Todo chilango experto sabe que el Audiorama siempre es un buen plan: suele estar vacío, acompañado de una música apenas perceptible y está alejado del caos que el castillo, el lago y el zoológico padecen. Pero lo que solo unos cuantos saben es que este espacio guarda también una increíble leyenda del Bosque de Chapultepec.

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Si tú, al igual que nosotros, amaste el especial de Navidad de Sabrina y ya no puedes esperar su segunda temporada, entonces seguro sabes que toda cueva puede esconder un camino secreto al mismísimo inframundo. Pues esta es precisamente la premisa de la que es quizá la más antigua leyenda del Bosque de Chapultepec.

Para entender cómo surgió este mito, lo primero que debes saber es que el Cerro del Chapulín siempre ha sido un lugar favorito por los habitantes del Valle de México desde tiempos prehispánicos. De hecho, se le conocía como la “Esmeralda del Anáhuac” y era, para muchos pueblos, un espacio sagrado en el que la naturaleza honraba a los pobladores con toda su riqueza.

Dentro de este inmenso paisaje, los mexicas creían que se encontraba Cincalco, un portal que llevaba directo al Mictlán. Según la leyenda del Bosque de Chapultepec, fue en él, durante el año 7 Conejo (1162), donde Huémac, último gobernante tolteca, se quitó la vida o, al menos, entró para no salir jamás, después de sufrir la decadencia y la ruina su pueblo.

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La entrada al inframundo está en el Audiorama, según la leyenda del Bosque de Chapultepec

Durante uno de sus retiros, Huémac, quien gobernaba en Tula, se encontró con los tlaloque, unas criaturas que eran los ayudantes de Tláloc. Tanto el primero como los segundos eran asiduos y hábiles practicantes del juego de pelota, así que, sin nada que hacer por la tarde, se animaron a echar una cascarita. Claro que como toda buena reta, la apuesta iba implícita y en este caso fueron cuentas de jade y plumas de quetzal lo que Huemac pidió.

Sin embargo, acorde a la leyenda del Bosque de Chapultepec, cuando este ganó y llegó la hora de hacer cuentas, los tlaloque, al fin criaturas de la lluvia y protectores de los frutos de la tierra, le ofrecieron al rey tolteca lo que consideraban un premio más valioso: mazorcas verdes por las piedras de jade y hojas verdes también, de maíz, por las plumas de quetzal.

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El gobernante tolteca —seguro con miedo a quedar como estúpida— les dijo que muchas gracias, pero prefería la recompensa prevista en la apuesta: jade legítimo y auténticas plumas de quetzal, ambas monedas de cambio. Lo que Huémac no sabía y los tlaloque sí era que una sequía pronto caería sobre su señorío, causando hambruna, peleas, traición y muerte —básicamente cualquier capítulo de GoT—.

Avergonzado y destruido emocionalmente por las vidas de todos sus súbditos, Huémac buscó refugio en el famoso Cerro del Chapulín y dió origen a la leyenda del Bosque de Chapultepec. Aquí, encontró el camino al noveno y último mundo subterráneo en la cueva de Xico, también conocida como el “ombligo del universo”. Aquí, algunos dicen que el señor tolteca se mató y accedió directamente al Mictlán. Otros en cambio, juran que hizo de esta su hogar por siglos y la nombró Cincalco, que significa templo del maíz divinizado.

La leyenda del Bosque de Chapultepec no murió con Huémac

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La historia de un pueblo destruido al punto que se levanta contra su propio tlatoani es una recurrente en la mitología azteca. De hecho, uno de los casos más famosos es el de Quetzalcoatl y por sus paralelismos, muchos han pensado en Huémac como una reencarnación o incluso la inspiración de este dios.

Muchos historiadores incluso aseguran que fue esta leyenda del Bosque de Chapultepec la que hizo que en 1519, cuando Moctezuma II buscará escapar de los españoles, tlaxcaltecas y hasta de su propio pueblo, el emperador intara huir por la misma gruta, como Huémac. Sin embargo, acorde a lo dicho por Moctezuma, este se le apareció y le impidió cruzar por la cueva pues primero debía enfrentar a su destino.

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Descubre la leyenda del Bosque de Chapultepec y más secretos del gran parque chilango

En 1974, el antropólogo Gutierre Tibón encontró el acceso bajo una losa. Lo acompañaba el administrador del bosque, Enrique Wiechers. “Echamos en el acceso papel encendido y vimos la entrada a una galería que se interna en el cerro. Dos de los más viejos jardineros del bosque afirman haber pasado hace años por la galería y haber llegado a una cueva que se interna debajo de la cúspide del cerro”.

Tan solo dos años antes, Salvador Novo había inaugurado nuestro querido Audiorama. Ubicado a espaldas de la Tribuna Monumental, este rincón alberga alberga el conocido pasaje al Mictlán, el reino de los muertos. Pero aquí donde llegó Moctezuma hace 500 años para esconderse de los hombres barbados, ahora lo chilangos se esconden del caos cotidiano.

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Si aún no lo visitas, déjanos decirte que te estás perdiendo de una verdadera joyita chilanga. Aunque no es posible entrar a la cueva, te recomendamos seguir al Audiorama en redes sociales para que estés al pendiente de las diferentes activaciones que hacen. ¿Te dio miedo o te harás el valiente?

Dónde: Audiorama (Paseo de la Reforma S/N, Col. San Miguel Chapultepec I Sección)

Cuándo: martes a domingo de 09:00 a 16:00

Cuánto: entrada libre

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