Sandra.

Organizar la fiesta virtual fue sencillo. Minutos antes de terminar las clases, la maestra de Jimena le dijo a sus alumnos: “es hora de irnos, les voy a mandar un enlace y tienen que entrar”.

Los niños no sabían qué iba a pasar pero se conectaron a la videollamada y en ese momento comenzó la fiesta. “Hasta la maestra se conectó”, detalla Sandra.

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Fiestas por Zoom: una alternativa para organizadores de eventos

Para la fiesta de su hija, Sandra contrató los servicios de Laberinto Mágico, un salón de fiestas que cambió su forma de trabajar para poder sobrevivir a la pandemia.

Al principio, los propietarios de Laberinto Mágico organizaban shows virtuales gratuitos y vendían artículos de cerámica para que los niños pudieran pintar y adornarlos como quisieran.

En cuanto se percataron que la pandemia y el cierre de actividades se prolongaría más tiempo del previsto, los dueños y el personal de Laberinto Mágico comenzaron con las fiestas por Zoom, pero antes tuvieron que aprender cómo hacerlas desde cero, es decir, empezaron por aprender a hacer transmisiones en línea.

“Nos dimos cuenta que no podíamos depender del fin de la pandemia, que teníamos que cambiar nuestro modelo de negocio o estábamos destinados a morir. Vi cerrar muchos salones infantiles”, explica Berenice, directora de Laberinto Mágico. 

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En sus primeras transmisiones, los animadores se disfrazaban de un personaje e interactuaban con los niños en las videollamadas, pero no tuvieron el éxito esperado.

Luego de varios intentos, los shows comenzaron a evolucionar y actualmente tienen seis tipos de fiestas virtuales para niños: desde las básicas, como la de Jimena, hasta unas más elaboradas, que incluyen kits de cocina, de campamento, pastel y una piñata para cada invitado. Todo se manda a domicilio para que los niños tengan todo para interactuar en las fiestas por Zoom.

Hasta ahora, Laberinto Mágico ha realizado 120 fiestas virtuales. “Los niños quieren brincar, bailar, correr, emocionarse. Ya no quieren estar sentados frente a una computadora, quieren juegos en los que puedan ganarle a sus amigos, jugar todos al mismo tiempo”, explica Berenice.

Con la incertidumbre sobre cuándo acabará la pandemia por covid-19, Berenice asegura que deberán seguir mejorando su modelo de fiestas virtuales, pues, dice, aunque la CDMX llegue al color verde del semáforo epidemiológico será muy complicado que la vida sea igual que antes de la crisis sanitaria.

Para los niños, dice la organizadora, las risas y la diversión de las fiestas por Zoom aún no se compara con la convivencia diaria, pero es una forma de sacarlos de la rutina.